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Prevenidos como andaban contra Bolívar i el go bierno del centro, hubo poco o nada que vencer, i la asamblea resolvió osada i francamente llevar al cabo el proyecto de separacion. Con este fin se pidió al intendente que convocase al pueblo para otra asamblea mas jeneral, i habiéndose reunido esta i discutido sosegadamente por dos dias acordó el acta del 24, por la cual se desconoció la autoridad de Bolívar i se declaró a Venezuela libre i se parada de la asociacion colombiana. Hubo, lo que fué peor, desenfrenados oradores que pronunciaron discursos descomedidos contra la tirania de Bolívar, i ni siquiera una voz (decimoslo con vergüenza i pena) se alzó directamente para sostener al Liber tador, dicen Baralt i Diaz; i nosotros añadimos que Caracas, la cuna del héroe, fué tambien la primera que levantó los cimientos de su tumba.

El acta comprende cuantos achaques aflijian Colombia como procedentes de Bolívar. Habia, se gun los forjadores del acta, pretendido desde el congreso de Angostura alterar las instituciones republicanas, desdeñando tanto la constitucion de Cúcuta, que para librarse de sus trabas, habia tam bien predicado i llevado la guerra a lejanas i forasteras tierras, i luego manifestado su profesion de fé política con la produccion del código boliviano, encarecidamente recomendado, primero al Perú, i luego a Colombia. Habia, segun ellos, disuelto los congresos del Perú i Ocaña, apoyado la revolucion de Bogotá que proclamó la dictadura, dejado circular en distintas épocas el rumor de trastornar la república para convertirla en monarquía; habia combatido repetida i descubiertamente, en todo el tiempo de su dictadura, los principios establecidos por la filosofía i la política, conquistados

a fuerza de estupendos sacrificios, i proclamados a una por la América del sur. Por su causa estaban las poblaciones reducidas a escombros, se habian perdido el sosiego i bienestar, i quedado eriales i yermos los campos; por su causa habian cesado de oirse los vivas a la libertad, ahogádose la voz de la imprenta i sonado únicamente los elojios al absolutismo i las maldiciones contra los hombres li bres; por su causa se habian propalado las malas ideas de que los principios eran la gangrena de las sociedades i la ruina de América, cuando el gobierno de uno solo era el mejor i el único capaz de alcanzar la dicha de los pueblos; por su causa habian abundado los apóstoles de la servidumbre i perseguídose en todos los rincones de la república a los patriotas, siendo para los primeros hasta permitidas las dilapidaciones del tesoro nacional, cuando los otros vivian en horfandad i entre miserias; por su causa la agricultura tocaba a su ruina, se habia alejado la industria, i cerrádose los puertos, tiendas i mercados.... ¿Para qué mas? "Si el está caro, la causa está en el Temple; si escasea el metálico, si nuestros ejércitos están desabastecidos, la causa está en el Temple; si padecemos continuamente presenciando tanta indijencia, la causa está en el Temple!" La Francia de 1792 habia dado la forma, i enseñado la lójica que deben emplear las revoluciones.

pan

Como consiguientes de tales consideraciones, se resolvió: primero el desconocimiento de la autoridad del Libertador i la separacion de Venezuela del gobierno de Colombia, con la protesta de conservar paz i amistad con los departamentos del centro i sur: segundo comisionar al jefe superior para que, consultando la voluntad de los del norte,

convocase un congreso constituyente: tercero que este justificase i defendiese por medio de un manifiesto la separacion de Venezuela: cuarto que, mién tras se reuniese el congreso, se encargara del mando supremo el jeneral Paez; i quinto, la protesta de que no se desconocerian los vinculos contraidos durante la asociacion colombiana con las naciones o los particulares, reservando al congreso el modo de arreglarlos.

De seguida, los miembros de la asamblea diputaron una comision a Valencia para que pusiera el acuerdo en manos del jefe superior, i se le empeñase en que pasara a Carácas a encargarse del gobierno.

De seguro que no fueron sinceras, sino mañosas por demas, las palabras del jeneral Paez; pero ello es que se escusó, discurriendo que la obediencia debida al gobierno establecido en agosto de 1828 no le permitia hacerle traicion. Aun al dar cuenta de estos sucesos al gobierno de Bogotá se esplicó en igual sentido, bien que concluyó diciendo: "Si la separacion de Venezuela es un mal, ya parece inevitable, porque todos los hombres la desean con vehemencia, i creo que no dejarán pasar esta ocasion sino a costa de sacrificios sangrientos, honrosos i desgraciados. Esta opinion es jeneral, superior al influjo de todo hombre; es en verdad la opinion del pueblo."

Si no entramos en cuenta la opinion del pueblo cuando la guerra de la independencia, ya conocemos lo que se llama opinion del pueblo en las repúblicas americanas, opinion de diez, de ciento, de mil, que representan ilegal i descaradamente a un millon o à tres millones. Bastante jeneral fué en esta vez la de Venezuela; mas no podemos olvi

del pueblo colombiano se reduce a ilustrar simplemente al congreso sobre los verdaderos intereses de la nacion, i hecho esto, someterse a sus decisiones, como la única medida que puede convenir universalmente a todos los individuos i clases de la sociedad. Por estas i otras muchas consideraciones, S. E. me manda protestar, como protesto a su nombre ante el consejo, que no reconocerá por acto propio de S. E. otro que someterse como ciudadano al gobierno que dé el congreso constituyente, i que de ninguna manera aprobará la menor influencia en aquel cuerpo de parte de la administracion actual."

Profundo fué el sentimiento que tuvieron los ministros con esta improbacion, no tanto porque fueran sacrificadas sus opiniones a la censura i alharacas de los republicanos, cuanto por lo estemporáneo de ella, puesto que, conocido el proyecto por Bolívar, pudo atajarlo tempestivamente. Justa, en verdad, nos parece la observacion, i no deja de haber algo de ingratitud en Bolivar para con sus amigos i fieles servidores, hombres que, recta o desconcertadamente, buscaban de buena fé el bienestar de Colombia; mas en todo caso es culpable la lijereza con que obraron, porque ese decir i repetir de Bolívar de que no se sujetaria sino a las disposiciones del próximo congreso, sin poder arrancár sele otra respuesta, equivalia a una improbacion. Sea de ello lo que fuere, como el consejo recibió tambien la órden de suspender toda negociacion a tal respecto, i como resolviéndose a esto, venia a esponerse el decoro de cada uno de sus miembros, i aun el crédito del mismo gobierno; dispuso se le contestase denegándose a la suspension, i añadiendo: "En este caso, señor, debe variarse el ministerio, para que los que entren, que no han tenido parte

en el proyecto, puedan tambien sin reboso i sin empacho manifestar que se ha mudado de pensa

miento."

Bolivar, contestando a este segundo oficio, maninifestó que habia improbado el proyecto de que venimos tratando como contrario a sus principios i pundonor, i aun a sus particulares intereses. Convenga o no elevar un solio, dijo por medio de su secretario, el Libertador no debe ocuparlo. Aun mas: no debe cooperar a su edificacion, ni acredi tar por sí mismo la insuficiencia de la actual forma de gobierno."

Tambien contestó Bolívar al jeneral Paez, ántes de salir de Popayan, a lo que este le habia escrito preguntándole cuál era su opinion acerca del establecimiento de la monarquía en Colombia, i tambien le dijo no parecerle aceptable el cambio de las instituciones de la república, i que tocaba al congreso, el representante de la voluntad de los pueblos, disponer lo que fuera mas conveniente para su ventura. Recomendóle se atuviese a lo que le refiriera el comandante Austria, reducido en compendio a sostener al congreso; i Austria, entre otras cosas, dijo: "S. E. ha dicho ántes que jamas cambiará su título de Libertador por el de emperador ni rei, i que este ha sido i es el voto mas sincero de su corazon; i por último, que aun cuando Colombia entera, del modo mas decidido i resuelto, quisiera un rei, S. E. no seria el monarca.”

Repetida la segunda improbacion que hizo Bolí var, no se volvió a tocar del asunto. Palácios, en Paris, no adelantó un solo paso con el ministro Polignac, lejitimista decidido por España, a cuya corona, dijo, no queria perjudicar; i el señor Madrid, en Londres, recibió la categorica respuesta de

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