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CAPITULO II.

PRESIDENCIA VITALICIA, 1826-1827.

La constitucion de 1826 recibió el nombre de boliviana, por que era casi identica con la dada en el mismo año por Bolivar á la república de Bolivia. Tampoco diferia mucho de la constitucion anterior y del estatuto provisorio, en cuanto la ciudadania, garantias, órden judicial y administrativo, division del territorio y fuerza armada. Mas se separaba de los codigos fundamentales en la organizacion del poder electoral, que añadia como un cuarto poder al legis lativo, judicial y ejecutivo. El poder legislativo tenia una organizacion, bastante complicada, recordando la que Napoleon dió al consulado, con tres camaras de tribunos, senadores y censores. Pero lo que habia de mas extraño y alarmante en la constitucion boliviana, era la ex stencia de un Presidente vitalicio, irresponsable y con el derecho de proponer á las camaras el vicepresidente de la república, que autorizaria todos los actos como gefe del ministerio, y debia sucederle en la suprema magistratura, pudiendo separarlo á su arbitrio. Encantado de esta rara creacion, decia Bolivar; "un presidente vitalicio con derecho para elegir al sucesor, es la inspiracion mas sublime en el órden republicano." Para los liberales no pasaba de ser un contrasentido, un poder ultramonarquico, que hacia de la llamada república una monarquia despotica. En la parte trascendental del codigo estaban mal encubiertas las instituciones monarquicas bajo for mas repúblicanas; faltaba la vida municipal, que es la cuna y el asilo último del gobierno propio; las refor mas se hacian sobre manera lentas y dificiles; la com-/ plicacion del poder legislativo dificultaba tambien mucho el órden legal; el presidente vitalicio, que, sien

do hombre de genio, absorberia todos los poderes, care ciendo de talento y energia, solo poseeria una autori. dad fantastica.

Se puede decir, que Bolívar habia hecho la mas incontestable censura de su obra predilecta, diciendo á los representantes de Bolivia "Al ofreceros el proyecto de Constitucion, me siento sobrecojido de confusion y timidez, por que estoy persuadido de mi in capacidad para hacer leyes. Cuando yo considero, que la sabiduria de todos los siglos no es suficiente para componer una ley fundamental, que sea perfecta; y que el mas esclarecido Legislador es la causa inmediata de la infelicidad humana y la burla, por decirlo así, de su ministerio divino; ¿que deberé deciros del soldado, que, nacido entre esclavos y sepultado en los desiertos de su patria, no ha visto mas que cautivos con cadenas, y compañeros con armas para romperlas? ¡¡YO LEGISLADOR.....!! Vuestro engaño y mi copromiso se disputan la preferencia: no se quien padezca mas en este horrible conflicto; si vosotros por los males, que debeis temer de las leyes, que me habeis pedido, o yo del oprobio, á que me condenais por vuestra confianza....

ó

El heroe de la independencia no era en verdad el hombre llamado á dar la ley à las repúblicas, que ha bia libertado; no solo sus habitos guerreros se oponian á que pudiera comprender y amar decididamente las instituciones liberales; su corazon ardiente, su imaginacion inquieta, el largo egercicio de la dictadura, su falta de experiencia legislativa, su caracter imperioso, su espiritu visionario, la misma grandeza de sus aspiraciones, y la impetuosidad de sus propositos, todo le negaba el genio de la legislacion; todo le arrebataba el tranquilo juicio y las moderadas concepciones, que formaron la gloria de Solon y de Washington.

Sus partidarios, bien penetrados de sus altivas con

vicciones, llamaban á la constitucion vitalicia, codigo divino, redencion del genero humano, resumen de to do lo bueno en la ciencia de gobierno, germen de felicidad inmensa, presente incomparable de la divinidad al genero humano. La prensa no tenia sino una voz para ensalzarlo, y en las comunicaciones oficiales pasaban los elogios de toda medida. ¡Desgraciado del que aventuraba la menor censura.! Todo se dispuso para arrancar un simulacro de aceptacion popular, prodigando las amenazas y los halages. La adininistracion se organizó de manera, que la accion de las autorida des contribuyese de lleno á la aprobacion deseada. Quitóse á las municipalidades, cuyo caracter popular inspiraba la mayor confianza, la anterior influencia en el nombramiento de prefectos, íntendentes y gover nadores; los primeros eran nombrados directamente por el supremo gobierno; los segundos á propuesta de los prefectos, y los gobernadores á propuesta de de los intendentes. Con la renuncia de La-Mar pudo componerse el consejo de miembros enteramente adictos á la dictadura: y se dió la presidencia á Santa Cruz, quien se apresuró á decir á los pueblos:

"Ciudadanos, el Padre de las tres repúblicas, el hombre insigne del siglo, que me ha encargado de la Presidencia del Consejo, sin atender á mi insuficiencia y sin consultar los sentimientos de mi corazon, no ha contado mas que con mi subordinacion, y buena fé, y con el profundo respeto, que le debo como al salvador de mi patria. Tan enorme peso es superior á mis fuerzas, por que no soy mas que un soldado, y hubiera insistido en no aceptar este cargo, si no estuviese bajo la ejida y respetabilidad de su nombre.

"Ciudadanos-Asociado á mis ilustres colegas, hombres expertos, y familiarizados en los negocios públicos, marchando decididamente por el sendero de la virtud y de la gloria, que ha trazado el inmortal

Bolivar, me lisongeo de devolver algun dia este deposito en la integridad, que lo he recibido, y con los adelantamientos consiguientes á la práctica de los principios liberales, que el Libertador ha difundido."

El agradecido Larrea conservó la cartera de Hacienda; el docil Unanue se encargó del despacho de la justicia y negocios eclesiasticos; Heres obtuvo la secretaria de guerra y marina al lado del Dictador, y el entendido, cuanto, elocuente y nada escrupuloso Pando debia ser el mejor instrumento de la dictadura, desempeñando el ministerio de gobierno.

El 1.° de Julio pasó Pando una elocuente circular á los prefectos, para que, reuniendo sin de nora los colegios electorales, procediesen estos á dar sus votos sobre la constitucion boliviana. Despues de atacar habilmente el código nacional, decia del proyectado por Bolivar:

El Código político, presentado por el Libertador al Congreso de Bolivia, es produccion de un genio trascendental, destinado á formar época en 1 historia de las sociedades civiles. Parecia hasta aqui imposible conciliar la mayor suma posible de libertad y de influencia en los ciudadanos, con la organiza cion robusta de un Ejecutivo expedito para desem. peñar sus importantes funciones, sin trabas perjudiciales, ni facilidad para hacerse usurpador, y de un Poder Legislativo, tan bien constituilo en todas sus partes, que sus movimientos no presentan ni aun la mera posibilidad de tiranía oligárquica, de precipitacion en la redaccion de las leyes, ni de choques y conflictos paralizadores, que son los escollos, on que se han estrellado constantemente las asambleas populares. El Consejo de Gobierno no podia pus trepidar en ofrecer á la sancion pacional esta obra insigue de la sabiduria exprimentada, con aquellas. cortas modificaciones que ha creido adaptables á las

circunstancias de nuestro pais; ni en elevar su en esta ocasion solemne, para exortar á los peruanos, á que acepten esta benéfica Constitucion, que les pro mete para lo futuro largos dias de reposo y de feli cidad....

La constitucion impopular, que se intentaba autorizar con el voto de los colegios electorales, se hacia doblemente odiosa por su espiritu antinacional y por la mal disimulada violencia, con qu era impuesta al Perú. Todos los instintos patrioticos habian de sublevarse ante semejante supercheria; la escandalosa falta á la verdad despojaba al poder del prestigio inherente á la autoridad; desde que el gobierno se salió completamente del terreno legal, no podian menos de lanzarse los exasperados amigos de la libertad en el azaroso sendero de las conspiraciones. El ciego espiritu de partido y el furor del resentimiento extraviaron á un corto número hasta el punto de no ver en el Libertador, sino un usurpador tiránico, que era necesario asesinar para sacudir su insoporta ble yugo. La gratitud por incomparables servicios, y el horror al crimen moderaron la oposicion de los demas apasionados amantes de la libertad; pero no los retrajeron de concertarse, sea secretamente, sea con poco recato, á fiu de que, abatida la dominacion colombiana, pudiese el Perú gozar los inestimables beneficios del gobierno propio y liberal. Mientras en Lima seguia la conspiracion su marcha silenciosa, estallaba el 6 de Julio en Huancayo una sublevacion militar.

Dos escuadrones de husares de Junin, persuadidos por sus cabecillas de que se les iba á incorporar en el ejército colombiano, en vez de obedecer la or den del gobierno, que los llamaba á Lima por desconfiar de su adhesion, se levantaron contra él, apre sando á varios gefes; y tomada la plata, que el correo

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