La época de Goya: historia de España e Hispano-América desde el advenimiento de Felipe v hasta la guerra de la independencia

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Editorial "Saturnino Calleja," s.a., 1924 - 434 páginas
 

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Pasajes populares

Página 124 - Don Carlos, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo...
Página 33 - no sólo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios de herrero, sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo, son honestos y honrados ; que el uso de ellos no envilece la familia ni la persona del que los ejerce, ni la inhabilita para obtener los empleos municipales de la República...
Página 409 - Mucha hebilla, poquísimo zapato, media blanca, bruñida y sin calceta : calzón que con rigor el muslo aprieta, vestido verde inglés, mas no barato. Magníficos botones de retrato : chupa blanca, bordada a cadeneta, bien rizado erizón, poca coleta ; talle estrecho, a las corvas inmediato.
Página 190 - Si a esta paz siguiese la unión de las provincias vascongadas al resto de la nación sin las trabas forales que las separan y hacen casi un miembro muerto del Reino, habría VE (i) Gl'lARD, op. cit., tomo II, pág. 16. hecho una de aquellas grandes obras que no hemos visto desde el cardenal Cisneros o el gran Felipe V.
Página 70 - Es preciso confesar que el derecho de transmitir la propiedad en la muerte no está contenido ni en los designios ni en las leyes de la Naturaleza.
Página 98 - No ha habido rey jamás que sujetase esta soberbia gente libertada, ni extranjera nación que se jactase de haber dado en sus términos pisada...
Página 141 - Tuvo Simón una barca No más que de pescador, Y no más que como barca, A sus hijos la dejó. Mas ellos tanto pescaron E hicieron tanto doblón. Que ya tuvieron a menos No mandar buque mayor. La barca pasó a jabeque. Luego a fragata pasó; De aquí a navio de guerra, Y asustó con su cañón.
Página 218 - El Príncipe [de la Paz] nos llama a comer a su casa; vamos mal vestidos. A su lado derecho la Princesa; al izquierdo, en el costado, la Pepita Tudó... Este espectáculo acabó mi desconcierto; mi alma no puede sufrirle; ni comí, ni hablé, ni pude sosegar mi espíritu; huí de allí; en casa toda la tarde, inquieto y abatido, queriendo hacer algo y perdiendo el tiempo y la cabeza.
Página 70 - ... esperar de la piedad y generosidad del clero. Sea lo que fuere de las antiguas instituciones , el clero goza ciertamente de su propiedad con títulos justos y legítimos : la goza bajo la protección de las leyes, y no puede mirar sin aflicción los designios dirigidos á violar sus derechos.
Página 72 - Ya está el público muy ilustrado, decía, para que pueda esta regalía admitir nuevas contradicciones. La necesidad del remedio es tan grande, que parece mengua dilatarle: el Reino entero clama por ella siglos ha, y espera de las luces de los magistrados propongan una ley , que conserve los bienes raices en el pueblo, y ataje la ruina que amenaza al estado, continuando la enajenacion en manos muertas.

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