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I

Tabla de equivalencias

FORMADA POR D. MAURICIO LLAMAS

PARA AVERIGUAR EL COSTO DE LA PLATA EN RARRA EN MONEDA NACIONAL, SEGÚN LAS COTIZACIONES DE LONDRES POR ONZA TROY

«STANDARD ».

EQUIVALENCIAS DE PESO EQUIVALENCIAS DE VALOR

PESO DE PLATA

ONZAS STANDARD

PENIQUES CENTESIMOS POR CENTÉSIMOS POR 1

25 GR.-900 MIL. 31 GR. 103496-925 MIL. STAN -| 1 $ MN.

POR ONZAS

DARD >

ONZA STANDARD

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1 onza Troy - 31 gr. 103496 de 925 mil. - 28 gr. 770734 plata

fina.

1 $ m/n. 25 gr. de 900 mil 240 peniques $ 4.70 m/n. —1 28 gr. 7707434: 10d: 22 gr.

22 gr. 500 plata fina. penique $ 0,01 958 1,3 m/n. 500: X-7,d 82047447.

28 gr. 7707434: 10 oz.:: 22 gr. 500: x-7, oz. 82047447. 1 d 1, 958333 : 7 d 82047447:x-15, 315042.

II

Según el peso del
Anuario
Equivalencia con
el $ oro oriental

Cuadro de equivalencias

DE MONEDAS DE ORO DE CURSO LEGAL EN LA REPÚBLICA, SEGÚN SU PESO Y LEY Y CON ARREGLO

NACIONAL ORO DE 1 GR. 697 POR PESO

AL

PATRÓN

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$ 4.70.54.12

» 10.56.51.14

> 8.82.15.84

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La sociedad

POR EL DOCTOR DON FEDERICO E. ACOSTA Y LARA
(Catedrático de Filosoffa del Derecho)

CAPÍTULO I

Las sociedades de animales

1.- Limites de la Sociologia

Vamos á preocuparnos de examinar una cuestión sin duda alguna muy delicada por la índole de las relaciones que abarca. Dicha cuestión es la que se refiere al límite de la sociología, que en otros términos se formula así: ¿Dónde comienza el estudio de las sociedades? Desde luego algunos filósofos y naturalistas dicen que sólo la sociedad que forman los hombres merece el título de tal. Guerin de Vitry manifiesta esta opinión, que no es distinta de la de Spencer sobre el mismo asunto, sino en el vigor de la exposición del primero.

La sociología, pues, tiene esencialmente por objeto á la humanidad, se dice.

Las manifestaciones de vida colectiva que se ven entre los animales no pueden dar lugar sino á un estudio preliminar 6 presocial. Veamos cómo se expresa Guerin al respecto: "Aun cuando en el fondo no existan más que simples diferencias de grado en las diversas manifestaciones de la vida, debemos, para adquirir conocimiento científico de cada una de ellas y de su conjunto, considerar cada orden de fenómenos en su máximum de desarrollo y estudiarle en la categoría donde se produzca con mayor esplendor é intensidad.”

No podemos negar seriamente que el orden indicado deje de ser ventajoso, pero con una condición, sin embargo. Esta condición es la de que los datos recogidos en el examen de las formas perfectas se apliquen, desde luego, al estudio de las formas transitorias, por las cuales las formas perfectas se preparan y surgen. Por lo demás, una forma inferior no puede dejar de ocupar un sitio en la ciencia, por ser forma inferior sencillamente.

ΕΙ objeto de la ciencia es la evolución total de cada grupo de fenómenos á partir del instante en que dichos fenómenos se hacen perceptibles, hasta el momento en que dejan de serlo. Luego los hechos sociales son extremadamente notables en el reino animal para que pueda prescindirse de ellos y no tomarlos como base de estudios anteriores á la sociedad humana, encarándolos como las primeras fases de la evolución sociológica.

Pero dícese que las sociedades animales no se distinguen ni del mundo exterior ni de las otras sociedades; que no tienen de ellas mismas una conciencia definida que les permita oponerse netamente á lo que no son ellas.

Ahora bien: exigir que una sociedad tenga una conciencia distinta de otros seres para extender hasta ella los límites de la ciencia, es también excluir de la ciencia las sociedades de salvajes. Por lo demás, ¿es necesario que la conciencia social actúe hasta el punto de darse un nombre y hasta el punto de conservarse en una tradición para existir? હૈ La conciencia colectiva no es, como la individual, susceptible de grados? ¿Cesa acaso por estar oscurecida? Y si subsiste allí donde no se la ve, ¿por qué renunciar á estudiarla allí donde se la busca ?

Nos parece, pues, que el estudio de las sociedades de animales forma, no ya un capítulo preliminar, sino el primer capítulo de la sociología.

Dícese, por otra parte, que á no limitar la idea comprensiva de sociedad, será preciso descender hasta las sociedades de plantas y de astros.

Sin embargo, si un observador constatase en las relaciones recíprocas de los vegetales, 6 entre las partes de una misma planta trazas de concurso, no habría dificultad ninguna en hacer entrar esos estudios en el dominio de la ciencia social.

Muchos hechos pertenecen tanto al reino vegetal como al reino animal, lo que se patentiza observando la naturaleza ambigua de varios infusorios.

En cuanto á los astros, éstos jamás pueden constituir sociedades y entrar, por consiguiente, en el dominio de la ciencia sociológica, porque no son seres vivos, sino masas de materia inorgánica, sin ninguna reciprocidad de funciones que las unan.

La sociología, pues, comprende, á título de momentos diversos de una misma evolución, tanto los hechos sociales manifestados por la animalidad como los manifestados por el hombre. Del mismo modo que para la biología, se encierra en su concepto la vida fetal, sin que el límite entre esta faz de la vida y los demás deje por eso de estar perfectamente marcado, también sin dejar de ver en la sociedad humana el esplendor de la vida social, no deben dejarse de estudiar los rudimentos en las sociedades inferiores.

Pero es preciso ir más lejos aún. La observación nos autoriza para ello.

Podemos todavía comprender en la sociología los fenómenos de agrupamiento permanente que nos ofrecen los elementos orgánicos contituyentes del individuo. Hay, desde luego, un argumento fundamental que hacer en apoyo de esta proposición.

Si, en efecto, la exactitud de la conciencia, la oposición del yo con el mundo exterior, la memoria y la previsión son caracteres distintivos del hecho social en la ciudad humana, ¿por qué estos mismos atributos han de ser exclusivos de la asociación en el individuo humano?

Seguramente el individuo está compuesto por millones de pequeños seres cuyo concurso ha sido comparado al trabajo de los obreros en una vasta fábrica, á los habitantes de una ciudad. Las arterias se han figurado grandes vías por donde se transportan alimentos á todas las partes del cuerpo, al mismo tiempo que los nervios semejan hilos y redes telegráficas que trasmiten informaciones é impulsiones de las partes hacia el centro, y viceversa. Ningún hecho biológico está mejor estudiado que la composición del individuo.

La psicología puede hacer, sin embargo, algunas objeciones serias á las opiniones que venimos sosteniendo. Dicen, en efecto, los psicólogos que la palabra individuo implica la existencia de átomos espirituales, ó seres absolutamente simples.

Sin duda alguna, refiriéndonos á la individualidad animal, ésta no tiene nada de absoluto, puesto que es relativa á los diferentes estados del sujeto, á las diferentes fases de su existencia. Durante

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