Imágenes de páginas
PDF
EPUB

iban armados i municionados, i sin otra causa que su espanto, ofreció rendirse. El pueblo, ántes que Fulminaria se desimpresionara de su sorpresa, aceptó la rendicion, ofreciéndole la vida bajo la palabra de don Mariano Egüez que le llevó para su casa. Los amotinados se posesionaron inmediatamente del cuartel, i se apoderaron de cuantas armas i municiones encontraron allí. El pueblo proclamó coronel á don Cipriano Delgado, el ayudante mayor del cuerpo de Fulminaria; pues parece que este, haciendo traicion á las banderas que servia, fué quien amparó el proyecto de los patriotas, i aun les dió los medios de llevarlo á ejecucion. Delgado, puesto á la cabeza del cuerpo, se presentó á Urdaneta i se puso bajo sus órdenes el mismo dia que este jefe entró en Ambato. La coluna de Pino i las partidas francas de Pujilí, Machachi etc., fueron tambien á engrosar las filas republi

canas.

XII.

Las fuerzas españolas, mientras tanto, habian salido de Quito á órdenes del citado coronel González con direccion para Ambato. Urdaneta, que ocupaba esta plaza, no conceptuó conveniente esperar al enemigo dentro del poblado, i se retiró á un cuarto de legua al S. O., á Huachi, llanura estensa i arenosa en que apénas se ven algunos sembrados. Discurriendo González con bastante acierto que se le disputaria el paso del rio que baña el asiento por el lado setentrional, encaminó su ejército por Izamba, hácia el costado oriental, i redoblando las marchas pasó

por la hacienda de Illina, i el 23 de noviembre se puso al frente de Urdaneta. Las tropas de este montaban á mil ocho cientas plazas; las de González no mas que á mil.

Dadas las órdenes de acometerse, los patriotas dieron sus cargas tan impetuosamente que, por el pronto, hicieron titubear á los realistas. Pero González, capitan intrépido i aguerrido, se arroja hácia el enemigo para estimular con su ejemplo el entusiasmo de los suyos, i logra efectivamente comunicarlo. Precipítanse con brio tras su jefe, i lidiando con singular valor, despues de mas de una hora de encarnizado combate, obtienen una completa victoria. Un campo de ocho cientos hombres tendidos, muertos ó Îlenos de heridas, una infinidad de prisioneros, tres cañones reforzados, la mayor parte de una exelente caballada, armas, pertrechos, municiones etc.; fueron los trofeos de González (*).

Los españoles no tuvieron otra pérdida que la de veinte i cinco muertos i treinta heridos.

El teniente coronel don Nicolas López que, estando al servicio de los realistas, habia sido tomado prisionero por una de las guerrillas de Machachi i entregado á Urdaneta, su paisano i amigo, tuvo que mantenerse tranquilo espectador del triunfo de las armas reales. Pudo pasarse á las banderas victoriosas; pero, finjiéndose adicto ya á la causa de sus hermanos, acompañó á Urdaneta en su fuga yendo á parar en Guayaquil, donde fué recibido con esmeradas consideraciones por parte de ese gobierno. Me

(*) Parte del comandante en jefe español, dado el 23 de noviembre de 1820.

ses despues las pagó con ingratitud, i los patriotas tuvieron que arrepentirse de haber confiado en un americano que, aparentando servirles de buena fe, reservaba en sus adentros una negra traicion.

El estado de guerra unido á la mala voluntad con que los españoles miraban á los pueblos, hicieron que los victoriosos dejaran casi talada la villa de Ambato. No hubo casa que quedara con puertas, porque todas fueron derribadas ó incendiadas para rejistrar i robarse cuanto hallaran, i casi todos los vecinos tuvieron que llorar por algo, segun sus proporciones. En el mismo dia del combate, cuando ya los enemigos andaban desparramados, asesinaron á tres ancianos que no habian podido emigrar; don Mariano González, don Ramon Legarda i Melchor Tobar. En Pachanlica, por la tarde del siguiente dia, asesinaron al anciano don José Bamonde i á su hijo don Joaquin, moradores pacíficos que residian en su hacienda sin pertenecer á ningun partido ni á la política. Latacunga, algunas de sus parroquias, i mui especialmente la de Mulaló, padecieron, mas o ménos, los mismos estragos, porque ya por entónces todos los pueblos estaban calificados de insurjentes. Estos, á su vez, i tambien desde entónces, dieron en llamar godos á cuantos realistas abrigaba la presidencia, aludiendo sin duda á los antepasados de los españoles que cayeron bajo la dominacion de los Ataulfos Teodoricos, Euricos i mas bárbaros procedentes del norte i oriente de Europa.

González, despues de obtenido el triunfo, destacó al coronel Gómez con una coluna para

Cuenca. Noboa, que se habia hecho nombrar presidente, i organizado en esta provincia un mal gobierno, trató de sostenerse con sus pocas i malas tropas; mas fué vencido i corrido en Verde-loma el 20 de octubre. De este modo (empleando el lenguaje de ese tiempo) los godos quedaron nuevamente dueños de todo el territorio de la presidencia, con ecepcion de sus cos

tas.

Las cortas reliquias del ejército derrotado en Huachi se medio rehicieron en Guayaquil, i ansiosas de vengar su descalabro salieron capitaneadas hasta Guaranda por el valiente i malogrado comandante don José Garcia, hijo de Tucuman en Buenos Aires. González, al saberlo, destacó al punto un cuerpo de quinientos hombres al mando del coronel Piedra.

Garcia se presentó al frente del enemigo el 3 de enero de 1821 en el punto llamado Tanizahua, dos leguas distante de Guaranda, donde se dió un combate casi tan sangriento i desastroso como el de Huachi. El clérigo don Francisco Benavídes, cura de aquel asiento i realista de los frenéticos, se habia emboscado con alguna jente entre las grietas de una quebrada que los republicanos iban á cruzar para acometer de flanco á los realistas, i saliendo á su encuentro los cargó de firme en los instantes precisos en que Garcia, vencido aquel paso, iba con seguridad á cantar victoria. El cura Benavides cambió en consecuencia los resultados del combate, i Piedra quedó triunfante i dueño del campo. Los patriotas perdieron cuatro cientos diez hombres, entre muertos i heridos, i ciento veinte i nueve prisio

neros, con inclusion de Garcia; los españoles diez i seis muertos i doce heridos [*].

La cabeza de Garcia, despues de fusilado, fué cortada i traida en triunfo para Quito. Aimerich mandó colocarla en una jaula de hierro, i esta se puso en el puente de Machángara, mas que como trofeo, como espectáculo imponente para los rebeldes; i esto á pesar de la mui comedida representacion que le dirijieron los rejidores, á quienes contestó dándoles una fuerte reprimenda.

XIII.

1821. La villa de Riobamba, donde por desgracia se llegó á acantonar el escuadron del coronel Payol, fué, despues de las acciones de Huachi i Tanizahua, presa de las brutalidades de este jefe. Veamos cómo se esplica el continuador de las Memorias de Ascarai: "Ofreci, dice, destinar un capítulo separado para hablar del coronel Payol que quedó con un rejimiento de guarnicion en Riobamba. Este hombre (si se puede dar tal nombre), hijo de las furias infernaĺes, el mas bárbaro de cuantos han nacido, superior á las furias i monstruos del averno, cruel, arbitrario i horrible hasta en su figura, se propuso perseguir á los americanos, al mismo tiempo que aumentar su escuadron con los hijos del pais. Empezó por hacer una requisa (saqueo) de caballos en toda la provincia, i distribuyó su rejimiento repentinamente por los pueblos i haciendas, con órden de que no dejasen un solo

(*) Parte oficial del comandante en jefe español.

« AnteriorContinuar »