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gan unos mismos los intereses del Perú y de Colombia, y que forme, si puede decirse, en los dos una sola Patria!"

Por su parte el gobierno peruano decretaba una espada de honor á Sucre y una medalla para todos los vencedores sin distincion de peruanos, ni colombianos. La municipalidad de Lima se dirigia á Bolívar para felicitarle y demandarle auxilios en un oficio elocuente redactado por el liberal Luna Pizarro. San Martin le escribia con fecha del 13 de Julio:

"Los triunfos de Bomboná y de Pichincha han puesto el sello á la union de Colombia y del Perú, asegurando al mismo tiempo la libertad de ambos estados. Yo miro bajo este doble aspecto la parte, que han tenido las armas del Perú en aquellos sucesos, y felicito á V. E. por la gloria, que le resulta al ver confirmados los solemnes derechos, que ha adquirido al título de libertador de Colombia. V. E. ha consumado la obra, que emprendió con heroismo, y los bravos, que tantas veces ha conducido á la victoria, tienen que renunciar á la esperanza de aumentar los laureles de que se han coronado en su patria, si no los buscan fuera de ella. El Perú es el único campo de batalla, que queda en la América, y en el deben reunirse los que quieran obtener los honores del úl timo triunfo, contra los que han sido vencidos en todo el continente. Yo acepto la oferta generosa, que V. E. se sirve hacerme en su despacho de 17 del pasado: el Perú recibirá con entusiasmo y gratitud todas las tropas, de que pueda disponer V. E. á fin de acelerar la campaña y no dejar el menor influjo á las vicisitudes de la fortuna: espero, que Colombia tendrá la satisfaccion de que sus arinas contribuyan poderosamente á poner término á la guerra del Perú, así como las de este han contribuido á plantar el pabellon de la república en el sud de un vasto terri

torio.

Ansioso de cumplir mis deseos frustrados en el mnes de Febrero por las circunstancias, qué ocurrieron entónces, pienso no diferirlos por mas tiempo: es preciso combinar en grande los intereses, que nos han confiado los pueblos, para que una sólida y estable prosperidad les haga conocer mejor el beneficio de su independencia. Antes del 18 saldré del puerto del Callao, y apenas desembarque en el de Guayaquil, marcharé á saludar á V. E. en Quito. Mi alma se llena de pensamientos y de gozo, cuando contemplo aquel momento, en que nos veremos, y presiento que la América no olvidará el dia en que nos abracemos."

Para estrechar las relaciones entre el Perú y Co. lombia habia enviado Bolívar de ministro plenipotenciario á Don Joaquin Mosquera, quien habia sido recibido en Lima el 5 de mayo con el júbilo natural á un pueblo, que por primera vez ostentaba su posicion entre las naciones independientes. La importancia de aquella mision merecia tambien toda la consideracion nacional: se trataba de alejar las causas de desacuer do entre el Perú y Colombia, y al mismo tiempo que de estrechar sus relaciones, de echar las bases de la union americana. Encargado Monteagudo de entenderse con el enviado colombiano, se ajustaron los pactos con la prontitud, que era de esperar de entendidos hombres de estado, ocupados de negocios apremiantes: aplazadas ó resueltas sin dificultad las cuestiones enojosas, estaban acordes el 21 de mayo en los puntos espinosos, y el 6 de julio firmaron un tratado de confederacion sud americana, y otro de union, liga y confederacion perpetua entre el Perú y Colom

bia.

En los nueve artículos del primer tratado se estipulaba, que se reuniria en Panama ó en otro lugar

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conveniente una asamblea compuesta de dos ministros plenipotenciarios de cada estado para cimentar sus relaciones íntimas, servir de consejo en los grandes conflictos, interpretar sus tratados públicos y ser el árbitro ó consultor en sus cuestiones recíprocas; que la union dejaria á salvo la soberania de cada estado; que ninguno de ellos accederia á las exigencias de indemnizacion ó tributo por parte de España;-que Colombia y el Perú pondrian cada uno para asegurar la alianza, cuatro mil hombres y los buques disponibles; que ambos estados invitarian á los demas sudamericanos á la aceptacion de este pacto.

Por el tratado particular se concedió la ciudadania á los colombianos en el Perú y á los peruanes en Colombia; se extendió la jurisdiccion de sus cortes marítimas para juzgar á los corsarios, aunque llevaran bandera de la otra nacion; se autorizaban sus hostilidades en caso de invasion repentina, respetando las leyes; se arreglaria la demarcacion territorial de una manera amistosa; se sostendrian ambos gobiernos en el caso de revueltas interiores, y se entregarian, asi los desertores del ejercito y de la armada como los reos de sedicion ú otros delitos graves.

Los dos tratados fueron ratificados por Torretagle el 15 de julio; pero no obtuvieron la ratificacion del gobierno colombiano por haber dejado indecisos sus pretendidos derechos territoriales, y sufrieron en los congresos de ambas republicas la oposicion, que no podian ménos de sucitar en representantes liberales los artículos relativos á la intervencion en los disturbios interiores.

El Ministro Mosquera creyó de su deber alcanzar de Canterac por el intermedio del gobierno peruano el respeto á los oficiales de Numancia, que aconsejaban no solo los sentimientos de humanidad, sino tambien los tratados para regularizar la guerra concluidos

entre Bolívar y Morillo. Mediaron largas comunicaciones, en las que el caudillo realista se expresó con su habitual descomedimiento y con la extraordinaria ar rogancia, que le habia inspirado el fácil triunfo de Ica: sea cediendo á esas inspiraciones, sea que pretendiera neutralizar la adversa influencia de la pérdida de Quito y de las alarmantes noticias relativas á la península agitada y en parte dispuesta á reconocer la independencia, dirigió á los patriotas esta extraña proclama.

Hombres incautos!

Vuestra extremada docilidad os va á lanzar en el mayor infortunio. Desesperanzados vuestros caudillos de existir ya en el Perú, como incapaces de oponerse á las irresistibles fuerzas de mar y tierra, que muy en breve han de señorearle, intentan fugar con vosotros á remotísimos, y muy fatales climas, que os privaran para siempre del pais, que os vió nacer, y de volver al seno de vuestras familias, y de los demas objetos de vuestras caricias. Abandonad esos monstruos, que os quieren sacrificar por llevar adelante su perfidia, y no seais ya mas instrumentos de los tiranos, que por tanto tiempo ha sufrido vuestro suelo. Unios á las banderas de mi ejercito vencedor, y ayudemos todos á restablecer en la America del Sud, el sosiego, que gozaba en dias mas felices. No deis el menor oido á los engaños de esos infidentes jefes, tomando una decision, que os libre del momento, en que seducidos ó sorprendidos os arrebaten en los buques para conduciros al cruel destierro. Tan aciaga suerte amenaza á todos vosotros peruanos, chilenos ó de Buenos-Ayres, cualquiera que sea la trama con que os alucinen. Predigo verdades, que palpareis bien à vuestro pesar, si antes no las dais crédito, y os acogeis al piadoso indulto que, á nombre del Excmo. señor virey prometo desde ahora aun

á los que erroneamente abandonaron nuestras filas, y se unieron á los rebeldes. Nuestra nacion cada dia mas generosa ansia por la reconciliacion de sus hijos extraviados, para olvidar enteramente las desgracias pasadas, enjugar sus lagrimas, y hacerles dichosos con la paz y las nuevas instituciones, que daran tanta prosperidad á estos paises, estrechando mas y mas precisamente los fraternales sentimientos de los españoles de arabos mundos. Así lo espera y desea el general Canterac.

Cuartel general en Huancayo, 21 de Junio de 1822. Si habia esperado, que el revés de Ica desalentaria á los patriotas, se equivocó mucho. Las francas y oportunas proclamas del gobierno no solo restablecieron luego la calma, sino que inspiraron fundadas esperanzas del próximo triunfo. Con extraordinaria prontitud rehizo San Martin el ejercito, al que pasó revista el 4 de junio y pudo arengar en los términos siguientes:

Soldados! Yo conozco el deseo, que os anima en este dia: vuestro coraje arde por encontrar al enemigo, y por cubrir de laureles vuestras armas: cada uno de vosotros se prepara á distinguirse entre los demas, y piensa desde ahora en las hazañas de valor, que contará despues á sus camaradas, cuando vuelva triunfante de la guerra. El dia, que presenteis el pecho al enemigo, acordaos, que sois los soldados del Ejército Libertador, y que reunidos en este campo habeis jurado terminar la campaña del Perú con el mismo honor, que la empezasteis. Soldados! La subordinacion á vuestros jefes y el sufrimiento de algunos meses de fatiga os daran la victoria y el descanso de que sois dignos. Así os lo anuncia y asegura vuestro antiguo compañero de armas.-San Martin.

La milicia, á la que se pasó revista seis dias despues, se mostró igualmente en un pié brillante. La es

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