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acreditó para la asamblea federal, que debia reunirse en Panamá, al Ministro Pando y á Don Manuel Vidaurre; decretó, que la medalla acordada en honra del hombre clásico del Nuevo Mundo, el padre insigne de la patria, llevase en su busto el mas honroso distintivo de los varones claros, y fuese concedida á los benemeritos de la emancipación, pudiendo trasmitirla á sus descendientes, como un testimonio de sus virtudes y de reconocimiento al héroe; en todos los ramos de la administracion hacia sentir una actividad bien intencionada, sino siempre eficaz y acertada.

Sea por decretos de Bolívar, sea por los del consejo se procuraba llevar á cabo la completa organizacion del gobierno independiente, que el Protectorado de San Martin no tuvo tiempo, ni medios de establecer de una manera perfectamente sistemada y vigorosa. El departamento de Trujillo se llamó de la Libertad, y su capital ciudad Bolívar,el de Huánuco de Junin, y el de Huamanga de Ayacucho;fueron declaradas fiestas civicas los aniversarios de Junin y Ayacucho y el natalicio del Libertador. Se estableció en Lima la Corte suprema, y en ella, en Tr jillo, Arequipa y Cuzco funcionaron las Cortes superiores; una comision fué encargada del proyecto del código civil y del de procedimientos. Las provincias de Puno, que en lo eclesiástico pertenecian al obispado de la Paz, fueron agregadas á la diocesis del Cuzco; se suspendió la publicacion de la bula de la cruzada; se pensó en mejo. rar el arancel eclesiástico; se redujeron las fiestas, y se promovió la educacion del clero en el seminario de Santo Toribio. Alguna atencion se prestó á los colegios de San Carlos y San Fernando, conocidos entonces el primero con el nombre de convictorio de Bolí var y el segundo con el de colegio de la Independencia; en Cuzco y Puno se creaban colegios de artes; se abrió en Ayacucho la antigua Universidad de San

Cristobal y en Trujillo la decretada por Bolívar; en Lima debia fundarse un Gineceo para la educacion de las mugeres, que ya teniau decretado un colegio en la capital de los Incas; en la de la república iba á abrirse el Museo latino para el estudio de humanidades; las escuelas normales, es decir de enseñanza mutua, debian establecerse en todas las capitales de departamento; la ya crea 'a Direccion General de estudios atendería á la instruccion popular en toda la república. La policia, especialmente en lo relativo á salubridad pública, fué objeto de importantes disposiciones, y su cuidado se confió á los intendentes, como cargo concegil; se reglamentó el trabajo de los esclavos en sentido poco humanitario y nada liberal; para correccion de los criminales se decretó el establecimiento de un panoptico; la beneficencia fué confiada en Lima á una sociedad, que trató de mejorar los hospitales. En auxilio del comercio se aprobaron los estatutos de un banco; para fomentar las minas se decretaban un direccion y una escuela, que debian sostenerse con el impuesto de medio real por marco de plata y de un real por marco de oro; la agricultura fué libertada de algunas exacciones extraordinarias.

La hacienda, de cuya buena situacion pendian en gran parte las mejoras públicas y privadas, estaba lejos de presentar un estado satisfactorio: en primer lu gar no podía menos de resentirse del peso y desconcierto de la guerra; y en segundo lugar era imposible, que fuese objeto de arreglos bien sistemados y permanentes, mientras dominara Bolívar: de manos pródigas, sin estudios economicos, é incapaz de sujetarse á cálculos, el Libertador gastaba sin órden, ni medida; decretaba á su placer pagos y empresas de gran costo, introduciendo y propagando el desorden en las rentas; para que ofrecieran un fondo inagotable, creia que bastaba proteger la mineria, apropiandose el es

tado todas las minas abandonadas y para que no le faltasen los recursos del crédito extrangero, no vaciló en ofrecer á los prestamistas, que se comprometieran al servicio regular de la deuda, las minas y tierras del estado, y ademas cuantos bienes y entradas pudiera reunir la hacienda.

Mejor inspirado el consejo de gobierno fomenta ba la explotacion del Cerro de Pasco, protegiendo la formación de una compañia pasco peruana; organizaba las contribuciones, personal, de patentes, predios y papel sellado; creaba la caja de amortizacion, cuyo arreglo, iniciado por Pando y suspendido de órden suprema, fué concluido por el nuevo ministro de ha cienda Larrea; creaba tambien la utilisima caja de liquidacion, y para asegurar los derechos de aduana, daba una organizacion militar al resguardo. Con me nos acierto se imponian nuevos gravámenes á las mercancias, perjudicando no solo al comercio, sino tambien al fisco, sea por la disminucion del tráfico, sea por el aumento inevitable del contrabando.

Los comerciantes extrangeros, disgustados ya con los recargos de aduana, se molestaron mucho con la obligacion, que se trataba de imponerles, enrolandolos en la guardia civica, ó haciendoles pagar cinco pesos mensuales por la esencion de ese servicio. Por lo demas, ni su oposicion, ni su tributo civico podian hacerse de suyo muy notables; por que entonces no pasaba su número de 650, entre ellos 143 españoles, 127 chilenos, 95 ingleses, 70 colombianos, 63 italianos, 41 norte-americanos, 40 franceses, 35 argentinos, 14 portugueses, 5 alemanes, 2 austriacos, 2 holandeses, 1 sueco, 1 mejicano, 1 brasilero.

La conservacion de la paz interior imponia pocos cuidados al gobierno. Si bien el ejercito peruano estaba disgustado por verse desatendido; solo ocur rieron dos sublevaciones en el regimiento Dragones

del Perú, una en Ica el 12 de setiembre y otra en Camaná el 7 de Octubre. Ambas fueron ahogadas en sangre; se ord nó fusilar á los conspiradores, donde quiera, que fueran aprendidos, vigilar á los residentes en otras ciudades, y confinar á los mas peligrosos con medico, botiquin y las raciones de ordenanza en Huánuco, donde permanecerian hasta la rendicion del Callao; se les amenazaba con el rigor de las leyes, si fugaban ó pervertian la opinion pública.

La rendicion de los castillos estaba próxima, si bien Rodil se habia sostenido por mas de un año, no obstante que el sitio se fué estrechando de dia en dia por mar y tierra, y por mas que se fueron desvaneciendo rapidamente las esperanzas de socorro, y los sufrimientos ray ron en los límites de la desesperación. Desde que el gefe rehusó obedecer la capitulacion de Ayacucho hasta el extremo de recibir á duras penas á los comisionados del Virey y á otros parlamentarios, los sitiados fueron declarados fuera de la ley de las naciones. El oficial, que habian enviado á ponerse de acuerdo con Quintanilla, fué capturado por la escuadra chilena; la retirada de Guruceta, la muerte de Olañeta y la rendicion de Chiloé les quitaron todo apoyo en America, y era un delirio aguardar los de España, reducida á la última postracion. Las salidas al campo, con el objeto de buscar pasto para el ganado, hubieron de suspenderse, desde que el 16 de de febrero la columna destacada con tal objeto fué sorprendida por los patriotas embosca los en las chacras de Barbosa y Villegas, quedando fuera de combate mas de cien hombres. Los estragos del fuego se acrecentaron, despues que los sitiadores se apoderaron del fuerte de San Rafael. Mas las victimas de la artilleria enemiga, aunque pasaron de 760, fueron muy pocas, comparadas con las que sucumbieron entre las agonias del hambre y dolores del escorbuto. Rodil

habia ordenado, que dejara la plaza todo individuo, que se hubiera refujiado sin tener viveres para mas de seis meses, y en menos de cuatro habia expulsado á 2389 peruanos. Así pensaba deshacerse de bocas inutiles, y con igual objeto accedió al cange de los prisioneros, que quedaron á consecuencia de la traicion de Moyano. Los patriotas acogian con benevolencia á los primeros expulsados; pero reflexionando despues, que con la salida de bocas inutiles contarian los defensores del Callao proporcionalmente con mas viveres para sostenerse y podrian prolongar por mayor tiempo su desesperada resistencia, resolvieron reci bir á tiros á cuantos de allí salieran. Veinte mugeres expulsadas por Rodil el 3 de mayo pasaron algun tiempo entre mortales riesgos y angustias indescripti bles, pernoctando en los fosos sin alimentos y sin abrigo; por la parte de la plaza se les disparaba y amenazaba con las lanzas, y los sitiadores en vez de socorrerles, hacian fuego. Al fin los sentimientos de humanidad se sobrepusieron á las feroces inspiraciones de la guerra, y aquellas infelices hallaron el alivio de sus males en la compasiva Lima.

Los sufrimientos de los sitiados eran ya intolera bles. Desde el mes de mayo solo los empleados en el servicio recibieron racion, que de dia en dia fué mas escasa. Las provisiones iban acabandose: las gallinas llegaron á venderse de 25 á 30 pesos cada una; se consumieron los caballos, las mulas, los perros, los gatos y las ratas. Faltando los alimentos, las privaciones y la epidemia hicieron horribles estragos; el número de las victimas pasó de seis mil almas, y entre ellas se contaban Torretagle, la flor de la nobleza, algunos diputados y otros peruanos notables, que allí habian buscado refugio, sea contra las iras de Bolívar, sea contra los desordenes del populacho desenfrenado en febrero anterior, en ausencia de las autoridades y de

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