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sion ó sin ella, procederia el Congreso á resolver su sancion ó desaprobacion definitiva. El senado en cargado de vigilar sobre la observancia de la constitucion y de las leyes, tendria tambien voto consultivo, convocaria á congresos ordinarios y extraordinarios, intervendria en el nombramiento de los empleados, y en el juicio contra los altos magistrados, abriria emprestitos interiores en caso necesario, y ejerceria otras importantes funciones: se compondria de tres senadores por cada departamento, y duraria doce años, renovandose por terceras partes. La republica seria gobernada por un presidente con tres ministros, al que supliria un vice presidente; los departamentos por prefectos, las provincias por subprefectos y los distritos por gobernadores. En cada capital de departamento habria una junta departamental, que formaria el consejo de la prefectura y tomaria parte en el nombramiento de los empleados. Todos los pueblos tendrian municipalidades, que ademas de atender al gobierno local, ejercerian el juzgado de paz y repartirian los impuestos ó emprestitos-El Presidente y vice presidente de la republica, durarian en sus cargos cuatro años, no podrian ser reelegidos sino pasado otro periodo, y para su nombramiento propondrían las juntas departamentales ternas de ciudadanos del Perú aptos para la suprema magistratura; estas ternas serian elevadas por el senado al congreso, y este haria la eleccion entre los propuestos. Ademas de los jueces de paz habria Corte suprema, Cortes superiores y Jueces de derecho, y juzgarian conforme a las leyes autorizadas, que no fueran opuestas á la Constitucion, ni á la inde pendencia. Para el régimen de la hacienda habria oficinas generales. La mineria seria fomentada por bancos de rescate. La fuerza pública se compondria de ejército, armada y milicias nacionales. La constitucion seria ratificada ó reformada por un Congreso general.

La primera constitucion del Perú no llegó á regir á causa de la guerra y de la oposicion del Dictador. Pero, si bien nunca fué un código viviente, ha contribuido mucho á formar la fé política de los peruanos: sistemó las ideas liber les, facilitó los habitos republicanos, y por la doble accion de las creencias y de las costumbres ha facilitado el progreso de la democracia peruana. En el mismo dia, en que fué firmada por los diputados, quedaron abolidos los tí tulos de nobleza.

El Congreso hizo las elecciones de Presidente y Vice Presidente de la repúbica, recayendo el primer cargo en Torretagle y el segundo en D. Diego Aliaga, sin mas mérito este, que su amistad con el Presidente. Los nombramientos se hicieron el 18 de no viembre, y el nuevo gobierno, que apareció pronto fortificado con la caida de Riva Agüero, tuvo en el mes siguiente la satisfaccion de conceder á San Mar tin licencia para permanecer en Europa durante tres años con el sueldo de nueve mil pesos y un libramiento de quince mil por sus alcances hasta fines de 1823.

Por lo demas la carrera de Torretagle, sembrada de sinsabores, debia terminar de un modo mas lastimoso, que la de su rival, habiendo de luchar contra iguales influencias, y precipitandose en mayores faltas. Ya desde el 18 de diciembre admitió al Congreso á discusion un proyecto del diputado Paredes, reducido á declarar á Bolívar, protector de la libertad del Perú, con las mismas facultades, con que el General San Martin ejerció esta autoridad. El exigente Heres importunaba sin cesar al Presidente, ponderando en términos vivos las privaciones de las fuerzas colombianas, privaciones efectivas sin duda, pero casi irremediables en aquella situacion, y muy inferiores á las que sufrian el ejército peruano y las demas fuerzas auxiliares. El mismo Libertador se quejaba al

Congres el 12 de enero del abandono, en que se tenia al ejército, y presentaba su dimision, si en el tér mino de un mes no se remediaban sus neces dades: él de ningun modo queria presenciar la ruina de sus mas queridos compañeros de armes y de un pueblo, que tan generalmente le habia confiado su salud.

La mala situacion del ejército movió igualmente á Bolívar á escribir á su secretario Espinar una carta, cuyo objeto era recabar de Laserna un armisticio de seis meses ó mas por conducto de Torretagle, y sin que para nada aparecieran la persona del Libertador, ni el verdadero motivo de solicitar esa tregua.

En esa carta dirigida á Heres se decia.

Pativilca á 11 de Enero de 1824.

Mi estimado coronel.

Con la llegada á Lima del señor Alzaga, y las instancias, que han hecho al gobierno para iniciar sus negociaciones sobre la convencion celebrada entre los comisionados de S. M. C. y el gobierno de Buenos Ayres, S. E., el Libertador cree poder tener lugar un armisticio entre el General Laserna y el gobierno del Perú, el cual siendo de seis, ó mas meses de duracion, nos pusiera á cubierto de ser invadidos actualmente por el ejército español, que tiene por ahora una preponderancia numérica sobre el de Colombia.

Al efecto desea S. E., que la convencion de Buenos Ayres sea ratificada por los españoles del Cuzco, antes que por nuestra parte; porque seria el modo de que obtuviésemos un partido favorable, cuando por el contrario, siendo ratificada por nosotros antes que por Laserna, sucederia, que, seguro este de nuestra decision, recargaria, sus pretensiones excesivamente, y todas las desventajas recaerian sobre nosotros.

El Libertador opina, que el gobierno se ponga de acuerdo con el Congreso, y que se dirija un parlamentario al Cuzco, ó á donde esté Laserna, invitando á este general á entrar en conferencias, que tengan por base dicho armisticio.

Aceptadas que fuesen por Laserna, éste enviaria sus comisionados á Jauja plenamente autorizados pa ra tratar con nosotros sobre el armisticio, arreglo de demarcacion y otros particulares, que S. E. se propone.

S. E. quiere, que el lenguaje, de que usase el gobierno, sea en estos términos, ú otros semejantes, indicase franqueza de principios, liberalidad de ideas, y una absoluta confianza en el ejército libertador y sus gefes. Que se hable á Laserna con noble orgullo y sin descubrir por nada un estado de debilidad.

Está tan satisfecho el Libertador del éxito de esta negociacion, que S. E. responde de la libertad del Perú, despues de un armisticio de seis meses. Toda la dificultad estriva, en que esta cosa sea tan bien manejada, que no se trasciendan los motivos de esta proposicion. S. E. el Libertador no quiere dar la cara al iniciar este negocio; porque seria indicar un estado de debilidad en el ejército, y una desconfianza de nuestras propias fuerzas; lo que haria desaparecer el prestigio de la opinion, que los españoles tienen de S. E., y todo seria malogrado. Entonces Laserna y demas gefes no entrarian por nada, acelerarian sus marchas hasta encontrarnos, y seria incierto el resultado de un combate.

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Luego que lleguen los auxilios, que S. E. ha dido de Colombia, y que espera dentro de seis meses, se disiparian los temores, que al presente nos arredran. Sobre todo, este asunto exige la mas grande destreza en su manejo, y el mas inviolable sigilo en su guarda. Las proposiciones, que haga el gobierno (siempre á su nombre y de ningun modo á el del Libertador) pueden

llegar á noticia de algunos; pero las causas, que las motiven, deben ser absolutamente reservadas aun á los mismos, que intervengan en las negociaciones. Por esta causa es, que S. E. no me ha permitido contestar oficialmente al gobierno sobre la llegada del Sr. Alzaga, su presentacion de la convencion etc; y así mis mo se lo dirá U. á S. E. el presidente, á nombre del Libertador.

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El Presidente debe escribir con cierta franqueza al gefe de vanguardia, y al virey Laserna, diciéndole estas y otras semejantes razones: "Que ha llegado á su noticia, que el Sr. Laserna animado de los mas "nobles sentimientos de filantropía, deseaba terminar "la guerra de América por una negociacion pacífica. Que ya basta de sangre. Que el mundo liberal está "escandalizado de nuestra contienda fratricida. Que "demasiado ha tronado el cañon. Que demasiado la sangre americana ha sido vertida por la mano de sus hermanos. Que, siendo todos hijos de la libertad y defendiendo los derechos de la humanidad, pare"ce, que esta guerra sanguinaria es mas monstruosa por su inconsecuencia, que por los desastres, que "causa. Que somos hombres y debemos emplear la "razon antes que la fuerza. Que nos entendamos, y "el bien de la América, como el de España, vendrán "á reunirse en un mismo y solo punto. El gobierno "peninsular, las cortes, y el rey han reconocido la in"dependencia de toda la América. Que Buenos Ayres "ha concluido ya sus tratados, Méjico lo mismo, y "Colombia ha entablado ya su negociacion en Bogo"tá con los agentes españoles sobre un armisticio y "preliminares de paz. Que asi solo el Perú es el desgraciado, que no goza ya de reposo, por no haberse " entendido aun las partes contendientes. Que el go"bierno español puede sacar muchas ventajas de la "actual posicion del Perú, y que es de la prudencia

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