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estaban limitadas puramente a pedir el ausilio de las fuerzas colombianas, sino que tambien debia empeñar al Libertador a que pasase a dirijir personalmente la campaña. Riva-Agüero mismo le habia escrito con tal fin, manifestándole que la confianza del Perú en el ausilio colombiano se cifraban principalmente en la persona de Bolívar. Bolívar, ambicioso de gloria hasta serlo de sobra, habria aceptado contento i al instante la invitacion; pero fundándose en que no podia separarse de Colombia sin prévia autorizacion del congreso, se escusó por entonces hasta que le llegara.

Poco despues salió el jeneral Sucre como enviado extraordinario i Ministro plenipotenciario para el Perú, con el objeto principal de arreglar el plan de operaciones conveniente, i el modo cómo habria de obrar la division colombiana. Debia tambien, como por incidencia, pedir la restitucion de Jaen i Máinas, provincias ocasionalmente incorporadas a esa república.

El vivo deseo con que el presidente RivaAgüero queria que Bolívar se trasladara cuanto ántes al Perú hizo que le enviase de comisionados para este objeto a don Francisco Mendoza i al marques de Villafuerte que arribaron a Guayaquil el 26 de Abril, trayéndose la ratificacion del convenio relativo a los ausilios colombianos; i Bolívar tuvo de nuevo que escusarse con la misma razon de no estar todavia autorizado para ello por el congreso de su patria. Mientras se conservaron dichos comisionados en Guayaquil, le vino tambien otra comunicacion de Riva-Agüero, en que le incluia el decreto de 4 de mayo de 1823, espedido por el congreso constituyente del

Perú, por el cual se le invitaba a trasladarse, i a que él mismo manifestara al de Colombia la urjencia de la invitacion que se le hacia. I todavia por el mes de julio, le vino una nueva diputacion enviada por el mismo congreso del Perú, trayendo a su cabeza a nuestro compatriota, el señor Olmedo, quien, llevado de su amor a la independencia i olvidando los disgustos que Bolívar le habia causado, los pospuso, hidalgo, por asegurar el triunfo de la causa americana.

El objeto de ella era invitar al Libertador a que fuera a encargarse del mando del ejército, i a libertar ese opulento pueblo del yugo de los estranjeros: "Todos los elementos de ataque i defensa acumulados en el Perú solo esperan, dijo Olmedo, una voz que los una, una mano que los dirija i un jenio que los lleve a la victoria." Bolívar, embarazado todavia por la falta de autorizacion que no llegaba, se arrimó a ella para escusarse, i añadió: "Señor diputado: yo ansio por el momento de ir al Perú. Mi buena suerte me promete que bien pronto veré cumplido el voto de los hijos de los Incas, i el deber que yo mismo me he impuesto de no reposar hasta que el Nuevo-mundo no haya arrojado a los mares a todos sus opresores.

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El congreso de Colombia no habia podido reunirse oportunamente, i a esta causa se retardó la autorizacion que no le vino sino despues.

CAPITULO III.

Espedicion al Perú.-Sucre jeneral en jefe del ejército.Movimientos de Canterac.-Santacruz en Lapaz.-Bolívar en Lima.-Arresto de Riva-Agüero.-Reveces de las armas republicanas.-Insurreccion de Moyano.Bolívar, dictador.-Torre-Tagle.-Disturbios entre los jenerales españoles.- Campaña del Pasco.-Junin.— Campaña de Ayacucho.-Batalla de Ayacucho.-Gratitud del gobierno peruano.

I

Dijimos que el mismo dia en que se firmó el arreglo con el Perú se embarcaron algunos soldados de la primera division ausiliar; i estos fueron los de los batallones Boyacá, Voltijeros i Pichincha. Una coluna del primero que se habia anticipado, yéndose en la "Macedonia", en que viniera el ministro Portocarrero, aun estaba ya en el Callao, donde saltó en tierra el 6 de abril. Sucesivamente se hicieron a la vela Rifles el 12 del mismo, Bogotá el 12 de mayo i parte de los escuadrones Húsares, Dragones i Granaderos de a caballo el 14 de este último. Poco despues, el

ejército ausiliar montó a los seis mil hombres ofrecidos, que por cierto no dejaron de hacer falta en Venezuela, donde, como vimos, aun se sostenia por este tiempo la guerra con actividad. De grado en grado, fuéronse tambien despues hasta quince mil colombianos, de los quales dieron Venezuela i N. Granada siete mi ochocientos cincuenta, i el Ecuador los demas.

El presidente Riva-Agüero i el jeneral Santacruz habian desplegado desde que se hicieron cargo, el uno del gobierno i el otro del ejército, cuanta actividad i enerjía demandaban sus malas circunstancias; el primero proporcionando medios i arbitrios de todo jénero; el segundo engrosando los cuerpos, formando otros i disciplinando a todos.

Temiendo los del gobierno del Perú que el jeneral Canterac, tras su última victoria, cargase contra la Capital, dispuso que el jeneral Santacruz zarpase del Callao con el ejército i partiese a las costas del sur con el objeto de contenerle o retraerle de tal intento. Dió, pues, la vela el 23 de mayo, con obra de cinco mil hombres, en su mayor parte peruanos.

Las tropas colombianas, unidas a las reliquias de las chilenas i arjentinas, debian conservarse de guarnicion en la capital; mas como los jenerales Canterac i Valdez, reuniendo ocho mil i pico de hombres, se dirijieron siempre contra Lima i el Callao, se celebró una junta de guerra, i esta resolvió que, no pudiendo resistirles con solo cinco mil, se trasladase el gobierno para la segunda plaza. El jeneral Sucre, que se habia negado a aceptar el mando del ejército, dias ántes ofrecido, tuvo ahora que convenir en ello, i en

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