Album literario español

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Estab. tip. de D.F. de P. Mellado, 1846 - 320 páginas
 

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Página 128 - Bajel pirata que llaman Por su bravura el Temido, En todo mar conocido Del uno al otro confín. La luna en el mar riela, En la lona gime el viento, Y alza en blando movimiento Olas de plata y azul...
Página 131 - Aquilones; El estrépito y temblor De los cables sacudidos; Del negro mar los bramidos Y el rugir de mis cañones. »Y del trueno Al son violento, Y del viento Al rebramar, Yo me duermo Sosegado, Arrullado Por el mar. »Que es mi barco mi tesoro, Que es mi Dios la libertad, Mi ley la fuerza y el viento, Mi única patria la mar.
Página 40 - El emperador un punto quedó indeciso y suspenso sin saber qué responderle al francés, de enojo ciego. Y aunque en su interior se goza con el proceder violento del conde de Benavente. de altas esperanzas lleno por tener...
Página 129 - Stambul. —Navega, velero mío, sin temor, que ni enemigo navio, ni tormenta, ni bonanza, tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés, y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies.
Página 34 - ... una corona de tristes siemprevivas ; y los ojos apenas alzas, descubrir temiendo el monumento de perpetua pena que de tu esposa las cenizas guarda... Tanto infeliz como acorrió piadosa, tanto huérfano pobre y desvalido de que fue tierna madre, los que un día su bondad y sus prendas admiraron, en largas filas, silenciosos, mustios, tus pasos lentamente van siguiendo, y cercan su sepulcro...
Página 40 - Benavente, del alcázar a la puerta. Era un viejo respetable, cuerpo enjuto, cara seca, con dos ojos como chispas, cargados de largas cejas, y con semblante muy noble, mas de gravedad tan seria, que veneración de lejos y miedo causa de cerca.
Página 130 - Que es mi barco mi tesoro. . A la voz de "¡Barco viene!" es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar: que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer. En las presas yo divido lo cogido por igual: sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.
Página 37 - Toledo, cuyas paredes adornan ricos tapices flamencos, al lado de una gran mesa que cubre de terciopelo napolitano tapete con borlones de oro y flecos, ante un sillón de respaldo, que entre bordado arabesco los timbres de España ostenta y el águila del Imperio, de pie estaba Carlos Quinto, que en España era primero, con gallardo y noble talle, con noble y tranquilo aspecto.
Página 4 - Sabaoth su espada ardiente. Venció la excelsa cumbre de los montes el agua vengadora ; el sol, amortecida la alba lumbre que el firmamento rápido colora, por la esfera sombría cual pálido cadáver discurría. Y no el ceño indignado de su semblante descogió el Eterno. Mas ya, Dios de venganzas, tu Hjo amado, domador de la muerte y del averno, tu cólera infinita extinguir en su sangre solicita. ¿ Oyes, oyes cuál clama : «Padre de amor, por qué me abandonaste?
Página 33 - ... la mansión de los muertos. Ni un acento, ni una voz, ni un murmullo... Hasta parece que el eco está allí mudo, y no responde. Cruzaba lento las estrechas calles sin huella humana; pórticos y plazas, sin un solo viviente; en pie, los muros; desiertos, los hogares; y en los templos, sin víctimas, las aras..., y aun sin dioses.

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