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se, que el Protector sacó de la retirada, á que habia forzado á los realistas sin necesidad de combates azarosos, ventajas superiores á una gran victoria y logró por consecuencia inmediata la rendicion del Callao. Cerciorado Lamar, de que Canterac se retiraba en el peof estado y no contando por su parte con viveres sino para tres dias, ajustó el 19 de setiembre una honrosa capitulacion: la guarnicion salió por la puerta principal de la plaza, con tambor batiente, banderas desplegadas y dos cañones dotados de la competente dotacion; la tropa veterana quedó autorizada pa ra incorporarse en Arequipa á las filas realistas, facilitandosele el trasporte; los milicianos podrian permanecer libremente en sus casas de simples particulares, y la gente de mar seguiria esta misma suerte ó recibiria pasaportes para España, llevandose sus bienes. A Lamar se le ofreció el generalato en las filas independientes, mas el pundenoroso jefe no quiso contraer compromisos con la patria, antes de haber renunciado sus anteriores destinos y sin haber obtenido de La Serna la rotura de los contraidos con el Monarca. Una vez salvado su honor, puso sus eminentes dotes militares al servicio del Perú, que le reservaba una car. rera tan brillante, como azarosa.

La deseada posesion de la primera plaza del Pacifico, que colmaba los votos de San Martin, y daba mayor seguridad á su gobierno, coincidio con los disgustos ocasionados por Cochrane, que llegaron al mas alto grado. Las disensiones, que venian de muy atras, se habian agravado por toda suerte de contrariedades. A poco de ocupada la capital por el ejerci to libertador, se dispuso, que, para remedíar las necesidades mas apremiantes, se desembarcaran en Chorrillos dos mil fanegas de trigo, que había á bordo del San Martin; y aunque, segun hizo Cochrane presente, el buque estaba demasiado cargado para entrar sin riesgo

en aquella ensenada, hubo de ir por la insistencia del gobierno, y á poco de llegar se fué á pique. Establecido el protectorado, fué desatendida la escuadra, que reclamaba con amenazadoras instancias los prometi dos pagos, y por haber espirado el plazo del enganche para un gran número de marineros, corria riesgo de la desorganizacion mas peligrosa. Ademas se sospechaba con algun fundamento, que San Martin deseaba la desorganizacion y contribuia á ella con su desatendencia y ofrecimientos á fin de formarse con los desertores y cumplidos una escuadra, enteramente puesta á sus órdenes. Por otra parte, mientras el Almirante hacia subir la deuda á mas de 420,000 pesos; el Protector queria rebajar de ella el pago de los haberes atrasados, que declaraba corresponder á Chile, y aun murmuraba contra las continuas exigencia de dinero, diciendo que se habian hecho ricas presas de que no. se habia dado cuenta. Sobreviniendo cada dia nuevos motivos de desacuerdo y perdida la esperanza de ver satisfechas sus reclamaciones, aprovechó Cochrane la oportunidad que le ofrecia el embarque de cuantiosos fondos, públicos y privados, en buques surtos en Ancon, á causa de la expedicion de Canterac: extrajo á viva fuerza el valioso depósito, y lo repartió entre la tripulacion y oficiales, á cuenta de sus atrasos. A las justas reclamaciones del gobierno por tal atentado contestó el 20 de setiembre; que todo lo habia hecho consultando los intereses de Chile y del Perú, para evitar У mayores males, dejando, que los marineros se hicieran justicia á si mismos, con tomar el dinero del gobierno y se convirtieran luego en piratas." Sus enemigos sostenian que la suma arrebatada pasaba de 400,000 pesos, él no confesaba sino 285,000, insistiendo, en que habia devuelto á los particulares, cuanto justificaron pertenecerles. Al irritante cambio de recriminaciones y quejas vinieron á reunirse las ya mal encubiertas

sugestiones del protectorado para atraer, á los marinos: hubo numerosas deserciones, enganches poco escrupulosos, y algunos oficiales, que cambiaron de escarapela; el Almirante hizo volver á los antiguos buques, con atropellamiento de las autorida les del Callao, á los recien enganchados en la armada peruana; tuvo el puerto como bloqueado, y recibió con desprecio las intimaciones de alejarse, que le hizo San Martin, como jefe superior de todas las fuerzas libertadoras. Al fin partió el 6 de octubre para el norte en persecucion de las fragatas españolas Prueba y Venganza, que junto con la corbeta Alejandro habian escapado hasta entonces á sus activas pesquisas.

Por estos mismos dias traia el gobierno desagradables y perjudiciales altercados con los comerciantes extranjeros, principiando desde entonces los conflictos internacionales, que tanto han dañado al Perú en su honra y sus intereres. El 28 de setiembre se dió un reglamento de comercio, que, si bien ofrecia algunas disposiciones antieconomicas, era un paso muy avanzado sobre el monopolio del coloniage.-Se declararon abiertos á todas las naciones los puertos del Callao y Huanchaco y se fijaron los derechos de importacion en un 20 por 100, con excepcion de los artículos manufacturados similares á los de fabricacion nacional, que pagarian derechos dobles. Los buques de las nuevas repúblicas pagarian el 18 por ciento, y los peruanos el 16. Estaban libres de todo impuesto los libros impresos, los instrumentos cientificos, los mapas, las imprentas, el azogue, los artículos de guerra, excepto la polvora, y toda clase de maquinas. El cabotage por los puertos menores y el comercio al menudeo se reservaban á los nacionales. Los extranjeros debian consignar las mercaderias, y por disposicion posterior se les autorizó á venderlas por si mismos pagando el 23 por ciento. Se prohibió la extrac

eion y conservacion en casa del oro en polvo y de la plata en pasta. Por la exportacion del oro y plata amonedados se pagaria el 24 por 100, los demas artícu los exportados pagarian el 4, el 3 ó el 3 por 100, segun se hiciera la exportacion en buques extranjeros, americanos ó peruanos.-Quedaban abolidas las adua nas interiores, las guias y las tornaguias-El contra bandista por mas de 100 pesos sufriria la confisca cion de bienes y cinco años de presidio, su complice la pena de expatriacion, y si era empleado de hacien da, el último suplicio.-Los aforos debian hacerse todos los meses por una junta de empleados y comerciantes. Los extranjeros protestaron contra las dispo siciones restrictivas de la libertad de comercio, que se les habia ofrecido de una manera vaga.

El 19 de setiembre llegaron al puerto de Pisco los buques ingleses Macedonia y Libonia, el primero de procedencia y cargamento sospechosos, y el segun do, sin rol, ni registro, ni patente. Las autoridades tra taron de apresarlos; y mientras se hacian las primeras diligencias con cierta precipitacion, llegó una corbeta inglesa de guerra, y su comandante procedió de propia autoridad contra los apresadores del modo mas violento. El Protector, á quien elevaron fundadas quejas, no pudo obtener del comodoro britanico, que guardase las consideraciones debidas de justicia á un gobierno independiente. Años despues fué necesario pagar centenares de miles por la indemni zacion, que reclamaron los interesados en los bergantines Ane y Olive Branche, tambien ingleses declarados con razon buenas presas. De igual suerte la fra gata Canton y otras naves norte americanas, que ha cian el contrabando de guerra, apoyadas en la protec cion de su comodoro, se burlaron de las autoridades peruanas. Por otros buques detenidos ó apresados jus tamente se pagaron mas tarde reclamaciones tan in

fundadas, como onerosas. Con sobrada frecuencia los gobiernos fuertes han prestado el mas injusto apoyo á sus buques y subditos, prevalidos de la debilidad é irregularidades inevitables en un estado naciente é inesperto: ya alegaron el honor de su bandera ó los intereses de su comercio, ya simples omisiones de forma; ocasiones hubo, en que se invocó por toda razon la preponderancia marítima y por todo interés el de especuladores nada escrupulosos. De ese modo el tráfico con las naciones mas adelantadas y la inmi gracion extranjera, que solo debian traer á un país hospitalario y rico nuevos elementos de prosperidad y cultura, causaron mas de una vez grandes quebrantos y arraigaron contra los extranjeros las prevenciones creadas por el aislamiento colonial.

Por lo demas, desde que la independencia abrió el Perú á todas las naciones, la sociedad y el gobier no prestaron la mejor acojida á cuantos hombres bien intencionados traian su contingente de luces y trabajo: los destinos públicos, los enlaces ventajosos, la fortunà y la consideracion social se distribuyeron con mano pródiga á los extranjeros ilustrados, activos y economicos. El 4 de octubre decretó el Protec tor, que pudieran naturalizarse los mayores de 23 años con dos de residencia, siempre que trageran algun capital ó industria. Las ventajas de la ciudadania se extendieron por el estatuto provisorio á cuantos americanos jurasen la independencia.

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El Protector creyó la causa de la patria y su propia autoridad bastante aseguradas para dar leyes fundamentales, conformes á sus convicciones. Asi hizo jurar su código de la dictadura el 8 de octubre, dias antes de haberlo publicado: invocando no los principios democraticos, sino la absoluta autoridad, que á su entender le daban el imperio de la necesidad, la fuerza de la razon y las exigencias del bien público,

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