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la parte, que le tocaba cumplir: Villalobos, sostenido por algunas piezas de artilleria, atacaria por el sur la derecha de los patriotas; Monet operaría por el centro; y Valdes con los demas cañones se anticiparia á descender por el norte, dando un rodeo muy largo para atacar á Lamar, cuya division ocupaba la parte mas vulnerable del campo independiente. Esperaba Canterac, que, arrollada la izquierda enemiga, la acometida impetuosa de los realistas por ese flanco facilitaria al resto del ejercito descender del Condorcanqui por el frente, y en caso necesario el Virey podria dar un impulso decisivo con la reserva, puesta bajo sus ordenes inmediatas.

La noche, que precedió á la batalla mas memorable de la emancipacion, no fué, ni podia ser de entero descanso para los patriotas; para tener inquietos á sus enemigos, é impedir, que á favor de las tinieblas practicasen el trascendental descenso á la llanura, estuvie ron ellos tocando los instrumentos militares y dispararon muchos tiros al pié del monte. En el intervalo de claridad, que hubo antes de llegar á las manos, algunos antiguos amigos, entre ellos los hermanos Tur, que militaban en opuestas filas, tuvieron pláticas tan apacibles, como correspondia á sus buenas relaciones privadas, y al caracter caballeroso de gefes distinguidos.

Pasadas las primeras horas de la hermosa maña<,na, que sucedió á una fuerte helada nocturna, los rayos vivificadores del sol, brillante objeto del antiguo culto nacional, acrecentaron los brios del ejercito libertador, que la musica militar incitaba al combate. A las diez principió el ataque general, anunciado poco antes por los fuegos de la artilleria y de los cazadores. Los realistas descendian con muestras visibles de gran confianza, mientras Valdes, que habia dado un gran rodeo, hacia esfuerzos violentos contra la di

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vision de Lamar.

Despues de recorrer los cuerpos, recordandoles sus combates y sus glorias, su honor y su patria; cuando ya los vivas al Libertador y á la República resonaban por todas partes; y cuando en la frente de los guerreros se ostentaba el entusiasmo, exclamó Sucre con el acento de la inspiracion: "de los esfuerzos de hoy pende la suerte de la America del sur, otro dia de glo ria vá á coronar vuestra admira le constancia." Luego observando, que las masas del centro enemigo no es taban en órden, y que el ataque de la izquierda se haLaba camprometido, dijo á Cordoba: "si tomais la altura, está ganada la batalla; si sois rechazado, la perdemos,"

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En el instante el heroico General, que aun ha cumplido los veinte y cinco años, grita á sus valerosos soldados: "adelante, paso de vencedores y arma á discrecion"; marcha sereno hasta colocarse á cien ра sos de las columnas enemigas, y les hace una descar ga cerrada; luego las ataca á la bayoneta, y sostenido por la caballeria de Miller, la que se llevaba de encuentro á la mal formada caballeria del Virey, logra, que todo plegue á su frente.

Luego que vió derrotados su centro y su izquier da, bajó Laserna para contener á los fugitivos, fué herido y cayó prisionero. Con su captura se desbandó su hueste, como rebaño sin pastor. Valdes, que habia logrado interponerse entre Lamar y Cordova, no pudo resistir al impulso simultaneo de la division peruana, del batallon Vargas y de los husares de Junin, que le cargaron por el frente y por los flancos; se sentó sobre una piedra para no sobrevivir á la derrota, y fué ar rastrado por sus amigos á la altura. Allí se reunieron algunos de los fugitivos á quienes perseguian de cerca Lamar y Lara, enviado en reemplazo de los cuerpos de Chile fatigados con la magnitud del triunfo.

Era la una del dia, y los despojos de los vencedores pasaban de mil prisioneros, inclusos el Virey La serna y 14 generales mas, catorce piezas de artille ria, dos mil quinientos fusiles y otros muchos artículos de guerra; habian quedado en elcampo sobre 1400 muertos y 700 heridos; dispersos ó cortados los denías realistas, estaba sellada la independencia del Perú con una victoria tan espléndida, como de incomparable trascendencia obre el por venir de la America meridional, y aun sobre las relaciones de todo el mundo civilizado, á cuya libre accion se abria el mas vasto teatro.

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El esplender del triunfo fué realzado por la ge. nerosidad del vencedor. Cuando la posicion del enemigo podia reducirlo á una entrega discrecional, se presentó Canterac en compañia de Lamar, pidiendo una capitulacion, que Sucre concedió sobre el campo de batalla, acordando á los firmes defensores del Rey durante catorce años favores extraordinarios. Con ligeras modificaciones fué aprobado el proyecto presentado por los vencidos en la forma siguiente:

Don José Canterac, teniente general de los 1eales ejercitos de S. M. C., encargado del mando supe rior del Perú, por haber sido herido y, prisionero en la batalla de este dia el Excmo. virey D. José de Laserna, habiendo oido á los Señores y jefes, que se reunieron despues que el Ejército Español llenando en todos sentidos, cuanto ha exijido la reputacion de sus armas en la sangrienta jornada de Ayacucho y en toda la guerra del Perú, ha tenido que ceder el cam po á las tropas independientes; y debiendo conciliar á un tiempo el honor á los restos de estas fuerzas con la disminucion de los males del pais, he creido conveniente proponer y ajustar con el Sr. general de division de la República de Colombia, Antonio José de Sucre, comandante en gefe del Ejército Libertador del Perú,

las condiciones, que contienen los articulos siguientes: 1° El territorio, que guarnecen las tropas espa ñolas en el Perú, será entregado á las armas del Ejér cito Unido Libertador hasta el Desaguadero, con los parques, maestranzas, y todos los almacenes militares existentes.

1. Concedido. Y tambien seran entregados los restos del ejercito español, los bagajes y caballos de tropa, las guarniciones, que se hallen en todo el territorio, y demas fuerzas y objetos pertenecientes al gobierno español.

2. Todo individuo del Ejército Español podrá regresar á su pais; y será de cuenta del Estado del Perú costearle el pasage, guardandosele entre tanto la debida consideracion y socorriendole á lo menos con la mitad de la paga, que corresponde mensualmente á su empleo, ínterin permanezca en el territo¡rio.

2. Concedido.-Pero el gobierno del Perú solo abonará las medias pagas, mientras proporcione trasportes. Los que marchasen á España, no podran tomar las armas cont-ra la América, mientras dure la guerra de la Independencia, y ningun individuo podra ir á punto alguno de la América, que esté ocupada por las armas españolas.

3.o Cualquier individuo de los que compone el ejército español, será admitido en el Perú en su propio empleo, si lo quisiere.

3. Concedido.

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4. Ninguna persona será incomodada, por sus opiniones, aun cuando haya hecho servicios señalados á favor de la causa del rey, ni los conocidos por pa sados: en este concepto tendran derecho á todos los artículos de este tratado.

4.

Concedido.-Si su conducta no turbare el órden público, y fuere conforme á las leyes.

5. Cualquier habitante del Perú, bien sea europeo ó americano, eclesiástico ó comerciante, propietario ó empleado, que le acomode trasladarse á otro país, podrá verificarlo en virtud de este convenio, lle vando consigo su familia y propiedades, prestandole el Estado proteccion hasta su salida; y si él quiere vivir en el pais, sera considerado como los peruanos.

5.

Concedido.-Respecto á los habitantes del pais, que se entrega, y bajo las condiciones del artículo anterior.

6. El Estado del Perú respetará igualmente las propiedades de los individuos españoles, que se hallan fuerá del territorio, los cuales son libres de disponer en el término de tres años, debiendo considerarse en igual caso las de los americanos, que no quieran trasladarse á la Peninsula y tengan allí intereses de su pertenencia.

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6. Concedido.-Como el artículo anterior, si la conducta de estos individuos no fuese de ningun modo hostil á la causa de la Libertad y de la Independencia de la América; pues en caso contrario el gobierno del Perú obrará dis crecionalmente.

7. Se concederá el termino de un año para que todo interesado pueda usar del art. 5.°; y no se les exi jirá mas derechos, que los acostumbrados de extrace ciones, siendo libres de todo derecho las propiedades de los individuos del ejercito.

7. Concedido.

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8. El Estado del Perú reconocerá la deuda con. traida hasta hoy por la hacienda del gobierno espa ñol.

8. El Congreso del Perú resolverá sobre este artículo lo que convenga á los intereses de la República.

9. Todos los empleados quedaran confirmados en

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