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ciudad hizo celebrar misas y otras públi- dos contra él estaban prontos para todo cas oraciones, y pareciéndole que la vo- lance. Así que creyó proveer á su seguluntad de Dios era que en aquellas cir-ridad con doscientos guardias que alistó, cunstancias no fuera á Méjico, en la mis- y con mudar (bien que tarde) de conducma embarcacion despachó á Martin Do- En tanto los retraidos compraban arrantes su lacayo con pliegos, en que re- mas y caballos, y trataban de si seria mevocados los nombramientos de gobernado-jor matar á Salazar al ir á misa, ó hacienres en Salazar y Chirinos, sustituia en su Jugar á Francisco de las Casas. Le entregó al mismo otras muchas cartas para sus amigos, y para autorizar al mensajero se embarcaron con el muchos caballeros y caciques, personas de cuenta.

do gente declararle la guerra. En esta in-
decision corrieron algunos dias: el último
de ellos Salazar, acaso por hacer del va-
liente, hizo preparar un suntuoso convi-
te en una quinta, una legua distante de
la ciudad, en donde holgar con sus ami-
gos, con la gente mas principal, y con sus
doscientos guardias; cuando he aquí que
llega á Méjico Dorantes, que avisado de
lo que pasaba, se va en derechura á San
Francisco á entregar los pliegos de su amo.
De ellos entendieron los retraidos que Cor-
tés señalaba por su teniente á Francisco
de las Casas; pero como este, tiempo an-
tes habia sido enviado á España, acorda-
ron raer del despacho el nombre de este y
escribir el del que sustituirian. Avisaron
á George Alvarado, que vino luego: de
los alcaldes y regidores solo uno acudió.
Se enarbolaron las lanzas y picas que se
habian hecho venir, y entre tanto Salazar
dobló su guardia y se refugió á su casa á
tomar sus medidas. En estas disposicio-
nes se pasó el resto de aquel dia: entrada
la noche, brillando la luna, salieron de S.
Francisco, á caballo, treinta hombres que
corrieron por
la cindad dando voces, que

11. Entre tanto Salazar cada dia se hacia mas insoportable á los vecinos de Méjico: y teniendo solo la autoridad, y castigando sin misericordia á los parciales de Cortés, los retraidos de San Francisco, cansados de un insolente que abusaba de su paciencia, determinaron privarlo del gobierno y castigarlo como merecia." En aquella casa se hallaban á la sazon no solo los parientes de Cortés, sino tambien sus amigos, y todos aquellos que descontentos de los gobernadores buscaban patrocinio, y esta era la razon por qué Salazar y Chirinos temian que de aquel lugar habia de originárseles su ruina. En efecto, así fué, estos divulgaron por la ciudad una carta supuesta de Pedro de Alvarado escrita desde Quauhtemalan, que avisaba que debia pasar por aquella ciudad en aquellos dias, de vuelta para Méjico. Esta mentira alteró mucho á Salazar, y así habiendo dispuesto que la artillería se abocara al pa-los que quisieran acudir al servicio del Jacio de Cortés, pensaba en el modo de sacar del retraimiento á los españoles allí refugiados; pero presto se desengañó que emprender esto era acelerar su ruina, pues supo que Andrés de Tapia, uno de los primeros capitanes de Cortés, era la cabe-entender la mucha gente que se juntó. za de doscientos españoles, que conjura

1 Herrera, déc. 3, lib. 8, cap. 5.

rey, fueran á San Francisco y yerian las cartas y los mensajeros que las habian traido de parte de Cortés. El contento que mostraron los vecinos de Méjico con esta nueva, fué general, como lo daba á

Alborotada la ciudad con esto, Andres de Tapia hizo venir de dos leguas de Méjico al tesorero Estrada, llamó tambien al con

voz alta le dijo: "Señor factor, y vosotros que estais con él, sed testigos que yo deseo toda paz, y aunque me habeis des

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tador Albornoz; pero este, que era taimado, respondió, holgándose de tal nueva, que estaba pronto á unirse con los demas en caso de que preso lo hicieran compa-truido, estoy sin pasion: vos, factor, harecer, como se hizo: Andres de Tapia en- beis dicho, y á mi me lo dijiste, que tetonces echó un breve razonamiento sobre niades órden del consejo del rey para malos medios inícuos, de que Salazar se ha- tar ó prender al gobernador D. Hernando bia valido para usurpar el gobierno y la Cortés; si es así, carta é instruccion tentiranía con que lo habia servido, exhortó dreis del rey, ó de su consejo; mostradla á los que se hallaban presentes á nombrar y os seguiremos todos. Y si no ¿por qué uno ó dos tenientes que gobernaran el rei-tracis engañada tanta gente? Y vosotros, no, interin volvia Cortés: todos convinie- señores, pues habeis servido al rey, dad ron en la demanda; pero antes quisieron agora ocasion à vuestros amigos que roque se nombraran los capitanes que de- guemos al gobernador que interceda con bian dirigir la prision de Salazar: este el rey, que os haga mercedes, y no deis nombramiento cayó sobre Alvaro Saave-lugar para hacer con él cuando venga, que dra, Ceron George Alvarado y Andres de os haga cuartos." El factor respondió que Tapia; pidieron que se eligieran por go- no tenia tal carta, y que le pareció que bernadores interinos á Estrada y Albor-era bien hacer lo que hacia, y que así noz, que aunque eran enemigos declara- moriria ó saldria con ello. Tapia á esta dos, se habian procurado reconciliar. Es respuesta dando de espuelas al caballo ta eleccion fué entonces muy aplaudida. gritó: "Caballeros, prendedlo, no querais Al dia siguiente, á lo que me parece, es- sed traidores." Salazar enfadado de esto cuadronados todos salieron de San Fran- tendió la mano con un mechero, y le dicisco en busca de Salazar. ce: "Calla, si no quieres que pegue fue

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go." En este tiempo don Luis de Guzman, capitan de la artillería, dió voces de que se retirase á casa, en donde se harian fuertes, pues los enemigos los cogian por las espaldas: efectivamente, así se hizo, y mucha gente quedó de fuera que luego se unió al partido de Cortés. Viendo los jefes de este que ya eran superiores al gobernador, hicieron venir el ayuntamiento, que recibió por gobernadores á Estrada y Albornoz, con la condicion de que hicieran á Alvaro de Saavedra teniente de gober

12. Este, bien informado de los pasos de sus enemigos, los esperaba con mil castellanos bien armados y buen número de artilleros que habian apostado en las bocascalles de su casa doce piezas de artillería. George Alvarado y los de su partido eran sobre quinientos, que presidiaron las esquinas de una calle intermedia. Dispuestas de este modo de una y otra parte las fuerzas, Andres de Tapia dijo á sus compañeros: que no era justo manchar sus espadas en la sangre de tantos buenos españoles, que engañados de Salazar es-nador de Veracruz, á George Alvarado tetaban aparejados á defenderlo: que él queria antes hablarle bajo de su fé y de la de otros señores que lo acompañaban; y así se fué á caballo á él, y desde la calle en

1 Herrera, déc. 3, lib. 7, cap. 5.

niente de las atarazanas, y á Andres de Tapia capitan general y alguacil mayor. Hecho escuadron de toda aquella gente llevando en medio á los gobernadores, Tapia, que iba por delante, hacia publicar los empleos provistos: en esto le avisaron

que se guardase porque lo arcabuceaban, lo que oido arremetió á un escuadron de piqueros que estaban á la puerta de Salazar y los hizo huir; pero de una pedrada cayó del caballo: entre tanto echadas abajo las puertas, por cuatro ó cinco partes entraron en la casa: el primero que dió con Salazar y lo prendió, fué George Alvarado, corrió en su ayuda Tapia por librarlo de la plebe que lo queria matar: el mismo oficio hizo Saavedra y otros sus amigos y familiares, haciéndoles espaldas para que se pusieran en salvo.

sar en órden al preso. Estrada constante en la enemiga con Salazar, hubiera deseado que su proceso se sustanciara y se diera la sentencia. Albornoz al contrario, valiéndose siempre de medios términos, queria ver el éxito de la venida de Chirinos, de quien no queria enajenarse, por ser protegido con Salazar del comendador Cobos, y temer que tomara tales providencias que trastornara lo ejecutado. De hecho, sus amigos, que no eran pocos en Méjico, le habian avisado lo que pasaba, y fiados en estos y en las fuerzas que tenia, á grandes jornadas venia desempeñar

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Andres de Tapia venia en pos suya, se refugió en Tlaxcala en la casa en que albergaban los padres franciscanos: allí fué preso, y llevado á Méjico lo encerraron en otra jaula al lado de Salazar. Con estas providencias la ciudad recobró su antigua calma.

14. Los amigos y domésticos de estos, estudiaban entre tanto el modo de librarlos. '

13. Luego que Salazar fué preso, los capitanes que habian dirigido aquella ac-á su compañero; pero habiendo oido que cion, le mandaron echar al cuello una pesada cadena, y en traje tan humilde lo pasearon por las calles y plazas de Méjico. Salian á porfia de sus casas á ver un espectáculo tan extraño, grandes y chicos, nobles y plebeyos, no creyendo tal mudanza de fortuna si no se cercioraban con sus ojos. Los que comparaban la alta fortuna á que Salazar habia llegado, al estado miserable en que se hallaba, sacaban Otros arbitrios no les parecian por documento que hay un Dios que aun- tan seguros como el de cohechar las guarque tarde castiga la crueldad en los que dias, y en el dia en que los sacaran de la gobiernan. Apartado Salazar de la vista prision matara á Estrada y á Albornoz. Padel pueblo, no hallaban los gobernadores ra esto era necesario descerrajar las jaulas, ni capitanes lugar bastante fuerte en don-operacion que no se podia ejecutar sin de encerrarlo. Todos se negaban á reci- estruendo: lo mas hacedero era valerse de birlo en su casa y responder de su perso- llaves falsas ó ganzúas, y para esto sin sana, y aun la cárcel pública les pareció po- ver que era allegado de Cortés, se valieco segura para reo de tal cuantía. Arbi- ron de un cierto Guzman, menestral de traron algunos que se hiciera una jaula vergas de ballesta, que fingiendo que se de gruesas vigas, que presidiada de solda- interesaba en aquel negocio, les prometió dos sirviera de cárcel á aquella fiera: con- no solo todas las obras de su arte, sino vinieron todos en esto, y alli quedó depo- tambien su personal asistencia. Embausitado hasta la formacion del proceso. Los cados con estas promesas los amigos de nuevos gobernadores pasaron luego á ha- Salazar y Chirinos, frecuentemente venian bitar el palacio de Cortés, y á pocos dias los á darle cuenta del adelantamiento del neamigos de este se arrepintieron en parte gociado, quien con maña les sacó el secrede la eleccion que habian hecho, porque echaron de ver cual era su modo de pen- 1 Herrera, décad. 3. lib. S, cap. 6.

Cortés y á los oficiales reales con los pliegos que se le daban, avisándoles de su arribo, y sin esperar respuesta ni alboratar

to de todos los conjurados; de que luego personajes, no obstante, quiso que su audió parte á los gobernadores, que puestas | toridad se conservara intacta. Así que espias y cerciorados del caso, á Escobar, sin innovar en las preeminencias que Corcabeza de los demas, ahorcaron, cortaron tés disfrutaba, nombró para recidenciarlo á unos los piés, á otros las manos, y á los al Lic. Luis Ponce de Leon. Recopiló menos culpables castigaron con azotes. los mandamientos que se le dieron: 19 Despues de esta ejecucion, toda la ciudad Que luego que el bajel en que iba surgiedeseaba que se sentenciase la causa de Sa-ra en Veracruz, despachara un expreso á lazar y Chirinos, principalmente por la muerte de Rodrigo de Paz, y seguramente Estrada hubiera dado paso á esto, si Albornoz, hechura del comendador Co-la tierra, no fuera que Cortés, como se bos, como lo eran tambien Salazar y Chirinos, no lo hubiera impedido, valiéndose de todos los medios que le sugeria su doblez. La mayor ocupacion de estos gobernadores en aquel tiempo, fué de aprovecharse de su empleo, así para su utili-mendaban con los oficiales reales, y tuviedad como tambien la de sus deudos y amigos, con gran sentimiento de las personas beneméritas.

decia habia hecho con otros, le estorbara el viaje, se pusiera en camino para Méjico, en donde abriera la residencia de Cortés, encargándose del gobierno. 1o Que consultara los negocios que se le enco

ra gran discernimiento en los sugetos de quienes se valiera. 39 Que procurara el adelantamiento de la fé entre los natu13. Cuando estas cosas sucedian en rales, sin descuidar en el aumento de la Méjico, las delaciones de antemano de los real hacienda. 49 Que en ningun camioficiales reales contra Cortés, que ya ha- no ó lugar se apostara sin el beneplácito bia impedido el despacho de las mercedes de sus dueños. 5? Que diese ayuda á que el emperador le habia hecho, cada Nuño de Guzman para entrar en posesion dia labraban mas en su ánimo. Deseaba de la gobernacion de Pánuco, á Pedro moderar la grande autoridad y poder de Salazar de la Pedrada de la alcaidia de la aquel conquistador, que se habia hecho fortaleza de Méjico, y á Lope de Samaniesospechoso, y en efecto, se habló en la go de la tenencia de las atarazanas. 6o corte de removerlo del gobierno y de en-Que averiguara por qué los oficiales reaviar en su lugar al almirante Colon, con les tenian en aquellas partes tantas granla condicion de que trasportara á su cos-jerias gozando de competentes salarios, y ta á Méjico mil castellanos. Este pensamiento acaso se hubiera ejecutado, si el duque de Béjar y el prior de San Juan, D. Juan de Zúñiga, no hubieran intercedido por Cortés: tiempo habia que estos señores trataban de casarlo, pues era viudo, con su sobrina doña Juana, hija del conde de Aguilar. Y aunque el emperador no se negó á la intercesion de estos

1 Herrera, déc. 3, lib. 8, cap. 14.

cual era la causa de sus desavenencias, pues siempre escribian al emperador los unos contra los otros. 79 Que tomara conocimiento de las minas de aquel reino y del modo que tenian en su beneficio. 8? Que consultara con Cortés, que era el mas versado en las cosas de Méjico, y con otras personas cordatas, qué modo de gobierno seria mas conveniente, si el dejar libres á los naturales imponiéndoles un ligero tributo como lo pagaban á sus

reyes, ó dándoles encomiendas como ha rentas reales; ya, otros doscientos que le bia hecho Cortés, ó finalmente, en feudo redituaban trescientas leguas de pais que aquellos lugares como se acostumbraba en se habia adjudicado entre Michoacan y España, en lo cual se le mandaba al li- Quauhtemalan: que en las dichas provincenciado Ponce de Leon que nada inno-cias se contaban un millon y medio de vase, sino que participara al-consejo de la resulta. Por último, se le ordenó que oidas las partes, administrase la justicia, remediase el desórden que nacia de los juegos, cuidase del buen tratamiento de los naturales y de los primeros pobladores castellanos; que se informara de la fertilidad de aquellas regiones y de las muertes de Francisco Garay y de Cristóbal de Olid. Al mismo juez de residencia se le consignaron entonces los cuños con el plus ultra, para instituir en Méjico casa de moneda, si acaso la juzgaba necesaria, y se le destinó por alguacil mayor de la residen-ñales nada equívocas de aspirar á la sobecia al comendador Diego Fernandez de ranía de aquella gran colonia, como haProaño..

16. Estos fueron los mandamientos públicos: en las secretas instrucciones que llevó se le encargaba informarse de otros puntos con tanto mayor cuidado, cuanto que eran relativos al Estado, y se reducian á que Cortés ni á Dios ni al rey temia, sino que todo lo disponia á su antojo, fiado en los mejicanos que tenia á su devocion, y en sus amigos y parientes, gente arrestada que en todo lance lo desempeñarian: que esta era la causa de las frecuentes fundiciones que hacia de cañones, y de acopio de municiones de boca y guerra. Que en la costa del mar del Sur habia formado arsenal, y disponia navíos para embarcar á la sordina sus bienes, y en cualquier revés de fortuna huirse. Que estos eran tantos cuantos ningun vasallo poseia; ya de los tesoros escondidos de Moctezuma, ya de cuatro millones de pesos recaudados de las

1 Herrera, décad. 3, lib. S, cap. 14.

vasallos, sacando de una sola al dia cincuenta mil castellanos, fuera de sesenta mil que tomó de Tetzcoco y ochenta mil de otra provincia. A esto se agregaba, que en las fundiciones ocultas de oro y plata habia defraudado al erario del quinto: á mas de esto, que de las fundiciones que hacían los particulares exigia una quinta parte á título de gobernador y capitan general. Todas estas riquezas, que hacian sumas inmensas, se juzgaban en Cortés tanto mas peligrosas, cuanto que se observaban en su porte ciertas se

cerse servir con todas las ceremonias que se acostumbran con los reyes, menos las de tener de propósito los navios que debian conducir caudales, y finalmente eludir cuando con un pretexto, cuando con otro, las reales órdenes. Por lo cual se le encargaba al mismo que indagara si estas cosas eran verdades, y si como decia Cortés, cuarenta y cinco mil pesos de oro del rey se los habian robado los mejicanos. De estas informaciones habia de conocer Ponce de Leon el estado de su comision: que si verificaba aquellas acusaciones, entregara á Cortés una carta que á prevencion llevaba, en la cual Cárlos V. le decia que viniera á España á informarlo del estado de aquel reino; y si se negaba á esto, que con la fuerza que tendria en su mando lo obligara; pero si pasados tres meses, que tanto debia durar la residencia, hallaba que Cortés era buen vasallo y que lo arriba dicho nacia de la calumnia y malevolencia de sus enemigos, le entregara el despacho que

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