Legajo de varios

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Garnier Hermanos, 1897 - 420 páginas
 

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Página 307 - ¡Cuba! al fin te verás libre y pura como el aire de luz que respiras, cual las ondas hirvientes que miras de tus playas la arena besar. Aunque viles traidores le sirvan, del tirano es inútil la saña, que no en vano entre Cuba y España tiende inmenso sus olas el mar.
Página 302 - La agreste pompa De los reyes aztecas desplegóse A mis ojos atónitos. Veía, Entre la muchedumbre silenciosa De emplumados caudillos, levantarse El déspota salvaje en rico trono De oro, perlas y plumas recamado ; Y al son de caracoles belicosos Ir lentamente caminando al templo La vasta procesión, do la aguardaban Sacerdotes horribles, salpicados Con sangre humana rostros y vestidos.
Página 302 - En vano lucha con la muerte impía, quiere vengarse aún; pero la fuerza con la caliente sangre que derrama en gruesos borbotones, le abandona, y entre el dolor frenético y la ira, vacila, cae, y rebramando expira. Sin honor el cadáver...
Página 303 - ¿Do está el alma cobarde que teme tu rugir...? Yo en ti me elevo al trono del Señor: oigo en las nubes el eco de su voz; siento a la tierra escucharle y temblar. Ferviente lloro desciende por mis pálidas mejillas, y su alta majestad trémulo adoro.
Página 338 - Que en este mundo traidor nada es verdad, ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira.
Página 287 - Cuba era el más ferviente de mis votos y que por conseguirla habría sacrificado gustoso toda mi sangre; pero las calamidades y miserias que estoy presenciando hace ocho años, han modificado mucho mis opiniones, y vería como un crimen cualquier tentativa para trasplantar a la feliz y opulenta Cuba los males que afligen al continente americano.
Página 290 - Su cuerpo envuelve del sepulcro el velo, pero le hacen la ciencia, la poesía y la pura virtud que en su alma ardía, inmortal en la tierra y en el cielo ». Pero la desgracia le perseguía aún después de muerto : ni siquiera sus cenizas hallaron reposo.
Página 346 - Yo tengo para mí que tales poesías, sencillas como la anacreóntica, ligeras como el madrigal, picantes como el epigrama, no están empapadas en el vino de los banquetes como la anacreóntica, ni perfumadas de tomillo y mejorana como el madrigal, ni salpimentadas de mostaza como el epigrama; pero que conmueven como la oda, describen como el idilio y corrigen como la sátira.
Página 294 - Aunque imita a menudo, hay por lo común, bastante originalidad en sus fantasías y conceptos; y le vemos trasladar a sus versos con felicidad las impresiones de aquella naturaleza majestuosa del ecuador, tan digna de ser contemplada, estudiada y cantada.
Página 298 - Heredia, y á quien también es justo referir algunas de sus buenas cualidades . Pero la originalidad de Heredia es tan vigorosa que, aun viéndose en él los rastros del estilo de Cienfuegos, de Meléndez (en su última manera, v , gr., en la elegía Adiós, voy á partir, bárbara amiga), de Quintana, de Gallego y aun de Lista ( v. gr., en la oda A la Religión), y habiendo traducido...

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