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cuadra peruana se hallaba ya organizada, y sabiendo el triunfo de Pichincha, creyó San Martin, que podria llevar con las naves peruanas y chilenas la guerra que marítima á las aguas de España para obligarla á la paz con la ruina de su comercio. En este sentido escri bia á O'higgins.

Señor D. Bernardo O'higgins.-Lima Junio de 1822.

Mi amigo y compañero querido: por nuestro Cruz habrá U. sabido los felices resultados de la campaña de Quito. Este golpe feliz ha hecho tomar un nuevo aspecto á la guerra de este pais; sin embargo, como las posiciones de la sierra, que ocupa al enemigo, las puede disputar palmo á palmo, y por otra parte, la terquedad de los españoles es bien conocida, creo, que el modo de negociar la paz con ellos es llevarles la guer ra á la misma España: por lo tanto estoy resuelto, como he dicho á U. anteriormente, á que las fragatas Prueba y Venganza y la goleta Macedonia salgan de esta á principios de Agosto con destino á Europa á arruinar del todo el comercio español. Creo seria muy del caso, tanto por el honor de Chile, como por el interés general, que, si U. puede unir á estas fuerzas algunas de ese estado, la expedicion tendria los mejores resultados. He pensado que Guisse mande las del Perú, pues es un excelente sujeto separado de la influencia de Spry. Las ventajas de esta empresa no se le pueden ocultar; pues sus resultados necesariamente deben ser felices, y de una gran utilidad para pasar el resto de los dias, que nos queden, sin tener que mendigar.

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Es escusado encargar á U. la reserva sobre este negocio, pues de ella pende su buen exito.

Algunos marineros buenos nos faltan en esta, pues todos estan empleados en el crucero de intermedios y el convoy; sin embargo, siempre sacaremos mas de cuatro cientos.

Contesteme sin pérdida de tiempo, y si se resuelve á este plan, ponga U. por obra la composicion y aprestos de los buques, que tengan que marchar, para no esperar en Valparaíso. Que lástima que no estuviese en ese la Independencia y el Araucano, pues lo que se necesita, no es tanto la fuerza como el buen andar.

Contesteme sin perder momento, por si llega su respuesta antes que salgan los buques,

Hace una furia de tiempo, que no tengo carta de U. Adios, mi amigo, lo será de U. siempre su compañero.-José de San Martin.

Si esa empresa, que no tuvo tiempo de madurar, hacia poco honor á su buen juicio; no dejaba tampoco de ser aventurado el complicado ataque, que combinaba contra todas las fuerzas y posiciones de Laserna: los auxiliares de Buenos Aires acometerian por la frontera argentina; Alvarado, que debia salir de Lima con 4,000 hombres, desembarcaria por la costa del sur y seria reforzado por una nueva expedicion chilena; Arenales operaria contra los realistas de Jauja, y á su vez seria apoyado por los auxiliares de Colombia. Esperaba el Protector impedir la concentracion y eficaz resistencia de los españoles, atacándolos simultaneamente por varios puntos. Era contar demasiado con la impericia de los enemigos, y suponer mui hacedera la simultaneidad de accion á largas distancias y por gefes de mui diversas tendencias.

Mucho mejor inspirado estuvo San Martin en la elocuente nota, que dirigió á Laserna, proponiéndole condiciones ventajosas, si reconocia la independencia, y haciéndole ver, que nada ganaria luchando contra el torrente de la fuerza moral, contra la superioridad incontrastable de la América y aun contra la opinion liberal, que hallaba eco en la peninsula.

En el mismo dia 14 de julio, en que escribió ese

notable oficio, se embarcaba el Protector para Guayaquil, á fin de tener la deseada entrevista con Bolívar.

El Libertador se hallaba ya en Guayaquil, y su presencia no podia ménos de favorecer la anexion solicitada por Colombia, y para la que estaban convocados los electores. El síndico Llona la solicitó del Ayuntamiento, que rechazó su solicitud unanimente con noble independencia, segun asegura Ceballos ensu historia del Ecuador. Era pues urgente, que el Perú hiciera oir su voz, si se habia de evitar una anexion forzada.

Al llegar á la Puná el 24 de julio recibió San Martin, junto con una visita de tres edecanes á nombre de Bolívar, una carta de este, quien entre otras expresiones de afecto entusiásta le decia: "tan sensible me será el que V. no venga hasta esta ciudad, como si fueramos vencidos en muchas batallas; pero no, V. no dejará burlada la ansiedad, que tengo, de estre char en el suelo de Colombia al primer amigo de mi corazon y de mi patria." En el malecon de Guayaquil se abrazaron los dos héroes de la América meridional; la bella prometida del colombiano ciñó con una corona al argentino; y los bailes, convites, rego. cijos públicos y las visitas mas atentas fueron prodigadas al Protector en los tres dias, que estuvo en compañia del Libertador.

Ni los acuerdos secretos, ni las mas espresivas muestras de consideracion y afecto podian establecer la conformidad de miras entre dos hombres superiores, cuyo personal era tan diverso, como opuestas las aspiraciones privadas y públicas. San Martin era de una figura arrogante y decididamente marcial: su alta estatura, ancho pecho, espesa cabellera negia, continente rígido como un sable, nariz aguileña, barba saliente y lábios de enérgica expresion le daban un as

pecto de grandeza y severidad, que se hacia temible, cuando en sus negros ojos brillaba, como el relámpago entre la tempestad, una mirada terrible presagiando rayos de indignacion. Mas nunca se abandonaba á los impetus de la ira: sus maneras eran siempre corteses, sus palabras pocas y mesuradas; profundamente sigiloso, aun en sus arranques de franqueza ocultaba sus grandes secretos; encerrándose en impenetrable silencio resistió á los amantes de su gloria y á sus tenaces difamadores, y se llevó á la tumba los misterios de las mas graves resoluciones.

El Libertador era de estatura algo ménos que regular, cuerpo delgado, fisonomia ya triste, ya cautelosa ó fiera, voz gruesa y áspera, aire arrogante, caprichosos impetus y palabras poco medidas. Mas, aun fijándose solo en el exterior, se revelaba la grandeza de su alma en su alta y ancha frente, en sus ojos vivos y penetrantes, que lanzaban miradas de águila, en sus ademanes enérgicos, y en su elocucion tan fácil, como pintoresca y llena de brios. Cuando no se hacia alto en pequeñeces hijas de influencias extrañas, ó de pasiones no domadas por la educacion, no podia ménos, de imponer aquel genio titánico con la sublimidad de ideas, y con la voluntad inconstrastables, que personificaba de la manera mas valiente al genio de la independencia.

La ambicion corria parejas en Bolívar con el vuelo del espíritu: queria pasear triunfante la bandera de Colombia desde Méjico hasta Chile y Buenos Ayres; mirando con desden las riquezas y no teniendo cuenta de las fatigas, ni de las privaciones, ni de los peligros, todo lo sacrificaba á sus ilimitadas aspiraciones de gloria y de poder; poco dispues to á reconocer el yugo de las leyes y el de la opinion, ejercia una autoridad discrecional, á nombre de la li bertad, y con engañosos halagos á los republicanos

habria querido ejercer un imperio tan vasto, como irresponsable. En cambio San Martin, en quien la superioridad del genio era reemplazada por las dotes menos brillantes, pero mas sólidas del buen sentido y de la moderacion, preferia el buen nombre á glorias deslumbradoras, el sosiego á la agitacion de la ambicion, y el bienestar público y privado á las seduciones del poder. Chocando francamente con el espíritu de la revolucion, y queriendo detenerse, cuando la gran necesidad de la emancipacion era luchar sin desfallecimiento y sin tregua, tenia que ceder el puesto á su rival de gloria, infatigable, impetuoso y bastan te hábil para avasallar el sentimiento liberal. La estrella del caudillo argentino estaba cerca de ocultarse en las nieblas de la tarde, y el sol de Colombia brillaba todavia en todo su esplendor.

En la prolongada conferencia de 60 horas se trató principalmente de la anexion de Guayaquil, del envio de refuerzos al Perú y de la forma de gobierno, que convendria establecer: puntos indicados claramente en una comunicacion anterior en que decia San Martin: "los intereses generales de ambos estados, la enérgica terminacion de la guerra, que sostenemos, y la estabilidad del destino, á que con rapidez se acerca la América, hacen nuestra vista necesaria, ya que el órden de los acontecimientos nos ha constituido en alto grado responsables del éxito de esta sublime empresa." Aunque los acuerdos fueron secretos, no son un misterio para la historia, que ha podido reconocerlos ya en las manifestaciones posteriores de un caudillo, ya por confidencias de Perez y Mosquera, que como secretario privado este y secretario ge neral aquel de Bolívar, pudieron oir la conversacion.

Poco se habló acerca de la anexion de Guaya quil, que estaba para resolverse en los dias siguientes por los representantes de la provincia bajo la abierta

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