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SUMARIO.--Temblor del año treinta y sus extragos.—Por qué más matrimonios que nacimientos.-El Doctor Rojas y Amaza.-Pozo y Silva.— Visita episcopal del Iltmo. señor Bravo de Rivera.-Disposiciones importantes del señor Alday.-Harmonía con la autoridad civil.-Recomendaciones que dan á conocer el carácter y mérito del señor Pozo.

I

En el mismo año, y dos meses antes de haber el se. nor Pozo y Silva (del que nos vamos á ocupar), recibido la parroquia, la bahía de Valparaíso sufrió uno de esos naturales y tristes acontecimientos que destruyen los trabajos de muchos años, y hacen comprender á los hombres que sólo las obras de Dios permanecen, y que nada son, ni de nada sirven los proyectos humanos delante de la Providencia de Aquél Sér, que respicit terram et facit eam tremere.

En mil setecientos treinta, un fuerte terremoto, que

se hizo sentir en todo el país, unido á la salida de mar en este puerto, destruyó la mayor parte de la población. Tres fueron los remezones ó sacudidas del 8 de Junio de 1730: á la una, y á las cuatro de la mañana; y á las doce ó una P. M. En una de estas fuerte sacudidas, salió el mar, y á su entrada arrastró todas las bodegas y casas bajas de la ciudad, llevándose como 80,000 fanegas de trigo que eran las primeras que existian (1).

El convento de la Merced que sólo hacía quince años que el R. P. Vera había echado los cimmientos, fué casi totalmente destruido por las olas, entrando éstas hasta el mismo altar mayor y arrastrando consigo las puertas principales y algunos altares. El claustro quedó arruinado (2).

En cuanto á la batería, llamada Castillo Blanco, de que hicimos mención en nuestro anterior capítulo, fueron sus paredes arrancadas desde su cimiento, con toda la obra de mampostería de la planchada, trabajada con los mulatos é indios de la guarnición.

Para una pequeña población que empezaba á tener vida, merced á que descubierto el paso del Cabo de Hornos, los buques debían llegar á este puerto, hacer agua y refrescar las tripulaciones, la indicada catástrofe fué una desgracia que detuvo su progreso pcr muchos

años.

La misma iglesia Matríz, con sus casas parroquiales quedaron destruidas, como lo expresa la carta del Iltmo. señor Juan Bravo de Rivero al Rey y que más adelante exhibiremos.

(1) Carvallo.

(2) Archivo de la Merced, Libro de Visitas.

II

Si nuestros lectores se fijan y comparan el número de matrimonios con el de bautismos y defunciones, extrañarán que siendo treinta los bautismos y veinticinco las defunciones que se hacían por año, se casaran veinte; pues hoy están estos últimos en razón de un once ó doce por ciento; es decir, que si se bautizan ciento, se casan de diez á doce personas.

Esta desproporción se explica fácilmente, teniendo en cuenta que la mayor parte ó casi todos los matrimonios verificados en aquella época, eran de personas, ya de hombres, ya de mujeres que venian á Valparaíso con sus familias á establecerse.

En la época que mencionamos, no podía tener Valparaíso más de mil habitantes. No debe de extrañarse que no se hicieran más bautismos. Si tratáramos de la historia civil y política, nos fuera muy fácil explicar el por qué esta parroquia que llevaba ya de existencia un siglo, no progresaba más; con sólo reflexionar las guerras que los españoles sostenían contra los araucanos, tan reñidas, sangrientas y tenaces, como en ninguna otra parte de la América se sostuvieron. Esto de una parte; de otra, ¿qué aliciente podía tener Valparaíso como puerto, en unos días que apenas llegaban uno ó dos navíos al año, y que las demás secciones de América tenían en sus fértiles valles los productos que necesitaban, al menos en tanta abundancia como Chile? Las industrias, como los hombres, tienen sus días de infancia, y los pueblos que hoy, por ejemplo, se improvisan, tienen en su favor la facilidad de las comunicaciones, que hasta principios de este siglo, no tuvieron las naciones. No hemos pues de juzgarlos por lo que hoy somos, sino por lo que eran en el año 1730, en que hi

zo entrega de la parroquia el Sr. Martínez de Aldunate al Dr. don José de Rojas y Amaza.

III

Un año sirvió el Sr. de Rojas y Amaza la parroquia, y fuera de los 61 bautismos, 55 partidas de defunciones que dejó escritas, y 12 de matrimonios, el único acontecimiento notable fué la visita episcopal que recibió, y que aunque no tiene lo dispuesto en ella nada de notable, queremos dejarla consignada, por ser la primera de que tenemos noticia se hizo á la parroquia, y hallarse el libro en tan mal estado, que muy pronto será imposible ver el contenido.

"En este puerto de Valparaíso, en dos días del mes de Noviembre de 1729 años. El Iltmo. Sr. Dr. don Alonso del Pozo y Silva mi señor Obispo de Santiago del consejo de su Majestad etc." Habiendo visto este libro en que se sientan los casamientos y velorios y los demás que hizo presentación el Dr. D. Yoseph de Roxas Cura y Vicario del dicho puerto. Con el juramento acostumbrado sobre la fidelidad de estar bien escritas según su legal saber y entender en cuya confirmación dijo su Sr. Iltma. que aprobaba y aprobó las partidas de dichos libros, y mandó que en adelante se expresen en las partidas de los entierros los pasós que piden las partes, y así lo proveyó, mandó y firmó ante mí de que doy fe—A. P. Obispo de Santiago."

El Notario de visita no firmó este auto, pero firmó con la misma fecha en el libro de bautismos, por lo que no dudamos se llamaba Christobal Portocarrero:

El 10 de Agosto entregaba el Sr. Rojas la parroquia á uno de los curas más distinguidos que ha teni do la Matriz, si nos hemos de atener á los documentos que obran en nuestro poder y que dejaremos copiados.

IV

Si los apellidos sirven para conocer los parientes y distinguir las familias, será preciso convenir que el señor cura que en mil setecientos treinta, á diez de Agosto, se hizo cargo de la parroquia, era hermano, ó por lo menos, sobrino carnal del Ilmo. S. Obispo de Santiago. Este señor cura que fué el primero en anotar en los libros la toma de posesión, escribió de su puño y letra lo que sigue:

"Entré á servir este Curato del Puerto de Valparaíso el día 18 de Octubre de 1730, siendo Obispo el Iltmo. Sr. Dr. Alonzo del Pozo y Silva mi señor.-José A. del Pozo y Silva."

Nació éste en la ciudad de Santiago, en los primeros años del siglo XVII, del Maestro de Campo don Fernando del Pozo y Silva y de doña María Riveros, personas de notoria calidad y nobleza.

Se educó en el colegio consistorio de San Francisco Javier, de la misma ciudad, dirigido por los RR. PP. de la Compañía de Jesús, y en él hizo notables progresos en filosofía y teología, llegando á ser bachiller á la primera y maestro en la segunda.

En los primeros años de su ordenación, hizo oposi ción á este curato, y mereció ser presentado en primer lugar por lo brillante de sus ejercicios.

Cuando llegó á la parroquia, estaba ésta arruinada por el terremoto mencionado; pero nada le arredró. Persuadido de que no es el sacerdote quien elige este puesto, tan honroso como santo, sino que Dios es el que lo elige á él entre la multitud de hombres que deja en el mundo; y que al segregarlos de ellos, lo hace con el fin de que den frutos de santificación en favor de las

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