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pero viendo, que era inminente una terrible guerra civil, no pasó de Montevideo, y solicitado allí por todos los partidos, apresuró su regreso á Europa. Como dice Vicuña Mackena en su brillante biografia: "Repetia de continuo, aquel hombre eminentemente sagaz, un proverbio, que para él debia ser mas que una maxi ma moral; porque era la definicion filosofica de su vida: "Seras lo que debes ser" (decia á cada momento en el seno de la intimidad), y sino no seras nada." El habia sido lo que debia ser: un libertador. Ahora ya no era nada, y no queria ser mas que nada. San Martin, como Washington, fué un gran filósofo político.

Por otra parte, su alma se hallaba profundamente consternada por el cuadro de disolucion, que comenzaba á ofrecer la América en el primer ensayo de su orga nizacion. Sucre asesinado á balazos. Bolivar, asesinado por la melancolía. Lamar, expulsado del Perú por Gamarra, para morir como Bolivar. Chile rifando sus destinos en los campos de Lircay. Las dos riberas del Plata anegadas en sangre. ¡Qué espectáculo para el hombre, que habia roto el dique á las primeras pasiones de la desbordada revolucion!

Para San Martin la América era en consecuencia solo una inmensa playa cubierta de naufrajios. El faro de la revolucion estaba apagado. La Europa era siquiera un puerto despues de la borrasca....

Los últimos años de San Martin, ya en las cercanias de Paris, ya en Boulogne sur le mer, se deslizaron en apacible retiro, con los habitos de una sencillez antigua: vestia con menos lujo, que un capitan espartano; era extraordinariamente sobrio; daba largos paseos, en las ciudades á pie y en el campo á caballo; usaba mucho de la pipa; se entretenia en obras de carpinteria ó en iluminar gravados, y se entregó con pasion á la lectura. Su antigua dolencia de estomago, dos ataques de có

lera morbo, la ceguera inminente, la terrible impresion del sacudimiento general de Europa en 1848,y mas que todo la vejez, quebrantaron su robusta constitucion, y, á la edad de setenta y dos años murió casì subitamente en su residencia maritima, en el seno de su afectuosa familia, compuesta de su digna hija, Balcarcel su hijo político, y dos encantadoras nietas, el 13 de agosto de 1850, vispera del aniversario de su salida de Valparaiso para el Perú, con la expedicion libertadora.

LIBRO II.

EL CONGRESO CONSTITUYENTE 1822-1824.

CAPITULO I.

LA JUNTA GUBERNATIVA 1822-1823.

Las ideas democráticas se habian sobrepuesto por la fuerza de las cosas al prestígio de San Martin Ꭹ á la habilidad de Monteagudo, quienes en vano habian hecho grandes esfuerzos por el establecimiento de una monarquía. Instalada la representacion nacional el 20 de setiembre, pudo consagrar el triunfo de la democrácia, sin obstaculo y con asentimiento comun, por los dos decretos siguientes.

El Soberano Congreso Constituyente del Perú.

Deseando llegue á noticia de todo el pueblo peruano haberse reunido por medio de sus representantes, y entrado en la plenitud de su soberanía, ha venido en decretar y decreta lo siguiente:

1.° Que se halla solemnemente instalado el Soberano Congreso constituyente del Perú.

2.° Que la soberania reside esencialmente en la nacion; y su ejercicio en el Congreso, que legitimamente la representa.

Imprímase, publíquese y circúlese por quienes corresponda. Dado en la sala del Congreso, en Lima á 20 de Setiembre del año del Señor de 1822.-3.° de la independencia del Perú.-Javier de Luna Pizarro, presidente. José Sanchez Carrion, Diputado secretario.-Francisco Javier Mariátegui, Diputado secre

tario.

El Soberano Congreso Constituyente del Perú.

Atendiendo á que por su instalacion han cesado en su ejercicio todas las autoridades cíviles, militares y eclesiasticas, que dependen del Estado desde el momento, en que quedó instalado este cuerpo representativo de la nacion; y que es indispensablemente necesario el uso de sus funciones respectivas; ha venido en decretar, y decreta lo siguiente:

1.° El Congreso Soberano habilita por ahora á todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, que dependen del Estado en todo el territorio.

2.° Se exceptúa del artículo anterior la administracion del supremo poder ejecutivo, de que aun no se ha desprendido el Congreso Soberano.

3. Igualmente se excluye el Consejo de Estado, sobre el cual recaerá posterior resolucion...

Renacia el entusiasmo y se esperaba generalmente, que á la inauguracion de las instituciones liberales seguiría de cerca el triunfo de la independencia. Sin embargo la situacion era tan dificil, como nueva, y la naciente república tenia que atravesar un camino azaroso, debiendo sobreponerse en su debil infancia, á las muchas y poderosas resistencias, que hasta hoy no dejan de dificultar sus naturales adelantos.

El espiritu publico, aletargado por muchos sig. los y violentamente comprimido bajo el protectorado, contaba apenas dos meses de libre expansion; faltaban

los habitos de gobierno propio; las doctrinas liberales se presentaban con la exageracion caracteristica del que acaba de romper el yugo de la tirania, con el fervor de la inexperta juventud y con la fé ciega del revolucionario, que aun no ha sufrido la desilusion de los sistèmas, ní la apostasia de los hombres.

que

La constitucion repúblicana no iba á darse á un pueblo en plena y pacifica posesion de su soberanía. Los realistas ocupaban todavia la mayor parte del país, tenian sojuzgado por inveterados habitos, y amoldaban al arraigado coloniage con una administracion sagaz; y de sus posiciones amenazaban á las provincias independientes con ejercitos superiores así en el número, como en la disciplina, dirigidos por gefes activos, valientes, peritos y fieles á su causa. Las fuerzas de la patria se componian de cuerpos heterogeneos, mal unidos entre sí y sin ningun caudillo á la altura de su posicion. La division auxiliar de Colombia, aumentada con el batallon Numancia bajo el nombre de Voltigeros, contaba ya 2275 plazas; pero su gefe Paz del Castillo pretendia, que los batallones colombianos marcharan siempre unidos, sin someterse á planes extraños, é imponía otras condiciones, que de cooperadores los convertian en fortisima rémora para toda camрапа bien concertada; los restos del ejercito libertador, si bien se presentaban mas sumisos y con la mejor voluntad, no dejaban de causar embarazos por la desmoralizacion inevitable despues de tan larga permanencia en la capital, y por las rivalidades que se habian despertado entre argentinos y chilenos. Los peruanos, aunque ya habian hecho sus pruebas en la gloriosa campaña de Quito, permanecian sin haber desplegado por si solos la bandera nacional, y no reconocian ge fes nacionales, bastante acreditados para alcanzar sin auxiliares el pronto triunfo de la independencia. Los guerrilleros, que bien dirigidos y auxiliados, habrian

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