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lidado la libertad de que gozan los súbditos de la Gran Bretaña, i los progresos que empezaba a hacer el Brasil, nuestro vecino, sin mas que haberse constituido bajo la forma de las monarquías constitucionales, eran consideraciones de cuenta que tambien entraban en el ánimo de los promovedores de la reforma. I por desgracia, para aferrarse mas en su próposito, las repúblicas americanas ofrecian por ese tiempo pruebas demasiado patentes de inmoralidad i corrupcion. Aun sin hablar de la conspiracion de setiembre, los presidentes Blanco i Dorrego, el uno en Bolivia i el otro en Buenos Aires, habian sido asesinados, i la opulenta capital de Méjico saqueada i profanada por los partidos de los jenerales Victoria i Guerrero. Colombia misma, que acababa de salir de la guerra fratricida que le habia traido el Perú, se veia, de

nuevo amenazada de otras.

Verdad es que se le habia oido opinar a Bolívar que ni Colombia ni los otros pueblos de América podrian librarse de la anarquia, sino establecian monarquias constitucionales, poniendo a su cabeza príncipes estranjeros, i esto alentaba la confianza de los novadores para creer que seria bien acojida la reforma. Pero otras veces, i mas frecuentemente, se le habia visto que, aburrido de no acertar con la forma de gobierno que, favoreciendo la libertad del pueblo, asegurase tambien el órden i el reposo, en lo cual pensaba dia i noche, i confesándose incapaz de dar con la mas provechosa para Colombia; concluia por decir que no se contara mas con él, tenido por tirano i usurpador, i que su único deseo era retirarse a la vida privada. En otras ocasiones no salia de remitirse lo que dispusiere el próximo congreso, i esta fué

su última resolucion, como deseoso de cargar sobre la conciencia de otros hombres los resultados de un desacierto.

Sin tener así los reformadores a que atenerse con certeza, se resolvieron al cabo los que eran amigos de Bolívar a escribirle privadamente, bien que temiendo siempre no recibir una contestacion esplícita, por cuanto, tratándose de su persona en la primera parte del proyecto, habia de juzgar, i con razon, que sus enemigos interpretarian el consentimiento como la prueba flagrante de sus pretenciones i ambicion. No esperaban, pues, ni con este paso adquirir seguridad para llevar el proyec to a ejecucion, i andaban todavia vacilantes, cuando se presentó una ocasion que, si no los determinó al punto, quedó en pié para aprovecharse de ella algo mas tarde.

Bolívar, agobiado de penas i enfermedades, i convencido de la impotencia de atajar los vuelos de la anarquia que devoraba a la América ántes española, i sin poder sacudirse de las malas impresiones de la conspiracion de setiembre, i de otros graves delitos cometidos en Colombia o fuera de ella; habia dirijido, por medio de su secretario jeneral, José Domingo Espinar, al ministro de relaciones esteriores un oficio, datado en Quito el 4 de abril de 1826, en que, pintado un cuadro sombrio del mal estado de nuestras republicas i el funesto porvenir que las amenazaba, dispone se entienda privadamente con los ministros de los Estados Unidos i la Gran Bretaña, i vea de recabar la intervencion de sus gobiernos para que puedan consolidarse el órden i la paz en las nuevas repúblicas. Este proyecto debia someterse al consejo, i obrar el ministro de acuerdo con tan respetable cuerpo.

en adelante. En cambio, empero, hubo otros en contrario, i la circular solo brotó disgustos que aumentó mas i mas las desconfianzas.

Menudearon con tal motivo las murmuraciones i cargos contra Bolívar. Ved aquí dijeron, de claro en claro descubiertas sus pretensiones; ved solicitada, diestramente encaminada i proclamada la monarquía. Bolívar cuenta con la influencia de sus tenientes, con los aristocratas de los departamentos, con la intervencion i proteccion de los reyes que forman la Santa Alianza, no escluyendo sino al de España; Bolívar se desentiende del gabinete de Washington, etc. etc. ¡Cuántas conjeturas!

Pero si todo esto no pasaba de conjeturas, podia decírseles ¿Por qué no conjeturais tambien que ese deseo no era otro que el de satisfacer con plenitud el que tuvieran los pueblos para dar a luz con desenfado i libertad su modo de pensar en punto al modo cómo habian de constituirse? ¿por qué no conjeturais tambien que los deseos de Bolívar están reducidos, como en el congreso de Angostura, a la formacion de un gobierno mas estable, o a la adopcion del código boliviano, parto de su númen, i, a su juicio, la obra maestra que habia de pasarle a la posteridad como lejislador del pueblo cuya independencia estaba ya afianzada? ¿por qué no conjeturais que, calumniado, lastimado, aburrido con el decir i decir de que se andaba tras el trono, queria en efecto verlo levantado por la voluntad de los pueblos, para luego volcarlo i destrozarlo, arrojar los trozos a la cara de sus enemigos, i poner así mordaza a la calumnia? Hai, de cierto, tanto que conjeturar, que es bien difícil dar un fallo con rectitud. Tal vez, cuando una jeneracion del todo nueva abarque el conjunto de todas sus acciones i

dichos, i le juzgue, no por conjeturas, sino por las obras se verá si fué aficionado a la púrpura de los reyes o a la sencillez del vestido republicano. Que Bolívar, con todo su injenio i númen, no alcanzara a columbrar la estabilidad que por remate han de tener los gobiernos democráticos, es otra cosa; pero que quisiera amancillar su fama ciñendo la diadema, no hai como decirlo.

VII.

Tantas desconfianzas e inquietud andaban ya difundidas en toda la república, cuando por el mes de agosto se verificaron no obstante con tranquilidad las elecciones de los diputados para el congreso constituyente. Este sosiego, aunque aparente, habria talvez continuado, pero al asomo de la malhadada circular del 14 de octubre, se desencadenaron la ambicion principalmente, i luego las demas de las malas pasiones. Solicitudes contradictorias i estravagantes, escenas tumultuarias, amenazas i violencias militares, cuanto podia temerse de la disconformidad de ideas i opiniones esparci das en tan vasto imperio; todo hubo de verse con motivo de la imprudente libertad que se dió a los pueblos para que manifestasen francamente su modo de pensar. Hubo pueblos que pidieron una monarquia moderada, debiendo ser Bolívar el primero que ocupase el trono; quienes lo quisieron por presidente vitalicio con derecho a nombrar un sucesor; quienes como tal, pero no mas que con el de escojer uno entre los candidatos que le presentara el pueblo; quienes una constitucion liberal con presidente electivo i alternativo; quienes, mostrándose indiferentes en cuanto a la forma de gobierno, sen

taron por bases indispensables la conservacion de los derechos sociales e individuales; quienes, como el pueblo de Quito, que, alterándose esa forma en los términos que manifestaba se conservasen las inmunidades i fueros eclesiásticos, etc. etc.; sin que hubiera mas conformidad absoluta que por el mantenimiento de la relijion católica, ni mas concordancia, en la mayor parte, que sobre la necesidad de conservar al Libertador a la cabeza del gobierno, sea cual fuere la forma que tomase. Los pueblos del sur i centro de la república fueron los que principalmente concordaron en este último punto.

No así los del norte que entónces, en esta época, rechazaron abiertamente el sistema de las monarquias, cuando ántes, en 1826, muchos de sus hombres distinguidos habian opinado por él con decision. Venezuela, la patria de Bolívar, le atribuia injustamente el malestar de sus pueblos, que mas bien era debido al jeneral Paez, el jefe civil i militar, a Paez, soldado de corazon, pero sin cabeza ni cultura; i Paez i otros como él, ya resueltos de antemano a separarse de Colombia, i que estaban a la capa de cualquiera ocasion, se aprovecharon al punto de la que les presentó la circular. Dieron oer cierto que Bolívar pensaba en coronarse, i rrsolvieron la separacion de Venezuela para constituirla en estado independiente.

Tomó orijen en Valencia, donde moraba ese jeneral, el leon de Colombia, como se decia, quien de cierto no podia estar satisfecho con la subalterna figura que se le hacia representar. Hecho apénas el apunte de la separacion de Venezuela, se pasó de seguida a su realizacion, i con tal objeto se reunieron unos cuantos en Caracas el 21 de noviembre, por invitacion del jeneral Arismendi, jefe jeneral de policia.

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