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te, en sostener sus pretensiones. A la postre, penetrada la junta de que Arredondo no desocuparia Guaranda por medio de ajustes, resolvió que se le desalojase por la fuerza.

IX..

El coronel Montúfar que, de muchos dias atras, permanecia en Ambato, partió inmediatamente para Riobamba á ponerse á la cabeza del ejército, que era el lugar en que se habia concentrado, i poco tiempo despues emprendió la marcha hácia Guaranda. No acertamos á decir porqué causas, si realmente imperiosas ó de poco peso, abandonó Arredondo sus reales de Guaranda; pero ello es que, sin otra resistencia que la de haber cruzado algunos tiros con la vanguardia del ejército de Montúfar, á pesar de que la naturaleza del terreno le daba cuantas ventajas eran necesarias para defender su campo, desocupó ese asiento. I ménos que retirada fué mas bien corrida, pues dejó para los enemigos la artilleria, municiones, equipajes i cosa de 30 á 40,000 pesos, pertenecientes en la mayor parte al español don Simon Sáenz de Vergara. Por fortuna para Arredondo, la persecucion que se le hizo fué floja por haber principiado la estacion de aguas, temporada que, en tierras de Guaranda, hace casi intransitables los desfiladeros de la cordillera. Las tropas de Arredondo fueron hasta el Naranjal, i trasmontando de nuevo otros desfiladeros, se incorporaron con las del presidente Molina en Cuenca.

Recuperado Guaranda, se pensó tomar la

ofensiva contra Cuenca, i Montúfar llevó su entusiasmado ejército á esa provincia á marchas redobladas hasta el punto Îlamado Caspi-corral.

Cuando por todas razones se juzgaba acertadamente que esta campaña, principiada con tan buen éxito, daria por remate un término breve i feliz; cuando Cuenca misma, estimando las razones aducidas por el presidente Molina, habia resuelto que se separase del mando para recibir en paz á sus hermanos de Quito (*), el ejército recibió de improviso la órden de su comandante para contramarchar á Riobamba, plaza á la cual volvió efectivamente. Patriotas i no patriotas quedaron estupefactos con semejante movimiento.

Nuestras constantes investigaciones por hallar los documentos pertenecientes á esa época en

(*) "En la mui noble i siempre leal ciudad de Santa Ana de Cuenca, á 20 de febrero de 1811 años, los señores del Excmo. cabildo... hallándose juntos i congregados, como lo tienen de costumbre, recibieron un oficio del señor presidente don Joaquin Molina, con fecha del dia de ayer, manifestando á este Excmo. cuerpo la absoluta separacion de su mando en esta, teniendo por objeto el establecimiento de la paz entre esta ciudad i la de Quito, con lo mas que contiene dicho oficio, á que proveyeron con dictámen del asesor de la Sala el decreto siguiente:---Sala capitular de Cuenca, i febrero 20 de 1811 años. Teniendo por objeto el establecimiento de la paz entre esta capital i la de Quito, que representa el señor presidente en el oficio que ha dirijido á este Excmo. cabildo con fecha 19 del corriente; desde luego en cuanto le sea facultativo i atentas las críticas circunstancias de hallarse inmediatas las tropas quiteñas, en estado de atacar á esta ciudad; se le admite para evitar el mayor mal que pudiera esperimentarse de continuar en las funciones de su ministerio, á pesar de sus laudables operaciones que han propendido á la tranquilidad pública, i contéstese con insercion de este decreto."

etc.

que la incuria de nuestros conciudadanos la dejó oscurecida, nos proporcionaron un acuerdo de la junta, en la cual se ven espuestas las razones que el capitan del ejército adujo para haber dado la órden de retirada. Lo copiaremos testualmente para manifestar que aun la misma junta desconfió de tales motivos; habiendo sido, en nuestro sentir, los celos i enconos escandalosamente desenvueltos entre sus miembros los que influyeron en Montúfar i su consejo de guerra para retroceder i conservar á raya á sus ardientes enemigos. Nunca podremos atribuirlo á cobardia, porque son muchas i evidentes las pruebas que dió en contrario.

"Por oficio del señor comandante don Cárlos Montúfar, se ha comunicado á esta superior junta la retirada que acordó, en consejo de guerra, del pueblo de Cañar á los de la provincia de Alausí para resguardar estos puntos i evitar los perjuicios que sentian las tropas en un pais enemigo, careciendo de los auxilios necesarios para la vida, i recelándose que algunas personas, desfigurando la realidad del suceso, lo atribuyan á falta de valor en nuestras tropas para exasperar al pueblo; mandó dicha junta superior i capitania jeneral se comunique dicha noticia con las razones que se tuvieron presentes por la oficialidad en el consejo de guerra, i son las siguientes:

"Primera: que con las crecidas i frecuentes lluvias que han inundado aquel territorio era imposible dar curso á las operacienes militares; pues habiendo salido al frente del enemigo, no se pudo avanzar por la intemperie i témpanos que impedian el tránsito de la caballeria é in

fanteria, habiendo enfermado la mayor parte de la tropa con las aguas que sufrieron á campo razo, sin tener proporcion para repararse en un pueblo desierto i abandonado de su vecindario.

"Segunda: la escasez de víveres para el mantenimiento de tropas; pues siendo contrarios los pueblos inmediatos, han ocultado los frutos i se han retirado con ellos.

"Tercera: que los indios de Riobamba, que conducian los bagajes i pertrechos militares, súbitamente profugaron con las bestias, abandonando en Cañar las cargas; de suerte que los mismos soldados tenian necesidad de conducir dichos pertrechos, mientras se ocurria á los correjidores de Alausí i Riobamba para que reemplazen una falta tan notable.

"Cuarta: la desersion de algunos soldados milicianos que hostigados de los trabajos ó del daño del temperamento, era frecuente i hacia desmayar el entusiasmo de sus compañeros.

"Quinta: los crecidos gastos que inútilmente se irrogaban al erario con la manutencion, en la escasez de Cañar, del crecido número de tropas destacadas, que pasan de cuatro mil; pues no dando lugar la intemperie á obrar militarmente, se consumirá todo el caudal sin necesidad urjente, i sin lograr ventaja alguna respecto del enemigo, por no permitir el tiempo riguroso de invierno la marcha sobre Cuenca.

"Estos fundamentos de consideracion, se dice, obligaron á la retirada para evitar los inconvenientes referidos, i aunque esta superior junta i capitania jeneral no habia tenido noticia anticipada de este inesperado suceso, lo ha desaprobado altamen te i con las mas vivas espresiones en el oficio de

contestacion al señor comandante; pero debiendo consultar con la enerjia i vijilancia que caracteri zan á sus vocales la seguridad pública, el honor de esta ciudad i de las tropas destinadas á la espedicion; ha acordado comisionar á dos de ellos para que pasen á los correjimientos de Ambato, Riobamba i Alausí, á inspirar confianza á sus habitantes, inquirir las verdaderas causas de la novedad del retiro, i dictar las providencias mas oportunas para resguardar los puntos de Alausí, i que se logre la reconciliacion i paz con los gobiernos limítrofes para evitar los perjuicios que se orijinan por falta de comercio i comunicacion con las provincias vecinas; i respecto á que este pueblo celoso de su felicidad debe ser participante de los sucesos prósperos ó adversos en que interesa la salud i sociego comun, se ha mandado la publicacion de esta noticia por los boletos que firmaron los secretarios.-Quito, 7 de marzo de 1811.-Quijano.— Doctor Murgueitio.

"Nota. La retirada de nuestras tropas no perjudica los derechos i esfuerzos militares de esta provincia que los sabrá sostener esta junta i capitania jeneral con la enerjia i decoro correspondientes."

Retirada del ejército, motivos que para ello se dieron, credulidad i protestas de la junta, todo á un tiempo manifiesta la inocencia i atraso de nuestros padres.

Motivada ó no la contramarcha de las tropas á Riobamba, no pararon aquí sino pocos dias i mui luego pasaron de largo para Quito. Entraron en esta ciudad el 11 de abril, i fueron recibidas i victoreadas como triunfantes por los del partido que contaba con ellas, cuando su campaña,

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