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los habitos de gobierno propio; las doctrinas liberales se presentaban con la exageracion caracteristica del que acaba de romper el yugo de la tirania, con el fervor de la inexperta juventud y con la fé ciega del revolucionario, que aun no ha sufrido la desilusion de los sistemas, ní la apostasia de los hombres.

La constitucion repúblicana no iba á darse á un pueblo en plena y pacifica posesion de su soberanía. Los realistas ocupaban todavia la mayor parte del país, que tenian sojuzgado por inveterados habitos, y amoldaban al arraigado coloniage con una administracion sagaz; y de sus posiciones amenazaban á las provincias independientes con ejercitos superiores así en el número, como en la disciplina, dirigidos por gefes actívos, valientes, peritos y fieles á su causa. Las fuerzas de la patria se componian de cuerpos heterogeneos, mal unidos entre sí y sin ningun caudillo á la altura de su po sicion. La division auxiliar de Colombia, aumentada con el batallon Numancia bajo el nombre de Voltigeros, contaba ya 2275 plazas; pero su gefe Paz del Castillo pretendia, que los batallones colombianos marcharan siempre unidos, sin someterse á planes extraños, é imponía otras condiciones, que de cooperadores los convertian en fortisima rémora para toda campaña bien concertada; los restos del ejercito libertador, si bien se presentaban mas sumisos y con la mejor voluntad, no dejaban de causar embarazos por la desmoralizacion inevitable despues de tan larga permanencia en la capital, y por las rivalidades que se habian despertado entre argentinos y chilenos. Los peruanos aunque ya habian hecho sus pruebas en la gloriosa campaña de Quito, permanecian sin haber desplegado por si solos la bandera nacional, y no reconocian gefes nacionales, bastante acreditados para alcanzar sin auxiliares el pronto triunfo de la independencia. Los guerrilleros, que bien dirigidos y auxiliados, habrian

prestado una cooperacion inapreciable, á causa del desamparo y de la falta de disciplina, en que se hallaban, iban degenerando en montoneras, origen fecundo de excesos y descredito; sobre todo cuando admitian en sus filas á bandidos infamados, ó se sometian á caudillos crueles, como el franciscano Fray Bruno Terreros, quien unia en alto grado las prendas militares y los vicios del renombrado Aldao.

Las dificultades de la situacion se agravaban con la penuria del tesoro, que, careciendo de entradas y de crédito, impedia dar el impulso necesario á las operaciones de la guerra. Ademas la administracion tenia á menudo, que preocuparse mucho de las gigan tescas y cada dia mas patentes aspiraciones de Bolívar, pronto á poner su incontrastable genio al servicio de la independencia, pero amenazando aplastar con su colosal poder el frágil edificio de la libertad naciente. Inspiraban tambien algun recelo las mal ocultas intrigas de ambiciosos vulgares, que se agi taban para asaltar el primer puesto. Tampoco dejaban de inquietar mucho numerosos pretendientes, dispu tándose los empleos de la aun no constituida patria; varios extranjeros, queriendo sacar de ella todas las ventajas, sin participar de las cargas; y los muchos ciudadanos, que todo lo esperaban del estado, poniendo poco ó nada de su parte.

El Congreso Constituyente, que con la plenitud de la soberania habia asumido toda la responsabilidad, habia de mostrarse tanto mas impotente, cuanto mas arrecieran las dificultades y se prolongara mas aquella situacion extraordinaria. Quitábale mucha parte de' su poder el carácter de suplentes, que por necesidad hubo de darse á los diputados de las provincias ocupa das por los realistas; si fueron nombrados en Lima sin oposicion alguna, con beneplácito de sus comprovin cianos, no por eso gozaban en los pueblos de aquel in

flujo, que hace eficaces los votos de sus representantes. Faltaba sobre todo á la primera asamblea la práctica de los negocios públicos, condicion indispensable para dar á las grandes resoluciones el valor político y el sello de la oportunidad. Los representantes fueron:

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Don Juan Antonio Andueza. | Don Justo Figuerola.

Manuel J. Arrunategui.

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José Correa Alcantara.

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Mariano Quezada.

Alejandro Crespo.

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Tomas Dieguez.

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Francisco F. de Paredes.

José Sanchez Carrion.
Pedro José Soto.

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En verdad aquellos primeros diputados repre sentaban la inteligencia, el patriotismo y el honor de la nueva república con extraordinario lucimiento. Habia entre ellos eclesiásticos, militares, magistrados, médicos, abogados, ciudadanos de todas posiciones, cuyos antecedentes eran loables y que, bien por la ciencia, bien por las virtudes aparecian dignos de tan augustas fur ciones. Pero algunos de de ellos, por no haber nacido en el Perú, podian herir en momentos crí

ticos las suceptibilidades del amor patrio; otros flaqueaban por el lado de la prudencia ó de la energia, y en los mas en vez del juicio sereno dominaba el sentimiento, sujeto á peligrosos extravíos. En general el congreso adolecia del achaque de creerse con la plenitud de la soberania, achaque, que doctrinas acredi tadas habian hecho casi inevitable; y por horror á la dictadura estaba dispuesto á no dejar al poder ejecutivo sino la sombra de la autoridad.

Envanecidos con el título de soberanos, que nadie les disputaba, y apoyados en la respetable opinion de su Presidente Luna Pizarro, no vacilaron los representantes en conservar el mando supremo, y nombraron una comision de tres diputados, que con el nombre de junta gubernativa debia ejercer las funciones del poder ejecutivo, como un simple administrador, al tenor del decreto siguiente.

El Soberano Congreso Constituyente del Perú

Considerando cuanto conviene al sólido establecimiento de la independencia y libertad del Perú, el que se conserven reunidos los poderes legislativo y ejecutivo hasta la sancion de la Constitucion, para cuyo fin se ha congregado, ha venido en decretar y decreta lo siguiente:

1.° El Congreso Constituyente del Perú conserva provisoriamente el poder ejecutivo, hasta la promulgacion de la Constitucion, para cuyo fin se ha reunido, ó antes, si alguna circunstancia lo exijiere á juicio del Congreso.

2. Administrará el poder Ejecutivo una comision de tres individuos del seno del Congreso, elejidos á pluralidad absoluta de sufrajios.

3. Esta comision se turnará entre los individuos del Congreso

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