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vuelta á Lima el 28 del mismo mes sin ulteriores gestiones. Torretagle ie habia escrito con fecha del 19: "Si tuviésemos la desgracia de que los españoles, como me lo temo de su obstinacion, se nieguen á reconocer la independencia, yo pido á U. mi hijo, mi amigo del alma, que al momento se regrese sin tratar mas con ellos. Seremos libres, y de la sangre, que se vierta para lograrlo, ellos responderán á Dios, de se hoya derramado. Ruego á U. que esto suceda, que yo, antes de tener por otro la noticia, he de abrazar á U. á quien amo.".... Bolívar aprobó de la manera mas explícita y con elojio de su persona el procedimiento de Berindoaga.

que

El ministro de la guerra llegó á Lima el 2 de febrero, y tres dias despues estalló en el Callao un motin militar, que puso la importante plaza en poder de los realistas. Esta coincidencia hizo que muchos creyeran al gobierno complice de la traicion; lo que pareció despues mas verosimil por la defección de sus miembros.

El Libertador fué culpado por otros de haber influido en esa pérdida á fin de hacerse mas necesa rio. Era una suposicion absurda; pero le daban ciertos visos de verdad el haber sido retirado por ór den suya el batallon Vargas, que defendia los castillos con escrupuloza vigilancia, y el haber sido reemplazado por tropas del Rio de la Plata, cuyo estado de indisciplina inspiraba poca confianza, haciendolo temer todo. Dias antes de salir de Lima un capitan, que estaba embriagado, formó su compañia á fin de pedir por la fuerza la paga de los sueldos; la tropa estaba sumamente disgustada, tanto por verse desatendida, cuanto por el mal trato del General Martinez, que mandaba la division; el dia mismo, en que marchaban al Callao, se desertaron mas de 150 hombres, y hubo necesidad de amenazar á los deser

tores con la pena de muerte; el gefe de Vargas no queria entregar la plaza sin órden de Bolívar y hubieron de acamparse al raso durante seis dias hasta la salida de aquel batallon; O'higgins, que conocia la desmoralización de esas fuerzas, habia anunciado el peligro al Libertador, quien, preocupado entonces con la disidencia de Riva Agüero, no le prestó la suficiente atencion.

El 5 de febrero á las diez de la noche el mulato Moyano, Oliva y otros sargentos amotinaron el regimiento del Rio de la Plata, y prendieron al desgraciado Alvarado gobernador del Callao, al coronel Estomba, que mandaba el cuerpo, y á los demas gefes y oficia les; Moyano tomó el título de coronel y Oliva el de Teniente coronel. El motin no presentó al principio ningun caracter político: debiose exclusivamente al disgusto de la tropa contra sus gefes iumediatos por la falta de pago y por el maltrato. En esta presuncion el capitan D. Estanislao Correa, á cuya compa nia pertenecia Moyano, no vaciló en ir de Lima á reducirle á la obediencia; fué recibido por el sargento sedicioso con muestras de la habitual subordinacion, y enterado por él de las causas del motin, se dirigió á Bellavista, donde se hallaban junto con su hermano el coronel D. Cirilo Correa, Necochea, Martinez y otros generales, á fin de que trataran ellos con los amotinados el medio de remediarlo todo. Al despedirse encargó á Moyano, que tuviese mucho cuidado con los prisioneros españoles, y el sargento contesto: "traigame V. una órden del gobierno, y los mando fusilar." Aunque con algun recelo, fueron á tratar los generales, y en una conferencia bastante desordenada se convino, en que se pagarian los ajustes, se pondria un buque á disposicion de los sargentos para regresar á su pais, y ellos entregarian los castillos; de vuelta á BeIlavista se empeñó Martinez, en que interesaba tender

les una celada, y escribió al comandante del buque, que debia conducir á los cabecillas del motin, para que despues de embarcados los entregase, proponiendose fusilarlos. Mas prevaleció la opinion de cumplir lo prometido, y los Correas fueron á Lima á entenderse con el gobierno de Torretagle; el Congreso y la municipalidad procuraron reunir fondos; lo que se hizo con una lentitud y parcimonia vituperables en aquellos momentos criticos. Al fin se colectaron unos veinte mil pesos, y para aparentar mayor suma se acordó remitirlos en sacos. Habiendose presentado en la madru gada del 6 Correa en el Callao para terminar el asunto, fué recibido por Moyano, despues de haberle obligado á hacer alto, con estas amenazantes palabras. "Todavia tiene U. valor de venir aqui, siendo todos unos picaros"; le mostró la carta de Martinez, y queriendo disculparse, le amagaba con la punta de la lanza y diciendole estas fraces: mandese U. mudar, que si ahora no lo lanceo, es por consideracion, que ha sido U. mi capitan."

La pérdida de la plaza estaba consumada: los sediciosos no teniendo fé en la palabra de sus gefes, se entregaron á los realistas; el coronel Casariego, que se hallaba prisionero en Casamatas, tomó el mando y ofició á Pisco y á Jauja, para que le enviaran fuerzas de su confianza. El comandante Alaix vino de aquel puerto en una lancha, y entró en el Callao, burlando la vigilancia de la escuadra; el 29 tomaban posesion de los castillos la division Monet enviada de la sierra por Canterac y las fuerzas de Rodil, que habian partido de la provincia de Ica. La causa del rey habia ganado por la traicion de los sargentos la gran fortaleza del Perú, abundantes provisiones, mas de mil soldados y la captura de ciento cinco oficiales. La importancia, que atribuian á tan valiosa adquisicion, aparece del parte de Casariego.

Excmo. Señor.

No hallo espresiones capaces para manifestar á V. E. lo grande, heróico y estraordinario de los acontecimientos en este punto: solo estaba reservado para unas almas de fuego, como la del digno coronel D. Dámaso Moyano y sus compañeros.

El resultado de una combinacion muy meditada y pulsada con un talento inconcebible, es tremolar el pabellon español en todas sus fortalezas: mil y qui nientos hombres, dispuestos á perecer bajo sus ruinas, las defienden. Me hallo encargado del mando político y militar en union del espresado coronel. Las provi dencias todas son dirijidas á su conservacion y defensa, esperando en la aproximacion de la fuerza, que V. E. disponga por lo interesante de su objeto. La perspicaz penetracion de V. E. graduará el impulso, que ofrece en la opinion general, por cuyo motivo conviene se precipiten los movimientos en direccion de esta parte; pues sin embargo de la gran confianza; que se tiene en la tropa, á V. E. no se oculta de que medios no se valdran para pretender por todos recursos ocasionarnos algun disgusto.

por

Toda medida de conservacion y seguridad está tomada, y cada dia se activa en el celo. De esto puede estar V. È. seguro. V. E. me disculpará no detalle menores, porque las precipitadas circunstancias de poder este memorable suceso ir al superior conocimiento de V. E. no lo permiten, ademas del sistema de gobier no en todos ramos. Espero de la bondad de V. E. apruebe cuantas gracias, que son debidas al relevante mérito del espresado coronel, y demas individuos, que la imperiosa ley de las circunstancias, y conforme á los casos, que estas prescriben, les he concedido á nombre de S. M. y el de V. E.

Suplico á V. E. se active su aproximacion á sos

tener la operacion practicada, y una prueba, que inspirará toda confianza, seran los efectos y su contestacion.

Dispenseme V. E. el lenguaje y estilo de producir, porque esto aun parece un sueño.

Dios guardar á V. E. muchos años.-Castillo del Callao, 7 de Febrero de 1824.-Excmo. Sr.-El coronel José de Casariego. -Excmo. Sr. general en jefe D. José Canterac.

Al saber Bolivar en Pativilca el dia 7, que el pabellon de Castilla flameaba en el Callo, por una traicion de que hacia complice á las autoridades, desplegó toda la fiera energia de su genio, y dió al general Martinez el 8 órdenes terribles que reiteró el 1.0:se debian echar á pique ó pegar fuego á todos los buques de la bahia, que no pudieran sacarse; extraer de Lima por la razon ó la fuerza dinero, armas, vestuario y otros elementos de guerra, y destruir lo que no fuera posible salvar. "Nada tenia que esperar del vecindario graciosamente, decia el Secretario del Libertador; todo era necesario pedirlo y tomarlo por la fuerza....S. E. hace á U. S. responsable de cualquiera omision en el fiel cumplimiento de sus instrucciones, á que ningun poder humano podria oponerse. . . . Procure U. S. señor General, salvar cuanto se pueda y tomar de la capital con una autoridad absoluta, todo cuanto pueda servir al ejercito. Proceda U. S. como un delegado del Libertador, que trasmite á U. S. sus facultades para hacer lo que haria S. E., si estuviese presente. Imaginese, que perdido el pais, se han roto ya los vínculos de la sociedad, no hay autoridad, no hay nada, que atender, sino privar á los enemigos de tanta inmensidad de recursos, de que van á apoderarse."

El Congreso habia completado sus tareas constituyentes con la ley de elecciones, dada en los prime

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