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AÑO DE 1809.

GOBIERNO DEL ARZOBISPO D. FRANCISCO JAVIER DE LIZANA.

SUMARIO.

Este prelado toma posesion del vireinato en 19 de Julio de 1809. Dicese que debió el vircinato ú la sinceridad con que confesó su error en lo que hizo cuando la prision de Iturrigaray: recibese muy bien su nombramiento: confia el gobierno de la mitra á su primo el inquisidor Alfaro, á quien habia antes nombrado visitador del arzobispado, 102.-El año de 1809 es escaso de aguas y abundante de hielos: consternase el arzobispo por la carestia de víveres que amenaza, y dicta súbias providencias para remediarla: convoca á un empréstito de tres millones de pesos que condujo el navio S. Justo, sin perjuicio de otros dos millones doscientos mil pesos: recibe órden de la junta central para embargar los bienes del marqués de Branciforte, y duque de Terranova por adictos á José Napoleon. Del primero nada se encuentra, ni exiben sus apoderados mas que un cajon de conchas y unos penachos viejos de los caballos de su coche; del segundo se mandan extraer de la tesoreria del estado setecientos mil pesos: no se confiscan los bienes porque se opone á ello el fiscal Sagarzurrieta, 103.-Recibense órdenes para exigir por préstamo forzoso veinte millones de pesos: el arzobispo informa lo imposible que era extraer esta suma por la paralizacion del comercio y consolidacion; sin embargo ofrece hacer por su parte cuanto pudiese para realizar el préstamo, 104.-Revolucion de Quito ocurrida en 10 de Agosto de 1809, comprimida por las fuerzas de Lima, violando la fe prometida á los sublevados, y causándoles horribles estragos: el arzobispo aumenta la fuerza del ejército, creando un batallon llamado de Santo Domingo, y un tercero del fijo de Veracruz: el de Santo Domingo se destinaba á la parte de la Isla reconquistada: despues se pensó mandarlo á Caracas, sublevado en Mayo de aquel mismo año: amenaza una revolucion en Morelia, y la sofoca el gobierno arrestando á los autores principales de ella: se comienza á instruir proceso contra ellos, mas el Lic. Bustamante nombrado abogado de los reos, recaba del arzobispo que se corte la causa: renuévala Venegas, y Fr. Vicente de Santa Maria se escapa de la prision, y muere en Acapulco al lado del General Morelos, 105.-Destierra el arzobispo virey á Cancelada, y por su malignidad hostiliza á los americanos en Cádiz, 107.-Destierra el arzobispo al oidor Aguirre, á quien se le hace regresar desde Puebla: la faccion de que era corifco lo recibe en tono de triunfo: su destierro lo causa una señora principal de Méjico; mas ella sufre igual pena en Queré

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1 No se tuvo presente en el texto que creó el batallon ligero de Cuauhtitlan; y el de Tulancingo.

taro, donde mejoró de fortuna casándose con un rico que la dejó heredera de cuantiosos bienes, 108.-Detállase el modo con que salió la junta central de Sevilla; fué disuelta en Cádiz, donde se salvan sus miembros por el ejército del duque de Alburquerque que ocupó aquella plaza un dia antes de que entrasen en ella los franceses: á. esta contingencia, no menos que á la batalla de Baylen, se debió el que desde aquella época no se hubiese hecho independiente la América, 110.-El consejo de Regencia procura captarse la benevolencia de la América, declarándola parte integrante de la monarquia, y ordenando que mandase sus diputados nombrados por los ayuntamientos: exacciones cuantiosas que se hacen de la América, de toda especie: desgracias ocurridas en España: los ingleses aunque tenidos por auxiliares destruyen las fábricas de la península española, 112.-Repentinamente es removido el arzobispo del vircinato por una real órden del marques de las Hormasas, por influjo de los comerciantes de Méjico: se le manda entregar el gobierno á la audiencia: sufre con serenidad el desaire: su buen comportamiento y desinteres, pues cede el sueldo de virey al gobierno; á sus expensas socorre mensualmente á Garibay, hasta que se le asignan diez mil pesos anuales: en sus informes á la corte campea su veracidad y honradez, y lo hace sin acepcion de personas: hace quemar en la plaza por mano de verdugo una proclama de José Bonaparte, dándole à este acto el carácter de auto de inquisicion, 113.

102 Este prelado tomó posesion del vireinato en 19 de Julio de 1809. Ignórase qué resortes se pulsaron en la corte para su nombramiento de virey: díjose que el ministro Sierra fué el que influyó directamente en él y que coadyuvó mucho para ello la sinceridad y noble franqueza conque confesó á la junta central que habia sido engañado en la separacion de Iturrigaray y que estaba arrepentido de haber cooperado á la ejecucion de tan horrenda maldad. Sea de esto lo que se quiera, su nombramiento fué bien recibido; menos del oidor Aguirre y otros de su calaña: viósele como á un ángel tutelar de esta América y como á un promediador en todas las desazones que nos agitaban. Para dedicarse al despacho del vireinato, confirió el de la mitra á su primo D. Isidoro Saenz de Alfaro, que era inquisidor y á quien habia nombrado en Mayo de 1809, visitador del arzobispado; nombramiento que desagradó con generalidad, porque no estaba bien recibido positivamente detestado.

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103. El año de 1809 fué bastante malo, así por la escasez de aguas, como por haberse helado las milpas en gran parte la noche del 26 de Julio. Esta desgracia

consternó al arzobispo y con bastante actividad dictó muy buenas providencias para remediar tan gran calamidad; por fortuna se evitó el mal en la mayor parte, aunque las semillas se pusieron en alto precio. No le llamaron menos la atencion las necesidades de España y para socorrerlas provocó un empréstito de tres millones de pesos, que condujo el navio San Justo. sin perjuicio del donativo de dos millones doscientos siete mil cua trocientos setenta y ocho pesos. 2 Recibió órdenes de la junta central para embargar los bienes que suponia existiesen del marques de Branciforte y del duque de Terranova, por haberse adherido al partido de José Napoleon; mas reconvenidos por la exhibicion, los apoderados del primero, principalmente el director del tabaco D. Silvestre Diaz de la Vega, con quien llevó la mas estrecha amistad, solo entregó un cajon de conchas que tenia en su poder y varios penachos de los caballos de su coche, inservibles; 3 ¡valiente chasco á fé mia! no era aquel italiano el que dejase en Méjico ni un maravedí. En

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cuanto pudiese de su parte para realizar dicho préstamo. Esta órden bárbara dictada por hombres que en punto de gobierno de indias no sabian cuál era su mano derecha, jamas tuvo efecto, aunque el virey Venegas se empeñó en darle cumplimiento, como luego veremos; solo sirvió para aumentar la desazon de los americanos y que viesen en la llamada madre pátria una verdadera madrastra que trataba de destruirlos. Subia el fermento por instantes y solo se esperaba que el gran combustible ya preparado, recibiese una pequeña chispilla que lo abrazase todo.

cuanto a las órdenes relativas al duque de Terranova, se cometió una injusticia, pues se mandaron extraer de la tesorería del estado setecientos mil pesos que tenia allí | buenos de sus fincas, queriendo que el gobernador los entregase á fuér de buen patriota: respondió que él lo era; pero en el caso, solo se tenia como un depositario de aquel dinero y no podia disponer de él; que si se le exigia por la fuerza, él cederia á ella. De hecho, se exigió el dinero que aun lo debe el rey de España, con mas, cuarenta mil pesos pertenecientes al hospital de Jesus. Por lo respectivo á la confiscacion de bienes, se opuso el fiscal Sagarzurrieta, porque consideró que era preciso oir á la parte del duque, el cual aunque estaba al servicio de Napoleon, se consideraba súbdito suyo, pues residia en la corte de Nápoles, cuyo trono habia ocupado Murat y antes que él José Napoleon. Esta resistencia del fiscal contuvo los efectos de tan bárbaro decreto. Así eran los que se daban por el gobierno de Cádiz, con el fin de hacerse de dinero, sin detenerse en los medios aunque fuesen inf-zas enviadas de Lima, y el modo de com

cuos.

104. Ademas de las órdenes recibidas para el embargo de los bienes de las personas mencionadas, recibió otra del gobierno español, harto difícil de ejecutarse; tal fué la de exigir por préstamo la enorme suma de veinte millones de pesos fuertes para la continuacion de la guerra en España: los que la dictaron, ó estaban locos, ó ignoraban nuestra verdadera posicion. Méjico estaba saqueado por la consolidacion, como se ha dicho: los capitales se habian disminuido á un grado indecible: faltaba la circulacion en todos los ra

mos

y la guerra que acababa de concluirse con la gran Bretaña, habia casi arruinado el comercio. Todo esto lo manifestó el arzobispo; sin embargo efreció hacer

105. Presentóse un ejemplar que aumentó los deseos de realizar el rompimiento, pues por la via de Guayaquil se supo que en Quito habia estallado una revolucion en 10 de Agosto de aquel año, que habia dado por el pié al gobierno español, y aun el gobernador de Guayaquil remitió un pliego al arzobispo para que lo mandase á España por la primera via. Aquella revolucion se sofocó por las fuer

primirla fué causar horribles extragos en aquel pueblo, violando la fé prometida. Este doloroso acontecimiento hizo ver que los españoles por conservarse, asolarian todos los pueblos que obrasen del modo que el de Quito. Sea por esto, ó porque el arzobispo temiese una invasion extrangera, él dictó varias providencias para aumentar el ejército del reino; una de ellas fué crear un tercer batallon para el regimiento fijo de Veracruz, cuyo mando confió al teniente coronel Arredondo, agregado al regimiento de la corona, y otro que denominó fijo de Santo Domingo, á

1 Orden de 2 de Enero de 1810. Carta número 195 tomo 242/

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244.

Carta núm. 16, última foliatura tomo

las causas de estos reos, fué el teniente letrado de Valladolid, Terán, quien se condujo con la severidad que resistia su corazon; pero que era indispensable por la responsabilidad; esto le atrajo el ódio público, por lo que en la revolucion del año 1810, fué cruelmente asesinado.

consecuencia de haberse reconquistado en aquella isla la antigua parte que poseían los españoles. Súpose tambien en Méjico la sublevacion de Caracas, ocurrida en Mayo de aquel año, con mejor suceso que la de Quito; y este cuerpo de tropas estaba destinado á mandarse á aquel punto con otros auxilios militares, á consecuen- 107. Aunque la conducta del arzobiscia de los informes que dió el mariscal de po en esta parte era prudente, tenia sin artillería D. Judas Tadeo Tornos, que embargo entre los mismos españoles muacababa de llegar de Caracas; su salida la chos enemigos; uno de ellos era Juan Loimpidió la revolucion del pueblo de Do- pez Cancelada, uno de los mayores chislores ocurrida en 16 de Setiembre del mis- mosos y atizadores de la revolucion, pues mo año, de que hablaré en su respectivo vertia el veneno de su ódio contra los melugar. El arzobispo tuvo aviso de que en jicanos en la gaceta, de que para ignomiValladolid (hoy Morelia), estaba á punto nia de la nacion era editor. Su insolende estallar una revolucion en Diciembre cia habia llegado al extremo, confiado en de 1809, la cual se sofocó oportunamente, el favor del oidor Aguirre; así es que hamandando arrestar á los gefes de ella, lo biéndosele notificado una providencia de cual se verificó con grande estrépito: es- órden del arzobispo y oidos los fiscales, taban á su cabeza, el padre Santa María, respondió con la mayor altanería, que los franciscano, que acabando de predicar en vireyes eran déspotas y debian mandar la iglesia de su convento el dia 21 del subordinades á la audiencia. Súpolo el mes citado, fué conducido á una prision; arzobispo, y al momento lo mandó arresel Lic. Michelena: el Lic. Soto y el ca- tar y lo remitió á España en el navio Alpitan García Obeso. Díjose que el de- geciras. Todavia desde allá nos hizo mununciante de ella fué D. Agustin de Itur- cha guerra, pues en las cortes de Cádiz bide, ofendido de que en las juntas teni- insultó al diputado Alcocer por la imdas para realizarla y á que concurrió, no prenta; por la misma publicó su telégrase le quiso nombrar mariscal de campo.fo, y tuvo por premio de su insolencia, Comenzóse á instruir el proceso, y nom- que Fernando VII lo mandase encerrar brado yo por García Obeso su abogado, en la cárcel, y despues en un convento recabé del arzobispo que se cortase la causa. Efectivamente se hizo así; pero habiendo venido Venegas, sin nuevo motivo en Octubre de 1810, mandó arrestar á los reos, y el padre Santa María logró escaparse de la prision de San Diego y marchó para Acapulco, donde murió con harto sentimiento del general Morelos, que á la sazon asediaba el castillo. Santa María era un fraile sábio, maduro y de provecho.

para que aprendiese la doctrina cristiana; acaso este fué el único acto de justicia que hizo éste rey á los americanos.

108. Supo tambien el arzobispo, que el oidor Aguirre era uno de los que si no conspiraban contra su gobierno, á lo menos lo detraía escandalosamente, y por tanto, lo hizo salir de Méjico para embarcarlo; mas fué tal zambra que armaron los

1 Carta núm. 4, al ministro Saavedra,

106. El comisionado para actuar en tomo 243,

llamadas chaquetas, de que era corifeo, que se vió precisado á mandarle volver desde Puebla. Saliéronlo á recibir al camino, y su entrada se hizo en tono de triunfo. Díjose que en la formacion secreta de su proceso, tuvo mucha parte cierta señora mejicana, viuda, que por su hermosura ha obtenido nombradia entre nuestras beldades; costóle caro por entonces; pero desterrada á cincuenta leguas de Méjico, se casó con un hombre rico que la dejó heredera de no pocos bienes. Aguirre es constante que hablaba con desprecio del arzobispo llamándole el colegial; pero este colegial era hombre de bien; y tanto, que estando para morir dicho oidor, fué á visitarlo á su casa para darle una muestra de su reconciliacion. No aparece en la correspondencia con la corte la noticia del destierro de Aguirre, á lo menos en la que yo he registrado; pero el hecho es cierto, y yo lo ví.

109. Démos ya una mirada sobre lo que entonces pasaba en España, cuyas desgracias tenian relacion con nuestros sucesos, y preparaban las nuestras.

110. Rompieron los franceses los obstáculos que les oponian las gargantas fortificadas de Somo-sierra y otros puntos, y sucesivamente se apoderaron de toda la línea de defensa de Andalucia: entonces se vió el ódio que se habia atraido la junta central: hubo en Sevilla un túmulo popular en que fué insultada, y lo fueron igualmente varios de sus miembros en el camino para la isla de Leon, en donde habian resuelto que nuevamente se reuniera. En efecto, veintiuno de sus vocales se juntaron, y aunque bien apesar suyo se vieron obligados á dejar el mando. Para remediar los males de la anarquía, decidió la junta central crear un consejo de regencia, compuesto de cinco individuos, como se verificó el 29 de Ene

ro por el último decreto de su disolucion. No se mostró menos indignado el pueblo de Cádiz que el de Sevilla, moviéndose en tumulto y obligando á algunos diputados á asilarse en los buques ingleses que estaban en bahía. El consejo de regencia se compuso entonces de D. Pedro Quevedo, obispo de Orense, D. Francisco Saavedra, el general Castaños, D. Antonio Escaño, y por América el ministro del consejo de indias D. Estevan Fernandez de Leon; mas como este hubiese renunciado por sus enfermedades, se nombró á D. Miguel Lardizával y Uribe, que de ante mano estaba nombrado diputado por M6jico para la junta central. En el mismo dia (29 de Enero de 1810,) ésta ordenó que eligieran para las futuras cortes veintiseis diputados suplentes que representaran las provincias de América. La salvacion de la junta central en Cádiz, sc debió al duque de Alburquerque, pues hizo un rápido movimiento con sus tropas que ocuparon la isla de Leon y Cádiz, precisamente un dia antes del que pudieron haber hecho los franceses. Si los americanes reflexionan atentamente sobre esta contingencia, y tambien sobre el triunfo casual de los españoles en la batalla de Baylén, conocerán que estos fueron los dos únicos obstáculos que se opusieron á su emancipacion desde el año de 1810, y que á no haber sido por ellos se habria evitado la funesta revolucion abortada en el mismo año, que tantos torrentes de sangre ha causado en ambas Américas. Ocupada la península de todo punto por los enemigos, se habrian conformado con su suerte, y acomodádose con nosotros; pero ellos llevaron la máxima de que mientras hubiera un punto por pequeño que fuese en la península, desde allí se mandaria á las Américas. El oidor Bataller decia con insolencia estas

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