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ATAQUE

A LA LEGACION Y CONSULADO ECUATORIANOS EN LIMA.

as exageradas narraciones de lo sucedido en Quito el 29 de Octubre, y los irónicos comentarios que hiciera "La Tribuna" á la Proclama del Excmo. Sr. Cordero, contribuyeron para que en Lima se reuniera el pueblo y atacara á nuestra Legación y Consulado la noche del 22 de Noviembre.

El Ministro ecuatoriano, Sr. Dn. Julio H. Salazar, hallábase en la casa de la Legación con el Cónsul Sr. Dn. Julio Nasch en momentos del ataque, pues supieron desde muchas horas antes lo que se proyectaba.

Un cficial de Policía se presentó á la Legación, diciendo á nuestro Ministro que iba con el objeto de ponerse á sus órdenes, á lo cual le contestó, que cumpliera con su deber, que no tenía órdenes que darle.

Un cuarto de hora más tarde, llegó el populacho limeño y arrojando piedras á la casa de la Legación y al escudo ecuatoriano, prorrumpía en los más groseros insultos contra el Ecuador y sus Representantes.

Veinte minutos estuvieron los atacantes delante de la Legación, sin que la fuerza de Policía estacionada en la calle, hiciera esfuerzo alguno para reprimir. Después de lograr su objeto, los manifestantes se dirigieron á la calle de “Baquíjano”, en donde existía el Consulado ecuatoriano.

Allí hicieron otro tanto que en la Legación, permaneciendo un cuarto de hora sin que la Policía diera muestras de cumplir con su deber.

Después de acometer al Consulado ecuatoriano, el populacho regresó á la casa de la Legación para atacarla de nuevo; y entonces fué únicamente detenido por la Policía y por la palabra del Sr. Ministro de Gobierno. Luego tomaron los manifestantes el camino hacia el monumento Dos de Mayo, en el cual está representado por una figura alegórica el Ecuador, por la participación que tuvo en el combate contra la escuadra española el 2 de Mayo de 1866.

Allí prorrumpieron en insultos soeces contra nuestra Patria; insultos en prosa y verso; cubrieron con un crespón negro la alegoría del Ecuador, después de haberle arrojado piedras, yerba é inmundicias.

Nuestro Ministro, hay que decirlo, mien

tras pasaban esas escenas salvajes en el monumento Dos de Mayo, recibía la visita de los Ministros de Relaciones Exteriores, Gobierno, Hacienda, y otras personas notables de la sociedad limeña, y le manifestaron su disgusto por lo que sucedía.

La correspondencia oficial que va á continuación, trata de tán desagradables escenas.

PROTESTA DEL MINISTRO
SALAZAR.

LEGACIÓN DEL ECUADOR.

Señor Ministro:

Lima, Noviembre 23 de 1893.

Desde ayer por la tarde tuve noticias vagas de que se preparaba una poblada para atacar la Legación de mi cargo, y que este acto tendría lugar en las primeras horas de la noche. Poca ó ninguna importancia dí á tales avisos, supuesto que no era concebible que en una capital, asiento de los altos poderes nacionales, llegara á consumarse atentado de esa naturaleza con la representación diplomática de una República amiga; sin embargo, no tardaron en desarrollarse los acontecimientos de la manera que paso á exponer.

un

Eran más o menos las siete de la noche, cuando tuve la visita del Sr. Oficial Mayor de ese Ministerio Dr. Dn. Carlos Wiesse, y en momentos en que hablabámos de asuntos extraños á lo que iba á contecer, se presentó un oficial de policía con una guardia de diez hombres, según él dijo. Comprendí al instante que los avisos llegados hasta mí, no eran simples rumores, toda vez que la autoridad de policía enviase expontáneamente ese diminuto piquete. Ya entonces, referí al Sr. Dr. Wiesse los denuncios que había tenido sobre reuniones y preparativos para el ultraje al Pabellón Ecuatoriano y le recomendé custodiase el domicilio del consulado. El Sr. Wiesse habló luego, en voz baja, con el oficial ordenándole, seguramente, que debía hacer y se despidió de mí y de mi esposa, tran

lo

quilizando á esta última. Pocos momentos después subió otro oficial á mis habitaciones, en reemplazo del anterior y me expresó que venía de parte del Sr. Intendente de Policía á ponerse á mis órdenes. Díle las gracias y añadí: que yo no tenía ninguna que impartirle y que ejecutara las recibidas por su jefe.

Como á más de las nueve de la noche se hizo sentir una estrepitosa algazara de compacta muchedumbre, la cual afrontando la Legación, prorrumpió en injurias y denuestos de toda especie contra el Ecuador, Gobierno y su Representante en el Perú, arrojando al mismo tiempo piedras sobre el escudo ó enseña de mi Patria, como por espacio de veinte minutos, después de los cuales se dirigió á casa del Consulado del Ecuador, donde repitió idénticas escenas, destrozando á pedradas los vidrios de los balcones, pues el escudo había sido quitado de su lugar ese mismo día para cambiarle la inscripción de Viceconsulado por la de Consulado, en virtud de la promoción que acababa de obtener el Sr. Nash.

A eso de las diez, comenzaron á visitar la Legación varios caballeros de esta sociedad y poco después V. E., los señores Ministros de Hacienda y Gobierno, y el Sr. Oficial Mayor de ese Ministerio, con el objeto de manifestarme su reprobación respecto de lo que ocurría. Entonces, después de agradecer á V. E., y á sus honorables colegas, este acto de atención hube de expresarles con franqueza, que deploraba los sucesos, pero que el ultraje á la Legación Ecuatoriana estaba por desgracia consumado en la forma más odiosa y sin que la Policía hubiera prevenido ni menos debelado con la eficacia correspondiente. En seguida de esto, salió el H. Sr. Ministro de Gobierno para contener con la presencia de su alta autoridad, á los desmanes de la turba y ordenar el aumento de la fuerza, continuando, sin embargo, aunque en menor escala los gritos insultantes de grupos aislados que aún pasaban por frente á mi domicilio, cuando se hallaba en él V. E. y el H. Sr. Ministro de Hacienda, mientras que la masa principal del tumulto se dirigía, según supe, al monumento Dos de Mayo, en donde pronunciaron discursos contra el Ecuador.

De la sencilla relación que antecede, se desprende con dolorosa evidencia que las agresivas y escandalosas demostraciones de la muchedumbre tumultuaria de anoche, se rea

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lizaron á presencia de la policía, que como llevo dicho, tuvo el tiempo suficiente para ejercer su acción con la eficacia que la gravedad del caso exigía.

Al frente, pues de tán desagradable situación, no puedo menos que dirigir á V. E. el presente oficio, elevando por su digno conducto al Excmo. Gobierno de esa República la queja más terminante y formal por la realización de los atentados á que he hecho referencia, y solicitar de su notoria rectitud que en justa reparación de las ofensas inferidas á la dignidad de una Nación amiga, y con acatamiento de los fueres diplomáticos, manifiestamente hollados de su Representante en el Perú, ha de servirse dictar las órdenes conducentes al inmediato enjuiciamiento y castigo de los promotores del tumulto, así como á la destitución de las autoridades de policía que resultaren omisas en el cumplimiento de su deber.

Por lo demás, me reservo para hacer conocer á V. E. las instrucciones que reciba de mi Gobierno, á quien he dado cuenta de los sucesos ocurridos; renuevo á V. E. con tán sensible ocasión el homenaje de mis consideraciones muy distinguidas.

JULIO H. SALAZAR.

Al Excmo. Sr. Dr. Dn. Mariano Jiménez, Ministro de Relaciones Exteriores del Perú.

CONTESTACION DEL MINISTRO DE
RELACIONES EXTERIORES.

Lima, Noviembre 25 de 1893.

Señor Encargado de Negocios:

Ayer en la tarde recibí la nota fechada el día 23 del presente mes, en que US. después de hacer una relación de los desagradables sucesos ocurridos en la noche del 22, en que un grupo de gente hizo manifestaciones hostiles á la República del Ecuador, y muy especialmente contra el domicilio de US. y del Cónsul de su misma nacionalidad, saca US. la consecuencia de que la policía no ejerció su acción en la medida que la gravedad del caso exigía.

Termina US. elevando por mi conducto al Gobierno

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