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con la rapidez con que efectuaba siempre sus movi mientos, logró sorprender i aprisionar un destacamento de cincuenta hombres en el Desembarcade ro, ocupó a Guanare el 19 de julio i se apoderó de un rico botin de dinero, tabacos i mercaderias.

Los coroneles Rivas i Urdaneta supieron que Tiscar se hallaba con una division de ocho cientas plazas a cuatro leguas de distancia de ellos, i emprendieron sobre la marcha un ataque con los cuatrocientos cincuenta hombres de que disponian. La buena direccion que dieron al combate hizo que, a pesar de la gran desigualdad de fuerzas, les diese la victoria despues de una lucha sostenida de cinco horas de fuego. Cuatrocientos cincuenta prisioneros, muchos fusiles, una pieza de campaña, municiones i bagajes fueron los buenos resultados que los patriotas tuvieron de la accion de Niquitao. Los prisioneros, que eran todos americanos, se incorporaron al ejército libertador; i Bolívar, al saber este triunfo, dispuso que sus tenientes pasasen a Barínas, punto al cual tambien él se encaminaba.

Tiscar, despues del descalabro de su division i de la ocupacion de Barínas verificada por Bolívar, se retiró a Nutrias, situado a la orilla derecha del Apure. El capitan republicano entró efectivamente en Barinas con quinientos soldados i se apode ró de trece piezas de artilleria, un abundante parque de fusiles, armas blancas i municiones.

Girardot, que seguia picando la retaguardia de los fujitivos, tocó en Guayana precisamente a tiempo que iban a embarcarse Tiscar i Nieto, que hacia de segundo jefe; por manera que los soldados de estos, venezolanos todos, al tener tan cerca a sus compatriotas, se sublevaron i proclamaron su incorporacion a las banderas republicanas. Tíscar,

que siempre logró salvarse, partió para Angostura; i Yáñes, otro jefe español, que tambien comandaba una division, se retiró por la derecha del Apure i fué a dar en Sanfernando.

1813. Organizada civilmente Barínas, i organizados varios cuerpos de infanteria i caballeria con las armas tomadas al enemigo, destacó Bolívar al coronel Rivas para Tocuyo con el objeto de que fuera a combatir con una coluna que escuadronaba el comandante español Oberto. Ordenó, asimismo, que Urdaneta acampase en Araure, que Girar dot se le incorporase en este lugar i que un medio escuadron de caballeria pasase a los llanos de Calabozo a ponerse en comunicacion i conexionarse con las fuerzas patriotas que obraban por las comarcas del oriente. Bolívar salió para Guanare, donde pensó establecer su cuartel jeneral como el punto mas a propósito para atender cómodamente a cuantos movimientos emprendieran los enemigos. El realista Oberto ocupaba a Barquisimeto con ocho cientos peones i docientos jinetes: el coronel Izquierdo a Sancárlos con mil docientos hombres; i Monteverde se movia de Carácas para Valencia con todo el grueso i nervio de su ejército. Bolívar solo contaba con la osadia de su jénio para la guerra, i el despejo i valor de sus dignos tenientes.

Rívas obtuvo un triunfo completo contra Oberto, acampado i fortificado en Horcónes, i poco despues Bolívar otro contra Izquierdo en Taguánes. Los españoles perdieron en este combate setecientos hombres que cayeron muertos, con inclusion del mismo Izquierdo; los republicanos, no mas que cientos.

do

Bolívar se desentendió en esta vez de la ejecu cion de su decreto sobre la guerra a muerte; pues no

solo dejó de fusilar a los prisioneros que habian caido, mas tambien mandó que condujeran a Izquierdo, apénas mal herido, al hospital de su ejér cito, i recomendó mucho su asistencia i curacion. Si Monteverde hubiera seguido esta piadosa mues tra de respeto a la humanidad, la guerra se habria regularizado desde entónces, i escusádonos lamentar i maldecir aquel decreto horrible que en hora menguada Bolívar fué a espedir. Cierto que abundan a centenares i en todos los pueblos de la tierra idénticas, si no peores, pruebas de impiedad, mui especialmente en tiempos de guerras civiles; pero quisiéramos que, a lo ménos en esto, la historia de nuestra patria no fuera la repeticion de unos mismos hechos aplicados a hombres i épocas dife

rentes.

Deshechas las dos divisiones anteriores, Bolívar se resolvió a combatir con Monteverde, acampado en Valencia i esforzándose activamente en fortalecerla. Salido habia Monteverde de esta ciudad con ánimo resuelto de ponerse a la cabeza de la division de Izquierdo; mas al saber el completo descalabro que padeciera este jefe, tuvo que volverse a sus reales. Los republicanos le persiguieron sin tregua hasta cinco millas cerca de Valencia, cuyos habitantes, por demas decididos por la causa americana, se esmeraron prestando todo jénero de ausilios a sus hermanos que iban por libertarlos. Poco despues, se aproximó Bolívar a la ciudad con resolucion de tomarla a viva fuerza; pero Monteverde, que no tenia sino mui pocas tropas con que defenderla, tomó el partido de retirarse i se fué con algo mas de docientos cincuenta hombres para Portocabello. En consecuencia, Bolívar entró en la ciudad el 2 de agosto i se apoderó de cuantos artí

culos de guerra dejó abandonados el capitan jeneral.

Provisto ya de mejores medios para hacer la guerra, se ocupó activamente en llevarla contra Carácas, movido por el noble i justo deseo de que le cupiera la gloria de ser el libertador de su techo. Caracas, por entonces, estaba gobernada por don Manuel Fierro que hacia de capitan jeneral interino, i Monteverde, ántes de encerrarse en Portocabello, habia tenido la bien desabrida cortesía de escribirle: "Usted puede, si le parece, ponerse en el mejor estado de defensa, porque los enemigos irán inmediatamente contra Carácas." Fierro que no tenia como defenderse, se llenó de estupor con semejante anuncio. Convocó luego una junta que, parti cipando del mismo asombro, se resolvió a capitular, i de seguida i en el mismo dia se dirijió a Bolívar con proposiciones de paz.

Los comisionados hallaron a este en Victoria que la habia ocupado ya. Bolívar accedió a la paz haciendo concesiones jenerosas a enemigos que, fal tando a su palabra, habian tratado tan mal a los republicanos, i entró en Carácas el 6 de agosto a la cabeza de su ejército, por entre un concurso numeroso que le proclamaba Libertador, i victoriando con el mismo entusiasmo al gobierno i pueblo granadinos, de los cuales habia recibido el honroso encargo, juntamente con los medios, de libertar a Venezuela.

IV.

Fierro, entre tanto, aguijado por un miedo justo, huia apresuradamente para la Guaira i, embarcándose allí con la misma precipitacion, dejó a

merced del vencedor una multitud de hombres ciertamente espuestos por las persecuciones que, con otros realistas, habia hecho sufrir a los patriotas en 1812.

El 8 publicó Bolívar una proclama anunciando el restablecimiento de la república, i reasumió el mando de Venezuela como jefe supremo.

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La capitulacion hecha en Victoria no estaba ratificada por Fierro a causa de su precipitada fuga, por Monteverde que se negó a ello con obstinacion; i así, vino a quedar en pié la guerra a muerte, cuando esta era la ocasion de moderarla, aunque no fuera por otras razones, por la de salvar esa turba de realistas que, habiendo obtenido ya la gracia de Bolívar, ahora solo dependia de Monteverde la conservacion de la vida. Continuó, pues, ¡triste es recordarlo! cual se hacia ántes, impia i con furor, i el jefe supremo mandó confiscar los bienes de los realistas o les impuso gruesas contribuciones con el fin de sostener la guerra a sus espensas, como la sostenian los españoles a espensas de los patriotas.

La mayor de las dificultades con que Bolívar fué a estrellarse consistió en la organizacion gubernativa de Venezuela, cuyos pueblos, como los de N. Granada, andaban aferrados tan sin discrecion al sistema federal, queriendo constituirse en Estados independientes, como si en sus circunstancias no hubiera sido imperiosa la mas ajustada centralizacion, el gobierno mas compacto i unipersonal. Bolívar, empero, desatendiendo a las instrucciones del gobierno de la Union, a las pretenciones de los capitanes que, como él, habian obtenido tambien laurosos triunfos en tierras del oriente, i a las de los pueblos que querian constituirse a su modo, o

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