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que no permitiria viniese a reinar acá un príncipe de Francia. La idea, pues no pasó a mas de lo que dejamos referido, i este fué el paradero de ella.

Si fué desacertada, impracticable, del todo mala, culpa es de los que la enjendraron, que no de Bolí var, que la improbó. I aun así como así, los ministros mismos son disculpables por la sanidad de sus intenciones, i porque discurrian de buena fé que un pueblo como Colombia, acostumbrado por tres siglos al réjimen monárquico, no podia tomar consistencia, cuanto mas prosperar, sino con el mismo sistema. Contaban con que, obtenido el asenso de esa larga falanje de jenerales, a quienes contentarian con el boato i títulos de las monarquias, i el del alto clero de la nacion, con cuyo influjo se calmaria el enojo de los republicanos; seria fácil hacer olvidar la sangre derramada por nuestros padres o hermanos por la fundacion i estabilidad de la democracia. Contaban con que, aburridos los pueblos de tantas revueltas i ajitaciones, era hacedero recojer los cascotes de la monarquia i reconstruir este edificio, a cuyo abrigo habian morado en sosegada paz: contaban, en fin, con que al andar de pocos años, aun se granjearia Colombia las simpatias de los gobiernos europeos, esquivos hasta entónces, sino del todo desdeñosos, de vincular su amistad i comercio con el nuestro. Si algo olvidaron fué que en América andaba ya despopularizado el poderío de los reyes; i que, difundido el dogma de la soberania nacional con corte i vestido republicanos, era casi imposible rehacer lo que la revolucion habia desecho. El rehacimiento monárquico de Francia no era ejemplar que podia hacernos temer la vuelta del imperio de los reyes, porque la Francia ha contado desde los tiempos de Meroveo con caudales, casas

solariegas, libreas, tradicion, costumbres, tendencias i hasta preocupaciones monárquicas; i Colombia cuasi triplemente mas estensa que Francia, pero despoblada, casi desierta, pobre, compuesta de razas orijinariamente distintas en índole, hábitos i hasta alimentos, no habria alcanzado con todo lo que poseia a celebrar una sola fiesta réjia ni podido contentar a los que formasen el séquito de la familia real. Tampoco se podia entrar en cuenta el sencillísimo establecimiento de la soberana casa de Braganza en el Brasil, porque, trasladada del Portugal para acá en la ocasion mas oportuna, en el tiempo de su peregrinacion i desgracias, i ejercitado el poder entre colonos que ni siquiera habian ensayado la forma republicana, era hacedero por demas el acojimiento de ella i su estabilidad.

A pesar de no haber tenido Bolívar parte ninguna en un proyecto que sus ministros i otros que se unieron a ellos fraguaron por sí solos, i a docientas leguas léjos de él; continuaron los cargos i alharacas de los enemigos del Libertador, a cual mas impertinentes, por no decir mas. I ni faltaron quienes le tacharan de que no bastaba haber desaprobado las oficiosidades de los ministros, sino que debió someterlos a juicio i castigarlos como a traidores contra las instituciones patrias, de cuya custodia estaban encargados. Pero ¿qué instituciones habia desde el instante en que el congreso de 1827, quebrantando el término prefijado por la constitucion, decretó la congregacion de la asamblea de Ocaña para que las revisara i constituyera de nuevo la nacion? ¿qué instituciones habia desde la disolucion de este cuerpo, i desde que los pueblos mismos las habian difamado i pisoteado, poniéndose en seguida al amparo de la dictadura de Bolí

var para no hundirse en la anarquia? I luego ¡Castigar las opiniones políticas en circunstancias que Colombia aun estaba por constituirse, cuando entónces debió castigarse tambien por igual razon a los contralistas i federalistas! ¡Castigarse por opiniones políticas en un siglo de tolerancia, i en un pueblo revuelto, desconcertado, dolorido con tantísimos achaques i quebrantos!

En cuanto a los deseos de Bolívar porque se adoptara en Colombia el código boliviano, ya dejamos conocida la opinion del inmaculado Sucre, del hombre que, gobernando con esta constitucion, no la tuvo por mas tiránica que la de Cúcuta, atildada tambien de tal por los demagogos, para quienes no hai necesidad de reglas de gobierno, i no cabe en verdad añadir una palabra mas. La disolucion de la asamblea de Оcaña i el aniquilamiento del código colombiano tampoco procedieron de Bolívar, pues no hai un solo documento que lo compruebe.

Al desconcierto i malestar de los pueblos de Colombia, causados por el malhadado proyecto de convertirlos de ciudadanos en súbditos de un monarca, contra el cual andaba ya apercibida la juventud colombiana para combatirlo, sobrevino la publicacion de la circular de 31 de agosto, datada en Guayaquil i comunicada el 14 de octubre por el ministro de lo interior a los prefectos de los departamentos. "Por mas que los elejidos del pueblo, dice la circular, merezcan la confianza de sus comitentes, por mas que el gobierno i la nacion identificados por sus sentimientos en favor del acierto rodeen con todo el poder moral a la augusta asamblea constituyente, los votos de aquellos podrian desviarse i no llenar los deseos de los pueblos que

representan, si no se les instruyese i si no les manifiestan esplícitamente sus opiniones. En consecuencia, es un deber del gobierno exitar a la nacion para que pronuncie su voluntad de la que van a ser el órgano de los representantes del pueblo.... Jamas pudiera hacerse mejor uso de la imprenta que empleándola, no en encadenar la opinion, sino en manifestar franca i libremente cuál es la nacional con respecto a la forma de gobierno, al código que deba sancionarse i al nombramiento del jefe de la administracion.

"El Libertador presidente, que solo se encargó provisoriamente del mando supremo para sofocar la anarquia i restablecer la paz de la república, no omite nada de cuanto puede proporcionar la ilustracion del congreso sobre los deseos del pueblo colombiano. No teniendo el Libertador ninguna mira personal relativa a la naturaleza del gobierno ni de la administracion que deba presidirlo, todas las opiniones políticas, por exajeradas que parezcan, serán igualmente bien acojidas en el ánimo de S. E., con tal que ellos se emitan con moderada franqueza, i que no sean contrarias a las garantías individuales i a la independencia nacional...."

Bolívar dictó esta circular en la creencia de que con ella pondria coto a las imputaciones levantadas por sus enemigos, por mas que los verdaderos amigos trataron de convencerle que serian contrarios los resultados [Es seguro que en agosto no sabia aun lo que se fraguaba en Bogotá contra las instituciones republicanas de Colombia]. Muchos periódicos, en efecto, la recibieron como obra de su desprendimiento i muestra patente de la libertad con que quiso que los pueblos procediesen en el tan delicado asunto de ver cómo habian de ser rejidos

dar que esos pocos o muchos de todos los pueblos de la tierra, aquejados i convencidos de no tener el primer lugar en un gran teatro, procuran_reducirlo para ocupar, aunque no sea sino en un lugarcillo, el primero o el mas sobresaliente.

El jeneral Paez, segun dejamos dicho, se mostró ostensiblemente embarazado, como fluctuando entre lo que le imponia el deber, i los empeños con que le hostigaban los directores descubiertos de la revolucion. Se dió en fin por vencido al cabo de pocos dias, i se trasladó a Carácas, donde invitó a una nueva reunion, que se verificó el 24 de diciembre, con el finjido objeto de proporcionarse subsidios, para el caso en que se hiciese necesaria la guerra, i con el efectivo i real, para Paez, de que se dirijiera a Bolívar una representacion, manifestándole la necesidad, justicia i conveniencia de dejar que Venezuela se constituyese tranquila

mente.

Tras las manifestaciones hechas por Carácas en el acta de 24 de noviembre, siguieron, como era natural, las de casi todas las parroquias de las provincias de Carácas i Carabobo, promovidas, si no ordenadas, por el mismo jeneral Arismendi. Las actas celebradas en Calabozo i Portocabello merecen una mui especial mencion por los insultos hechos al Libertador, pues los directores de ellas, principalmente los de esta última ciudad, no solo le injuriaron sino que le calumniaron, mas preten dieron ridiculizarle con torpes i sucias invenciones. ¡Ya se vé! Caracas, el techo de Bolívar, habia dado el ruin ejemplo de escribir en las paredes esteriores de algunas casas injurias indecentes, i no debian quedarse a zaga las poblaciones de ménos bulto.

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