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CAPÍTULO III.

FUERZAS DE LAS CIUDADES AUSTRALES I PRIMEROS
ATAQUES CONTRA ELLAS.

Destruccion del fuerte de Longotoro.-Proyectos de Vizcarra.-Chillan; sus recursos.-Concepcion.-Angol.-Arauco.-Santa Cruz: es llamado i acude en su defensa Francisco Jufré.-Socorros pedidos por Loyola al virei del Perú i enviados por éste.-El 22 de enero en Concepcion.-Cerco de Arauco: socorro de esta plaza.-Reparte Vizcarra los pertrechos venidos del Perú.-Cambio de correjidores.-Progresos de la insurreccion en enero i febrero de 1599.-Ataca i derrota Pelantaro a Francisco Jufré en las cercanías de Angol.-La ropilla de Loyola.-Marcha el toqui contra Arauco.-Inconvenientes de los largos cercos para los indios.-Estratajema de Pelantaro.- Derrota de Urbaneja i sus cuarenta compañeros,-Pericia i serenidad de Julian Gomez-Muerte de Urbaneja.

Los pocos dias que duró el viaje de Vizcarra bastaron para que al llegar a Concepcion fuera recibido con la noticia de nuevas desgracias. La mayor de éstas era la destruccion del fuerte de Longotoro, situado en las cercanías de Angol. Desde que, con la muerte de dos de los defensores de ese fuerte, habian dado la señal de rebelion, los indios comarcanos no cesaron en sus ataques a Longotoro i el 16 de enero de 1599 consiguieron dar muerte al jefe de la guarnicion i a otro soldado. I todos los defensores del fuerte habrian perecido, si Vallejo no hubiera ido de Angol en su socorro. Con su llegada puso en fuga a los asaltantes; pero no juzgó cuerdo mantener el fuerte: lo despobló i levó a algunos de sus soldados para aumentar con ellos la guarnicion de Molchen (1), i los otros fueron a Angol.

(1) En la Relacion de Gregorio Serrano se lce, quizás por error de copia,

Cualesquiera que hubiesen sido sus deseos i proyectos, conoció pronto Vizcarra que su accion no debia estenderse mas allá de la ciudad de Angol. El corto número de soldados de que disponia le bastarian apénas para defenderse; pero, aun suponiendo que hubiera tenido alguna tropa para favorecer a La Imperial, Villarica, Valdivia u Osorno (2), ¿cómo hacerlo cuando los rebeldes con sus ejércitos interceptaban todos los caminos? Resolvió aguardar que mejores tiempos le permitieran emprender mas o que los apuros de alguna ciudad lo obligaran a mayores sacrificios i circunscribirse en los primeros dias a la defensa de Arauco, Santa Cruz, Concepcion i Chillan. A estos puntos redujo tambien su inspeccion el comisionado, capitan Gregorio Serrano, i las noticias dadas por él nos permiten entrar en pormenores acerca de los soldados i pertrechos de guerra que en cada uno de ellos habia. Parecerian escesivas estas minuciosidades en una historia, si ellas no contribuyesen mejor que cualquiera otra cosa a dar exacta idea de la pequeñez de los recursos con que en aquella época se contaba para contrarestar la pujanza del araucano i a manifestar, por lo tanto, una de las principales causas de la continuacion de la guerra.

En Chillan, entre soldados i vecinos, podian juntarse cuarenta hombres de armas; pero solo habia veintidos arcabuces i escaseaban muchísimo la pólvora i el plomo, de manera que no servian gran cosa esos pocos areabuces ni los dos cañones de fierro

que los españoles muertos en Longotoro fueron doce. Aseguran que fueron dos, Alonso de Rivera en su citado Resúmen i Alvarez de Toledo en el Canto V del PUREN INDÓMITO. Por eso preferimos tomar de este último los pormenores del hecho.

(2) No incluimos entre estas ciudades a Cañete; porque siendo la mas d sguarnecida, sus defensores, desde el primer anuncio de la sublevacion, desesperaron de mantenerse en ella i se refujiaron eu Arauco.

No están acordes los cronistas en señalar la época de la despoblacion de Cañete; pero el absoluto silencio que en ello guardan los muchos i minuciosos documentos que hemos consultado nos induce a creer a los que la fijan en los primeros dias de la sublevacion. Ese mismo silencio está indicaudo la escasísima importancia de Cañete, que no era entónces quizás sino un pequeño fuerte. No se concibe de otro modo que nadie deplore entre los españoles la pérdida de esa cindad, cuando veremos lo mucho que ▶e escribió i discutió acerca de la pérdida o despoblación de cada una de las demas.

colado del fuerte. En cambio habia en «ganados i comidas gran abundancia, por tener las campiñas mui aparejadas para ello.» Por de pronto no ofrecia peligro Chillan, pues los indios de la' comarca permanecian de paz, lo cual era harta felicidad, ya que la escasez de recursos no permitia guarnecer como habria sido preciso aquella plaza, considerada por los militares «la frontera de mas importancia en este reino» (3).

El capitan José de Castro mandaba en Concepcion a los ochenta hombres que entre soldados i vecinos la defendian. En esa ciudad «habia cinco piezas de artillería (medias naranjas), « cuatro botijas de pólvora, tres barras de plomo, ciento cincuen«<ta rolletes de mecha, cincuenta arcabuces, veintidos mosquetes « i muchas comidas, así de ganados como de trigo......... Es rica « de un mui buen puerto, en el cual estaba una nao mui buena «<i tres barcas de Su Majestad grandes i de remo con que sc « avituallaba a Arauco» (4).

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«En Angol habia ciento nueve hombres i por capitan Her«nando Vallejo: los cuarenta eran casados. Habia sesenta arcabuces, veinte lanzas, veintidos mosquetes, dos piezas « de artillería que trajo don Alonso Sotomayor, de España, una botija de pólvora, una barra de plomo, doscientos rolletes de « mecha, muchos ganados i todo jênero de comidas, por ser po« blado antiguamente.» Notable pérdida para Angol habia sido la destruccion del fuerte de Longotoro, establecido por don Alonso de Sotomayor para protejer a los indios de paz que se redujeran cerca de la ciudad i para defender de los de guerra las sementeras de la campiña vecina (5). De los veintidos soldados de Longotoro, nueve de ellos armados de arcabuces i los demas de lanzas, diez pasaron a aumentar la guarnicion de Angol, que llegó así a ciento diezinueve hombres.

El conocido maestre de campo Miguel de Silva era el castellano de Arauco que encerraba dentro de sus murallas «noventa

(3) Relacion de Gregorio Serrano.

(4) Id. id.

(5) Id. id.

«i cinco soldados, setenta arcabuces, veinticinco lanzas, trece << piezas de artillería, las tres naranjas, las tres medias culebrinas «<i las demas versillos. Tenian botija i media de pólvora, trein<«< ta rolletes de mecha, un quintal de plomo, doscientos caballos, <«< ciento cincuenta vacas, trescientos carneros de Su Majestad i «< dos mil ovejas de los vecinos» (6).

Si hemos de calcular la importancia de las plazas por la de sus comandantes, pondremos en primer lugar a Santa Cruz, que estaba a cargo del teniente jeneral Francisco Jufré.

Este guerrero era considerado como uno de los primeros militares de Chile i ya habia ocupado el alto puesto a que de nuevo lo llamó la amistad de Pedro de Vizcarra. Refiere Alvarez de Toledo que tuvo, por cosas de poco momento, un disgusto con García Oñez de Loyola i se retiró a una estancia a inmediaciones de Chillan, donde se encontraba cuando acaeció la desastrosa muerte del gobernador. I tanta era la importancia que a Jufré daban todos, que, apéras se supo en Chillan la funesta noticia, los vecinos lo llamaron para que resolviera lo que debia hacerse. Juzgó que sobre todo urjia acudir en ausilio de Santa Cruz, i se preparaba a verificarlo cuando de ella llegó Tomas de Olavarría con cartas de la ciudad en que pedia a Jufré que la socorriese.

Difícil era en aquellos dias reunir muchos soldados i el teniente jeneral hubo de partir con solo trece (7). Encontró Jufré a Santa Cruz en mejor estado de lo que se imajinaba, gracias a la prevision de su correjidor Martin de Irízar. Junto con saber la muerte de Loyola, prendió Irízar al cacique principal de

(6) Relacion de Gregorio Serrano.

(7) Rosales, libro V, capítulo XI, dice que Jufré fué acompañado de ocho soldados. Seguimos a Alvarez de Toledo, que da el nombre de los compañeros de Jufré:

"Cháves, Antonio Pérez de Aguilera,

Figueroa, Hernandez i Serrano,

Verdugo, Mansilla, Juarez, i de Herrera,

Mateo de Pineda el Sevillano;

Martin Muñoz, i Plaza, que adoquiera

La hace con su brazo i fuerte mano,

Pedro de Silva el animoso i fuerte

Que el solo ha dado a muchos indios muerte" (Canto II.)

Mareguano, tanto para dejar sin jefe a los indios, cuanto para guardar valioso rehen (8). Con eso impidió la sublevacion que habria puesto en peligro a una ciudad considerada tan importante que, en medio de sus apuros, el gobernador interino habia enviado a ella un refuerzo al mando del capitan Juan de Leon (9).

La guarnicion de Santa Cruz quedó formada de cien hombres, ochenta de los cuales tenian arcabuces i treinta eran vecinos del pueblo, donde estaban casados. Las demas armas i pertrechos de guerra que habia en Santa Cruz, reunidos con los que pudo llevar allá «el capitan Alonso Cid Maldonado, pro« veedor jeneral del reino» (10), consistian en «treinta lanzas, >> cuatro piezas de artillería (medias naranjas), media botija de pólvora, cuarenta rolletes de mecha i un quintal i medio de plomo.» Tenia de víveres «trescientos carneros, cien vacas de << Su Majestad i cinco mil ovejas de los vecinos.» Por desgracia, como la sublevacion sobrevino cuando iba a comenzar la cosecha, se encontró la ciudad sin trigo, i bien difícil le habia de ser recojerlo (11).

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Se ve, por lo espuesto, que si las guarniciones eran relativamente respetables i ponian a cubierto a las ciudades de los ataques de los rebeldes, por algun tiempo a lo menos, corrian no poco peligro de quedar sin pólvora ni balas i, por lo tanto, a merced del enemigo.

Felizmente para la colonia, la falta de municiones i pertrechos de guerra no era consecuencia de la trajedia de Curalaba, sino un hecho anterior, para cuyo remedio no se habian descuidado las autoridades de Chile.

En efecto, Loyola, viendo que no llegaban de España estos pertrechos i que no podia aguardar mas, envió al Perú al capi

(8) PUREN INDÓMITO, Canto II.

(9) Rosales, libro V, capítulo IX.

(10) Citados "Borradores de una relacion de la guerra de Chile." (11) Relacion de Gregorio Serrano.

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