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sino despues de espirado el término del armistició y á los dos meses de haber anunciado oficialmente el rompimiento: se convendria en despedir á las tropas auxiliares, que se hallaban en Lima y en el Callao, de grado ó por concierto de los ejércitos español y peruano. Al Virey escribia; que el convenio ajustado en Buenos Ayres manifestaba ser llegado el tiempo de dar la paz á los pueblos, y que para anticipar dias tan venturosos deseaba celebrar un armisticio, aunque la causa de la independencia se hallaba sostenida por fuerzas poderosas y por el entusiasmo de los departamentos libres. Laserna contestó el 2 de Octubre desde Arequipa; que, sin embargo de estar disuelto el ejercito de la patria, y de no saber con quien trat r; por que veia á Torretagle de presidente, á Riva Agüero desposeido de la presidencia, y á Bolivar con el caracter de Dictador, Presidente ó Generalísimo, estaba pronto á oir cuantas proposiciones se le hicieran, si se tenian en consideracion la preponderancia de las ar mas realistas, la situacion particular de el expresidente y el beneficio de estos paises: desde luego para abrir las negociaciones autorizaba al Mariscal de campo Loriga. Esta contestacion cayó en manos de Villar, gefe de los guerrilleros patriotas, quien la remitió á Bolivar.

Aunque desde fines de mayo miraba con razon Riva Agüero la influencia colombiana como fatal á su poder; desde que supo, que estaba expedito Bolivar para realizar su venida al Perú, vivamente solici tado por todos, quiso anticiparse á sus enemigos, enviando á Guayaquil dos de sus principales consejeros con una carta de afectuosa felicitacion. Los comisionados, que estaban ya para embarcarse á mediados -de agosto, suspendió este viaje, que le parecià aventurado, cuando no sospechoso y ridiculo, porque, segun se creia, el Libertador se hallaba ya en Lima. Cierto,

al fin, de su llegada á principios de setiembre, quiso el expresidente seguir el consejo de sus amigos, ganarse tau poderoso apoyo, y á falta de una entrevista personal y de un enviado competente, le hizo dirigir por el senado una comunicacion, presentandole votos por su felicidad y poniendose á sus órdenes. Hablando del obstaculo, que para el triunfo de la independencia oponian los disidentes de Lima, decia el senado. "El Presidente de la República ha evitado hasta hoy la disolucion de este cuerpo naciente y conju rado la tempestad, conservando el centro de unidad con los pueblos y los ejercitos; y en concepto del senado ha fenecido la cuestion con la llegada de V. E. á esá ciudad.” El genio conciliador de V. E., su alto respeto y los oficios del aliado del Perú nos aseguran el triunfo de la razon, el exterminio de las pasiones exaltadas Ꭹ el cumplimiento de la voluntad nacional.

Por mal de Riva Agüero, el congreso, muy imperfecta, pero la unica expresion posible de la voluntad nacional en aquella situacion, habia manifestado ya, que estaba firmemente decidido por la exoneracion decretada en el Callao, y habia encargado á Bolivar el cumplimiento de sus resoluciones por el decreto de 2 de setiembre; conforme á esa disposicion escribió el Libertador al expresidente.

Lima, Setiembre 4 de 1823.

Señor D. José de la Riva Agüero.

Mi querido amigo y señor: con infinito sentimiento tengo que dirijirme á U. para tratar sobre los negocios mas desagradables, y al mismo tiempo mas arduos, que puedan ocurrir en la vida de un hombre público. Yo creo, que es ya inutil entrar en la investigacion del orijen y causa de la contienda de U..con el Congreso; y mucho mas calificar sus propiedades y caracter. El hecho es, que U. se halla en guerra abier

ta con la representacion nacional de su patria: esta representacion fué convocada por el fundador de su libertad; ella ha sido reconocida por todas las autoridades y el pueblo peruano; U. mismo debió el nombramiento de su presidencia á la autoridad del Congreso: luego parace fuerá de duda, que los escogidos de la nacion no pueden ser revocados por ningun ciudadano, cualquiera que sea su condicion, todavía menos por U., que fué uno de los primeros ajentes del establecimiento de la representacion popular, y como presidente le ha prestado solemnemente juramento de obediencia. En fin al hecho veremos el efecto. Bonaparte en Europa, é Iturbide en América son los dos hombres mas prodijiosos, cada uno en su jenero, que presenta la historia moderna.

Los primeros bienhechores de la patria, y de la independencia nacional no han podido evitar su ruina, por solo el sacrilejio politico de haber profanado el templo de las leyes, y el sagrario de todos los derechos sociales: U., ademas, ha añadido el ultraje mas escandaloso en las personas de sus ministros sagrados. Creo, pues, que U. no podrá resistir tampoco el estruendo, que resuena por todas partes, de todos los clamores de cuantos hombres tienen conciencia y buen sentido. No dude U., que el suceso de Trujillo es la mancha mas negra, que tiene la revolucion; y por consiguiente U. no debe esperar mas que maldiciones en América, y juicios de desaprobacion en Europa. Yo, sin embargo, ofrezco á U. mi amistad y toda la proteccion, que dependa de mis facultades; si U. quiere aceptarlas, el coronel Urdaneta y el señor Galdeano llevan poderes para transijir con U. y los que le obedecen en esta ardua y horrible materia. Es inevitable la ruina del Perú, si en estas circunstancias U. demora un momento, la aceptacion de mis ofertas generosas: U. no puede aguardar mas, sin ellas, que la

esclavitud del Perú, y despues la persecucion de todos los americanos en contra de U.

La opinion pública será tan fuerte, y tan constante contra U., que no encontrará asilo ni en el fondo mismo de su conciencia. Por supuesto, de ningun modo mand: rá U. en Lima; ni los partidarios de U. tampoco; porque todos nos armaremos en venganza del Perú. Si el enemigo retorna al yugo la patria, U. tampoco logrará el designio á que aspira; por último, U. crea, que ya no es posible, que ninguna suerte propicia pueda alterar la naturaleza de los principios del órden moral, que U. ha hollado, y que seran los mas crueles enemigos, que le perseguiran hasta el sepulcro.

Tenga U. la bondad, mi querido amigo, de disimular la franca exposicion, que he hecho á U., sin rebozo, ni miramiento alguno, de mi creencia política; porque, estando á la cabeza de un pueblo libre y constituido, no puedo, sin faltar á mi rigoroso deber, callar el efecto, que en mi sentir debe sufrir la América la conducta de U., en estos tristes momentos; por lo demas, yo no puedo olvidar lo que U. ha hecho por la América y particularmente por el Perú, cuyas reliquias U. ha salvado.

por

Soy de U. con la mayor consideracion su atento & Bolivar.

El caracter resuelto del libertador, sus miras ambiciosas y la aceptacion, que de la dictadura hizo á nombre del congreso, no le permitian entrar en las apacibles vias de la conciliacion, sino exigir la sumision, ofreciendo relegar al olvido las pasadas disensiones. Con tal fin comisionó al coronel colombiano Urdaneta y al Doctor Galdeano, limeño acreditado por su urbanidad, é inteligencia, quienes llegaron á Huaraz el 11 de Setiembre. Estos comisionados ofrecian á nombre del Congreso y del Libertador la mas hơn

rosa y absoluta amnistia: los generales, gefes y oficiales conservarian sus grados, empleos y destinos militares, el General Herrera quedaria con el mando de el ejército del norte; Riva Agüero podria retirarse á su casa tranquilo y pacificamente como un hombre privado, y hallaria en Colombia un generoso y decoroso asilo, sino tenia por conveniente, residir en el Perú; variadas las circunstancias podria regresar á su patria, despues de algun tiempo con el empleo de Gran Mariscal. El tono de la comunicacion no solo era imperioso, sino amenazador: "la exoneracion del cargo de Presidente de la República, que la soberana legitima autoridad del congreso decretó en el puerto del Callao, decian, no puede eludirse por una continuacion contra la voluntad nacional, cuyo crimen deshonra á su autor y produce males incalculables, exponiendo á la nacion peruana á ser presa de los ene migos exteriores, si está debilitada por los partidos y divisiones. El empeño de conservar el mando y una autoridad, que combate el gobierno legitimo, es inutil; pues no la toleraran los auxiliares del Perú, y menos aun el gobierno de Colombia, que no dará jamas el escandaloso y funesto ejemplo de protejer disidencias, ni de reconocer facciones, que se levantan contra el gobierno."

Los Generales rivagueristas Herrera y Novoa dieron á nombre del ejercito una contestacion redactada por su caudillo, en que consideraban al Congreso sin representacion, por cuanto los pueblos habian pedido la suspension de los poderes á diputados indignos; manifestaban esperanzas de que se formara la constitucion del Perú debiendo nombrarse nuevos representantes y propietarios; rechazaban la amnistia - por estar lejos de ser criminales, é insinuaban habilmente, que no tocaba á los aliados impedir á los perua-nos el justo y debido ejercicio de su soberania. Por su

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