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vado los realistas, señalada ventaja por la mayor mo vilidad de sus, infantes. Ademas el espiritu indomable y la decision entusiasta del ejército le inspira ban gran confianza de renovar las glorias de Junin, luchando contra enemigos mas numerosos. Los defensores del Rey solo presentaban una superioridad aparente: la mejor tropa, que era la de Valdez, esta ba quebrantada por haber andado en pocos dias mas de 300 leguas despues de peligrosos combates; los restos de Canterac no se habian repuesto bien de su anterior derrota, los demas eran casi en su totali dad mal disciplinados reclutas. Ademas los indios, que formaban la asa del ejercito realiasta, solo eran retenidos bajo las banderas del Rey por el temor del castigo y por el ascendiente del imperio secular: como habia conocido Bolivar, si resistian toda clase de intemperie, tambien aguardaban escaparse á todo trance por lugares conocidos, en tanto que los mas de los patriotas, no contando con la facilidad de salvarse despues de la derrota, se batirian heroicamente. En fin los mismos caudillos del vireinato, aunque casi todos eran peninsulares, tenian ya muy quebrantado el orgullo de dominadores, habian perdido la estrechisima union, principal secreto de sus victorias, miraban mal á Canterac por su origen francés, por su altivez y su vergonzosa retirada, murmuraban en alta voz contra la prudente dilacion de los ataques, y en medio de una arrogante confianza tenian cierto presentimiento de la derrota, que para ellos debia ser irreparable.

Cuando pudiera creerse inminente la accion por hallaise tan próximos los ejércitos beligerantes, se alejó el virey de Matará, emprendiendo la marcha hacia el norte para cortar las comunicaciones de los patriotas; mas, estando ya cerca de Huamanga, supo, que Sucre se hallaba á retaguardia, y retrocedió en

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su alcance. Al llegar á las orillas del Pampas, lo ha Hó, ocupando las fertiles campiñas de Uripa y Chincheros. Desde el 20 al 24 de Noviembre estuvieron á la vista separados los campos por el caudaloso rio, hicieron algunos movimientos indecisos, y se cruzaron algunos tiros entre sus destacamentos avanzados- Sucre, respetando las prudentes instrucciones de Bolf var, no queria exponer su fuerza á un combate desi gual, y estaba dispuesto á aceptar la batalla apoyandose en la fortisima posicion del cerro de Bombon. El Virey intentaba atraerle á la region baja; y conocida la inutilidad de sus esfuerzos, pasó el Pampas por mas arriba, y aparentó dirigirse á Andahuailas; con esta marcha privaba á su entendido rival de las ventajas de la posicion dominante, atacandole por re taguardia al mismo tiempo, que le forzaba á dirigirse al norte en busca de recursos. Sucre tuvo que ha cerlo asi, colocandose de este lado del rio y estableciendo su cuartel general en Ocros. Desde allí escri bia á Bolivar el 1.o de diciembre: que habia resuelto quedar algunos dias en las alturas de Matará, por sí los españoles le buscaban, en cuyo caso aceptaria la batalla, siendo cada vez mayor su confianza en el su-> ceso: estaba resuelto á no pasar jamas atrás de Hua-> manga y Huanta, cualesquiera, que fuesen las fuerzas y operaciones enemigas.

Laserna no permitió á los patriotas permanecer mucho tiempo en una posicion, que ofrecia pocos recursos, y de donde les era muy peligroso descender: por el lado del sur se habia de bajar á la quebrada del Pampas por una larguisima pendiente; por el norte se habia de hacer el descanso á la profundisima quebrada de Corpahuaico, que está á una legua de Mata-1 rá y del lado opuesto ofrece una subida muy prolon gada y escabrosa. El 2 divisó Sucre sobre las alturas de Poinahuanca á los realistas, que habian repasado

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rapidamente el rio, habiendo sido una simple estratagema su marcha hacia Andahuylas; viendoles el 3 con disposiciones pecursoras de un ataque, les presentó batalla, que no aceptaron por tener la intencion de acometerle en posicion mas ventajosa; fuele por lof tanto indispensable apresurar su movimiento para, que no le enibarazaran el paso de Corpahuaico; logró en efecto que la vanguardia y sus centros pasaran sin novedad la peligrosa quebrada; mas la retaguardia recibió espesas y certeras descargas de la division Valdes, al trepar por la dificil pendiente, y perdió mas de trescientos hombres, todo el parque y una pieza de artilleria de los dos solas, que restaban. Unicamente la intrepidez del valiente comandante de Vargas D Trinidad Moran pudo impedir, que no fuesen mas trascendentales las consecuencias de tan grave desas

tre.

El triunfo parcial, conseguido el 3 en Corpahuai co, envalentonó demasiado á los realistas, no reflexio nando, que la bien concertada resistencia y el órden general de la retirada revelaban en los patriotas la mas hábil direccion y un espiritu indomable. Lejos de acobardarse, el 4 presentó Sucre la batalla campal en la inmediata llanura de Tambo Cangallo, habiendo llegado ese dia el Teniente Coronel Medina con ór den terminante de Bolívar para comprometer el de seado choque. Como tampoco lo aceptaran sus trarios, cambió de rúta, atravesando la quebrada de Acros. Separados por un terreno escabroso, cuya travesia babria sido imprudente, y hallandose tan po co distantes, ambos ejercitos prosiguieron el movi miento hacia el norte. El independiente ocupó el pue blo de Acros en la tarde del 5, y acampó el 6 junto al pueblo de la Quinua, situado cuatro leguas al este de Huamanga. El Virey, forzando la marcha estuvo el 6 en las formidables alturas de Pacaicasa, que in

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terceptaban la comunicacion con Jauja; pasó el 7 la peligrosa quebrada de Guamanguilla, y tomó posicioa el 8 en el declive de Condorcanqui, cerro llamado con mas propiedad de Cundurcunca (cuello del Condor) quedando al este y á medio tiro de cañon del campo

contrario:

El campo intermedio, donde iban á decidirse los destinos de la América española, se llama Colquepata, (meseta de la plata) y hoy es conocido en todo el mundo civilizado con el nombre de Ayacucho [rincon de muertos,] que era el de una de sus esquinas desde el tiempo de los Incas; se extiende al pié de Cundurcunca, formando un cuadro irregular casi de una legua de circunferencia; está limitado al este por ese escabroso cerro; se interrumpe al O. por un barranco poco profundo, y se halla cortado al norte y al sur por mayores quebradas, siendo por su profuididad y escarpadas paredes la meridional, del todo intransitable.

Acampados los patriotas en la meseta, daban es paldas á la ciudad de Guimanga y se hallaban en una situacion crítica, de la que solo podian salir por bien concertados esfuerzos de heroismo. La retirada á Jauja, donde encontrarian apoyo y recursos, parecia un acto de temeridad, no solo por que el Virey se habia interpuesto en el camino, sino por que los indios del inmediato tránsito les habian declarado una hostili lidad implacable. Retroceder hacia el Cuzco era meterse en el fondo del peligro. Si las punas del oeste les ofrecian una via expedita; para llegar á la costa de Ica, amiga y bien provista, necesitaban atravesar ochenta leguas de despoblados, sin alimentos y sin recursos. No habia pues otra tabla mejor de salvacion, que atacar con superior denuedo y vencer con la fuerza moral la preponderante fuerza material de un enemigo mas numeroso, encastillado en una altura de ac

céso muy dificil. Para conseguirlo se decidió librar batalla á la mañana siguiente conforme al consejo de Lamar, y Sucre adoptó el plan propuesto por su gefe de estado Mayor Gamarra: Córdova debia formar la derecha con los batallones Bogotá, Caracas, Voltigeros y Pichincha; Miller el centro con los husares de Junin, Granaderos y husares de Colombia y Granaderos de á caballo de Buenos Ayres; Lamar la iz quierda con la legion peruana y los batallones Nos. 1, 2 y 3; y Sucre la reserva con Vargas, Vencedores y Rifles. El comandante Lafuente tendria el mando de la insignificante artilleria.

Mas expeditos los realistas en sus movimientos, se decidieron tambien por la batalla campal, viendose reducidos en los últimos dias á comer carne de caballo, y haciendose sentir ya en algunos pasquines, esparcidos por el campo, el descontento, que suscitabant los prolongados rodeos, las marchas forzadas y otros movimientos sin designio ostensible. Las faldas del Cunturcunca les ofrecian grandes ventajas para defenderse; pero estaban muy mal elegidas para em-' prender el ataque: los caballos solo podian bajar á la desfilada y llevados del diestro, de suerté, que la acción de la caballeria habia de ser desordenada y poco! energica; la artilleria, de mucha consideracion en sí misma, se exponia á perder todos sus tiros, teniendo que dispararlos desde la altura. Las diferentes divisiones de infanteria corrian tambien riesgo de no desplegar un impulso concertado y oportuno. Sin embargo, sea por un incalificable desprecio de su imponente enemigo, sea por las rivalidades entre Canteract y los demas caudillos, dispuso el gefe de estado mayor su plan de ataque, sin formar junta de guerra, ni hacer con la conveniente anticipacion las prevenciones indispensables. Ya bien entrado el memorable 9 de diciembre, supo cada uno de los gefes de division

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