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que, atendidas las circunstancias políticas y militares de las dos naciones, lo crea oportuno y necesario á la conservacion de sus derechos y libertades; y bajo la condicion de que su ausencia no ha de prolongarse por mas tiempo, que el absolutamente preciso para la consecucion de la seguridad de la República Peruana, y de que no pueda salir de su territorio para el de otro Estado, sin el prévio consentimiento del Con

greso.

por

La venida del Libertador se habia retardado una peligrosa sublevacion de los pastusos, que le obligó á subir á Quito. Conjurado ya el peligro, se preparaba á bajar á Guayaquil, cuando recibió la comision enviada del Callao, y el poeta Olmedo le dirigió esta bellisima alocucion:

Señor:

El Congreso del Perú ha querido fiar á una diputacion de su seno el honor de renovar á V. E. sus sentimientos de consideracion y gratitud, y de reiterarle los ardientes deseos, de que su presencia vaya á poner un fin pronto y glorioso á los males de la guer

ra.

Los enemigos han ocupado la capital de la república. La devastacion precede y sigue por todas partes la marcha del engreido y sangriento Canterac: todas las huellas de sus pasos quedan cubiertas de sangre y de cenizas... Pero pasada la tempestad presente, aparecerá mas hermosa la libertad sentada sobre ruinas.

Enormes contribuciones, el saqueo de ricos almacenes y de los santos templos, una ciega y rigurosa conscripcion de la juventud peruana, han librado á la opulenta Lima á la suerte, que han sufrido tantos pueblos inermes y pacificos, por donde han pasado los tártaros del Occidente.

Esta conducta española, esta situacion del Perú, si impone á V. E., como á vengador de la América, el deber de volar á su defensa y su venganza, le abre al mismo tiempo un nuevo teatro de hazañas y de gloria.

Los enemigos deslumbrados por algunas pequeñas ventajas, de que solo pueden envanecerse aquellos, que no calculan sobre todas las causas que influyen en la suerte de los combates, ó aquellos, que, penetrados de su propia debilidad, se asombran de vencer una vez, los enemigos repito, creyeron al Perú exhausto ya del todo y abandonado á sí mismo: y coro no acaban de persuadirse, de que todos los pueblos de America hacen causa comun, cuando ven amenazada la independencia de cualquiera de ellos, acometieron muy neciamente una empresa, que debe importarles la pérdida de todas las provincias, que tienen subyugadas, y aun su destruccion total, si se aprovechan las circunstancias y los instantes, y si se ponen en accion todos los medios y recursos, que tenemos para vencer. Los bravos de Colombia, que, con las tropas del Plata y Chile, burlando los planes del enemigo, quedan acampados delante de las fortalezas del Callao: el refuerzo, que se espera con V. E: la numerosa division que nuevamente ha salido de las costas chilenas: la expedicion libertadora, que felizmente desembarcó en Arica, compuesta de valientes peruanos, resueltos á vengar en los mismos campos de Torata la última injuria, que allí les hizo la fortuna: todos, señor, son elementos, que solo esperan una voz, que los una, una mano, que los dirija, un jenio, que los lleve á la victoria. Y todos los ojos, todos los votos se convierten naturalmente á V. E.-V. E. acaba de quebrantar con pié firme la última cabeza de la hidra de la rebelion; y nada puede impedirle de satisfacer unos votos, de que pende la libertad de un gran Estado, la seguridad

del sur de Colombia y la corona del destino del Pueblo americano.--Rompa V. E. todos los lazos, que lo retienen lejos del campo de batalla.-Despues de la revolucion de tantos siglos, parece, que los oráculos han vuelto á predecir, que tantos pueblos, confederados en una nueva Asia para la venganza comun, por ninguna manera podran vencer sin Aquiles. Ceda V. E. al torrente, que quizá por última vez le arrebata á nuevas glorias.

Estos son los votos, que por nuestro medio trasmite á V. E. el Congreso peruano, en la segura y fir me esperanza, de que V. E., como hasta ahora, será siempre fiel á sus comprometimientos con la patria y con la victoria.

Bolivar contesto:

Señor Diputado:

Mi relijioso respeto por las instituciones de Colombia ha sido premiado por una victoria, que el cielo ha querido conceder á nuestros armas, destruyendo para siempre los elementos de la guerra civil.

Mucho tiempo há, que mi corazon me impele hacia el Perú: mucho tiempo há, que los mas valientes guerreros de toda la América colman la medida de mi gloria, llamandome á su lado; pero yo no he podido vencer la voz del deber, que me ha detenido en las playas de Colombia. He implorado el permiso del Congreso general, para que me fuese permitido emplear mi espada en servicio de mis hermanos del sur: esta gracia no me ha venido aun. Yo me desespero en esta inaccion, cuando las tropas de Colombia estanentre los peligros y la gloria, y yo lejos de ellas.

Señor Diputado: yo ansio por el momento de ir al Perú: mi buena suerte me promete, que bien pronto veré cumplido el voto de los hijos de los Incas, y el deber, que yo mismo me he impuesto de no reposar,

hasta que el nuevo mundo haya arrojado á los mares todos sus opresores."

Sin pérdida de tiempo bajaron á la costa y se embarcaron el Libertador y los diputados peruanos, y cuando el último dia de agosto estuvo á la vista del Callao el Chimborazo, á bordo del que venian, toda la capital se agitó con los aprestos de un espléndido triunfo. En la mañana del lunes 1° de Setiembre salieron las autoridades al camino, la tropa se formó en la portada, y se adornaron las calles para la gran solemnidad: al aproximarse el hombre extraordinario, que personifica el genio de la independencia y vale mas que un ejercito, todos los espiritus se sienten poseidos de un indescriptible entusiasmo; ya se dan por vencidos los españoles, ya no se teme á la anarquia; los vivas atronadores, las banderas desplegadas, la musica el clamoreo de las campanas y las descargas de artilleria son una debil expresion del jubilo, que inunda los corazones. La ciudad entera le lleva triunf..nte á la lujosa morada, que se le tiene preparada, y todos rebosan en esperanzas y satisfacciones.

Uno de los rudos impetus á que solia abandonarse el Libertador, dejó mudos de sorpresa á los diputados, que habian ido á felicitarle á nombre de la representacion nacional, y derramó una secreta turbación en la asamblea. "Todo esta corrompido, les dijo con franqueza mas que militar, yo voy á arreglarlo todo, incluso los diputados." Mas en la sesion del 2 de setiembre, Sanchez Carrion, que estaba llamado á ser su consejero íntimo, serenó los animos, hablando de la adhesion de Bolivar al Congreso, del alto desagrado, que le habian causado los escandalosos sucesos de Trujillo, y de su resolucion de restablecer la representacion nacional á su llegada á Lima. Luego presentó y fué aprobada por unanimidad la minuta del siguiente decreto:

El Congreso Constituyente del Perú.

Deseoso de evitar en tiempo, por todos los medios, que dicta la prudencia, los terribles males, que producen las discordias civiles, especialmente, cuando hay enemigos exteriores, que combatir, y teniendo la mas alta confianza en el Libertador Presidente de Colombia, Simon Bolivar, cuya proteccion personal ha solicitado la autoridad soberana, como el medio único de consolidar las libertades patrias, particularmente de la última agresion española. Ha venido en decretar Ꭹ decreta lo siguiente:

1.° El Congreso autoriza al Libertador Presidente de Colombia, Simon Bolivar, para que termine las ocur rencias provenidas de la continuacion del Gobierno de D. José de la Riva Agüero en una parte de la República despues de su destitucion en 23 de junio, y de la disolucion de la representacion Nacional.

2. Se le confieren todas las facultades necesarias al cabal lleno de este negocio, pudiendo designar para el efecto la persona ó personas de su confianza."

Los recelos del público podian atenuarse con la reimpresion, que con tinta roja se hizo de dos documentos notables, el discurso de Bolivar al Congreso de Cúcuta y el elogio de Mr. Souy. El primero decia:

Señor.

El juramento sagrado, que acabo de prestar en calidad de Presidente de Colombia, es para mi un pacto de conciencia, que multiplica mis deberes de sumision á la ley y á la patria. Solo un profundo respeto por la voluntad soberana me obligaria á someterme al formidable peso de la suprema magistratura. La gratitud, que debo á los representantes del pueblo, me impone, ademas, la agradable obligacion de continuar mis servicios, para defender con mis bienes, con mi san

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