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bandos publicados en Lima corran en Europa, como necesariamente sucederá, si se deja circular el primer número del Semanario, y por lo mismo cuide U., que se recojan todos los ejemplares; y esta tarde irá Camba á tratar el modo de que se llene dicho primer número, por lo que repito, que no debemos en papeles públicos hacer mencion de los bandos, QUE MANIFIES

TAN MEDIDAS VIOLENTAS, LAS QUE CONTRADICEN LO QUE SE DICE DE LA DECISION DEL PUEBLO &.

Retirado apenas Canterac, volvió Sucre á Lima, para dejarlo todo arregladc, antes de embarcarse para el sur. Torretagle quedó encargado del alto mando hasta la llegada del gobierno por el siguiente decreto.

Antonio Jose de Sucre General en Jefe del
Ejercito Unido Libertador del Perú.

Evacuada la capital de Lima por el Ejército Real, la seguridad, el órden y la salud pública exijen depositar el alto mando del pais en un jefe, que con las facultades precisas lo organice, y que lo ejerza con la investidura necesaria para dar marcha á todos los negocios, en tanto que vuelve á esta capital el supremo gobierno de la República. En consecuencia, autorizado por los soberanos decretos de 19 y 21 de Junio último, he venido en decretar.

1.° Él Gran Mariscal D. José Bernardo Tagle se encargará del alto mando del pais, en tanto llegan los majistrados de la República.

2. Sus facultades serán, organizar el territorio conforme á las instituciones de la República, y restable. cer la marcha de los negocios públicos, como se hallaban antes de la invasion de los enemigos á la capital. Dado en Lima á 17 de Julio de 1823.-4.Antonio José de Sucre-José de Espinar, Secretario. El general colombiano Valdes fué puesto á la ca

beza del ejercito del centro, que debia operar sobre Jauja, sea para ocupar la importante linea del Apurimac, sea para impedir á los realistas, que llevaran la totalidad de sus fuerzas al sur. Sucre se dió á la vela con el resto de su division el 20 de julio, habiendo escrito dias antes á Riva Agüero para que auxiliara eficazmente á Valdes con tropa, mulas, caballos y dinero, facilitando así la expedicion á Jauja, y quitando un motivo de alborotos con separar el ejercito de la capital. "Yo temo, le decia, nuevas revoluciones, anticipo el aviso para que se viva con precaucion. El único modo de aquietar las cosas es mostrar justicia, con el unico exclusivo objeto, que es hacer la guerra á los españoles, y expulsarlos del pais. Otro sistema y otra política, bien sea con los naturales, ó con los aliados, producirian resentimientos, facciones y tumultos, en que puede ó no puede haber razon.”

Ríva Agüero estaba muy lejos de conducirse con la prudencia necesaria. Apenas llegados á Trujillo, renació entre el congreso y él la funesta discordia, que por un momento pareció sofocada en el Callao, é instalada la representacion nacional humildemente en casa de un particular, algunos diputados mostraron el deseo de Îlevar á cabo la resolucion del 23 de junio. El Presidente de la República creyó llegada la oportunidad de realizar la proyectada disolucion: principió por escribir á sus amigos, para que los cabildos se la pidieran con fecha anticipada; intentó en vano conseguirla por el voto de la misma asamblea, y al fin no vaciló en dar un golpe de estado, habiendole llegado un batallon con cuya decision podia contar. El 19 de julio dió el desacordado decreto de disolucion: en considerandos, que pecaban contra el derecho, la conveniencia, la verdad, el decoro y hasta con las reglas de la gramatica, manifestaba, que la trascendental medida le era impuesta por la conducta sediciosa de una parte de los

diputados, por el poco efecto de la tolerancia, por su responsabilidad ante Dios y los hombres, por la naturaleza de su propio destino, y por el clamor popular dirigido á la ce acion del Congreso; declaraba á los diputados sin atribucion, ni privilegio alguno, salvo el volver á sus empleos ó al destino, que les diera el Gobierno; y nombraba un senado compuesto de diez vocales, y elegido de entre los mismos diputados, uno por cada departamento.

Por estos mismos dias se esforzaba Torretagle en Lima por derrocar á Riva Agüero, haciendo valer los decretos del Callao: publicó todos los que le eran contrarios, y ofició al congreso para que ratificase la destitucion y procediera á nombrar otro presidente de la república. A este le escribia, que, como buen ciudadano se resignara á cesar en el mando, estando declarado todo el territorio en provincias de asambla. Para asaltar la presidencia, ponia en juego todo el influjo, que le daban sus riquezas, nacimiento, servicios anteriores y posicion actual: prodigaba los medios de intriga y corrupcion, y cambiaba los presidentes de las provincias y los gefes de los cuerpos. Al saber la disolucion del congreso, pareció momentaneamente desconcertado y escribió á Riva Agüero como si todavia reconociera su autoridad; pero al mismo tiempo redobló de actividad para arrebatarle el poder. E) atentado cometido contra la representacion nacional, que llenó de indignacion al pueblo, le suministraba las armas mas poderosas, y vino en su auxilio el furor popular al saberse en Lima, que habian sido embarcados en calidad de presos en la Velóz Trujillana buque caletero, siete diputados, por haberse opuesto á las demasias del poder, y que eran conducidos con las mayores incomodidades y sin ninguna consideracion á un prerto del sur, donde quedarian á las órdenes de Santa Cruz.

Secundado eficazmente por el sentimiento público, logró Torretagle, que el 4 de agosto se le elevara un acta firmada por las personas mas notables de la capital, pidiendole la instalacion del Congreso y considerando aptos para formar parte de él á los diputados, que no se habian ausentado durante la permanencia de Canterac. En efecto el 6 se reunieron unos trece diputados propietarios, quienes llamaron á los suplentes de suplentes y con la incorporacion de antiguos miembros no tardó en reunirse el quorum legal. El 8 ratificó el Congreso el decreto de destitucion y declaró reos de alta traicion á Riva Agüero y á cuantos gefes y empleados le prestaran auxilio ó reconocieran su autoridad. A Torretagle, que ya no ejercia el alto mando, sino el mando supremo, se le conferian las facultades necesarias para cortar de raiz el mal: se le proclamaba padre de la patria, el mas virtuoso hijo del Perú y su única esperanza, mientras el caudillo, que meses antes era el ídolo del vulgo, pasaba ahora por un infame tirano y por un vil traidor.

Todavia duraban los regocijos por la exaltacion del nuevo ídolo, cuando la llegada de los diputados presos dió ocasion á extrañas demostraciones de entusiasta satisfaccion. El Velóz Trujillana hubo de tocar en Chancay para tomar lastre y agua; los chancayanos, que, estando solo á 11 leguas de Lima, sabian bien los sucesos de la capital, hicieron saltir á tierra, á los presos para ser puestos en libertad; los recibieron con repiques, cohetes y vivas; los obsequiaron en sus casas, y al dia siguiente mandaron hacer una misa de gracias muy solemne. El aviso fué recibido en Lima con tanto júbilo, como si con la libertad de los diputados se hubiera logrado la independencia del Perú. Hasta el rio de Chillon salieron en busca de ellos balancines de vecinos decentes; á dos leguas de la ciudad fueron recibidos alegremente por

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el municipio y por varios generales; en el puente de palo les esperaba el ministro de estado con los coches del gobierno; entraron por la calle de Malambo, lle vando los gener: les en las manos banderas de la patria, acompañandoles música, entre los vivas de la entusiasmada muchedumbre, estando colgadas las calles é iluminada toda la ciudad; en casa del presidente del congreso, en el cabildo y en casa de Torretagle fueron objeto de esplendidas aclamaciones; el dia 12 obtuvieron en la cámara una recepcion magnífica. Figuerola, que presidia la sesion, se abandonó á candorosas efusiones de sentimiento, mas propias de una poesia pastoril, que de un discurso político, y contó los inmerecidos padecimientos de los diputados con gran commocion de la numerosa concurrencia; luego fueron obsequiados con un banquete, y el fausto acontecimiento se celebró al siguiente dia con una misa de gracias en la catedral, concurriendo el congreso, el go, bierno, los tribunales y las demas corporaciones.

Tanta exageracion habria sido ridícula, si, explotada la sencillez de espíritus impresionables con el principal objeto de concitar odios á Riva Agüero, no excitara la profunda indignacion, que siempre causan el candor y el patriotismo profanados por las malas pasiones.

La ceguedad de Riva Agüero no dejaba de prestar nuevos elementos de ataque á la malicia de sus enemigos. El dictámen de consejeros respetables, entre otros el prudente Tudela, y su propia opinion le persuadian fácilmente, que se sostendria en su puesto despues de disuelto el congreso; para lo que creia tener tanto derecho como el Rey de Inglaterra para disolver el parlamento. Santa Cruz habia contestado á sus indicaciones, ofreciendo apoyarle con su ejército; Valdes y Torretagle no le parecian abiertamente contrarios á su proceder. En un acuerdo celebrado

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