Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[ocr errors]

y Guayaquil, y que por la fuerza han arrancado las actas de Cartagena, Istmo y otras ciudades. ¿ Quien es el que ignora las intrigas y manejos que ha habido; la violencia que se ha hecho? Se ha puesto de parapeto á las municipalidades y á algunos ciudadanos notables;pero estos municipales y estos ciudadanos, están inocentes: su culpa está en haber cedido, ó á los temores, ó á la fuerza. En la misma Valencia, cuna de los desórdenes, fué necesario asesinar á sangre fria á tres hombres infelices, disfrazar á los soldados de simples ciudadanos para que hiciesen el papel de pueblo, y que gefes militares los inflamasen. La municipalidad de Caracas no cedió, hasta que no vió casi á sus puertas al general Mariño con una fuerte columna. En Cartagena fué menester que saliese de su retiro á tomar el mando de las armas otro general, y que la intendencia anduviese de mano en mano: causa vergüenza hablar de los actos de Guayaquil y Quito. Así las municipalidades, los pueblos, la sana y mayor parte de los ciudadanos, están inocentes.

Pero aun los mismos que han levantado la voz en Venezuela, los que la levantaron en el primer movimiento de Guayaquil y Quito ¿qué pidieron? Federacion. Ellos han alegado que una república de la extension de Colombia no podia estar bien regida por un gobierno central: que no se podia hacer leyes uniformes para tan diferentes dep r'a mentos: que la accion del gobierno era débil en los extremos é incapaz de remediar muchos males: que el poder ejecutivo estaba revestido por la pre

sente constitucion de demasiado grandes facultades. Estos han sido los argumentos y los votos de los disidentes. Y si tales son sus deseos, ¿ seria posible d que ellos mismos aceptasen gustosos una constitucion como la propuesta para Bolivia, cuyo gobierno es igualmente central, y su poder ejecutivo mucho mas poderoso que el de Colombia, como que es vitalicio, hereditario, el presidente inviolable, y el pueblo excluido de su eleccion ?

Seria por cierto una ligereza imprudente y tal vez muy funesta, que ahora, antes de estar cumplida la época de diez años señalada por la misma constitucion para poder reformarse, cuando aun no estamos reconocidos ni por la España ni por varias potencias, y cuando carecemos de recursos y del número bastante de hábiles magistrados, fuesemos á adoptar la forma de gobierno federativa. Esta será sin duda, la justa y necesaria transicion aconsejada por la sabiduría, que harémos á su oportuno tiempo. Pero si esta misma medida, cuyas ventajas son indisputables, que está tan plenamente justificada por el ejemplo de un gran pueblo nuestro vecino, y en que están de acuerdo todas las opiniones y todos los deseos; sin embargo, todavía no es conveniente. ¿Qué dirémos de un nuevo proyecto que tal como se presenta, todavía no ha sido probado por ningun pueblo del universo? ¿ que á pesar del grande ingenio con que está organizado, inspira alarmas á la vez de los dos mas temibles extremos, á saber, de Ja anarquía y del despotismo, y que no ha sido bien

recibido de la opinion pública? No hablarémos del poder electoral y del legislativo, en que brillan la originalidad y los súblimes conceptos de su sabio autor; pero acaso imposibles de plantearse, por su organizacion demasiado perfecta y singular de que desgraciadamente no tenemos ninguna experiencia, ni ningun ejemplo que nos puedan tranquilizar. Empero, ¿el poder ejecutivo no hace de la república boliviana una monarquía constitucional? Nada de mas se encuentra en las monarquías constitucionales de Inglaterra, Francia y otros estados de la Europa. Inviolabilidad, herencia, responsabilidad de todo el ministerio, incluso el primer ministro que en Bolivia es el vicepresidente, facultad de nombrar todos los empleos diplomáticos, militares y de hacienda; es decir, todos los que tienen el principal influjo en la administracion ; y la de escoger, finalmente, de la terna propuesta por los colegios electorales en los demas empleos, el que ser presentado para su nombramiento.

deba

El poder ejecutivo boliviano tiene todavía una ventaja sobre el poder de los monarcas de Francia y de Inglaterra: estos no pueden elegir el sucesor al trono; el presidente de Bolivia nombra y destituye cuando quiere á su vicepresidente. Esta sola facultad hace ilusoria la responsabilidad del vicepresidente; todo tiene que temerlo del presidente; en un momento puede despojarle de su importante empleo y de las esperanzas de sucederle en tan inmenso poder: y de parte del pueblo, un juicio

lento y revestido de formalidades puede eludirse, ó frustrarse de mil maneras. Tan grande es el inconveniente indicado, que él seria bastante para hacer de este gobierno una monarquía despótica.

Pero se dirá que en esta organizacion va á disfrutarse de las ventajas de la herencia sin sus inconvenientes: que no serán los sucesores naturales en el poder, niños, imbéciles, fatuos, ni hombres de corrompido corazon. No lo creemos así. El alto puesto que ocupa el presidente no lo liberta de las afecciones de la naturaleza, de las prevenciones

[ocr errors]

de los engaños: sus hijos serán siempre sus sucesores, cualesquiera que sean sus cualidades: si no tienen la edad necesaria habrá una regencia: á falta de hijos ¿como evitar el riesgo de que la eleccion recaiga en un favorito inepto, intrigante, adulador y tal vez detestado de la nacion? Nada importa que se requiera la aprobacion de las cámaras un ejecutivo de tanto poder todo lo invadirá ; será un fenómeno que haya quien contrarie sus voluntades y en todo caso, las cámaras tienen que pasar por el bochorno de confirmar á uno de los tres propuestos y rechazados sucesivamente.

Por otra parte nos harémos sordos á las lecciones uniformes de la historia? ¿Cual es la monarquía, ó llámese poder ejecutivo vitalicio, ó hereditario, que á pocos pasos no degenere en despo, tismo? Se ha visto á la virtud brillar sobre los tronos; pero estos ejemplos, que se han hecho tanto mas notables cuanto mas raros, no son debidos á

ninguna combinacion de esta formà de gobierno, sino á las circunstancias particulares con que el cielo ha protegido á algunos individuos. Veamos al imperio frances convertirse en absoluto,bajo Bonaparte,perseguidos ó anulados sus grandes genios, las asambleas primarias reducidas á una miserable farsa, el cuerpo legislativo hecho el eco de Napoleon, la libertad de la prensa anonadada, los escritores prostituidos al poder,y fastidiando al mundo con monótonas adulaciones, y la nacion entera gimiendo bajo el peso de un conquistador ambicioso, que la sacrificaba en sus quiméricos proyectos. Observemos de nuevo esa misma Francia con su monarquía constitucional. Cada dia se cercena alguna nueva cosa á esa carta con que halagó Luis. XVIII. El poder del ministerio triunfa de todo: la libertad de imprenta ha recibido crueles golpes: los antiguos privilegiados vuelven á ocupar sus puestos el feudalismo renace: los jesuitas se restablecen : y el veneno corrosivo de la monarquía va concluyendo con los débiles restos del gobier no representativo.

.Pero el argumento incontrastable es la Inglaterra. Examinémoslo un momento. La Inglaterra no tiene constitucion, lo que tiene es una transaccion hecha entre el pueblo, los aristocratas y los reyes, en que estos otorgan alguna porcion de garantías á aquel para conservar el resto de sus usurpaciones. ¿Podrá llamarse constitucion libre lo que ha sido arrancado punto á punto despues de muchos si

« AnteriorContinuar »