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y otra á los peruanos; en la primera fecia:

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A LOS SOLDADOS DEL EJÉRCITO VENCEDOR EN AYACUCHO. Soldados:-Habeis dado la libertad á la Améri ca Meridional y una cuarta parte del mundo es el monumento de vuestra gloria. ¿Dónde no habeis vencido?

La América del Sur está cubierta de los trofeos de vuestro valor; pero Ayacucho, semejante al Chimborazo, levanta su cabeza erguida sobre todos.

Soldados:-Colombia os debe la gloria, que nuevamente le dais: el Perú vida, libertad y paz. La Plata y Chile tambien os son deudores de inmensos bene ficios á su buena causa: la causa de los derechos del hombre ha ganado con vuestras armas en su terrible contienda contra los opresores. Contemplad pues el bien, que habeis hecho á la humanidad, con vuestros heróicos sacrificios.

Soldados:-Recibid la ilimitada gratitud, que os tributo á nombre del Perú. Yo os ofrezco igualmente, que sereis recompensados, como mereceis, antes de volveros á vuestra hermosa patria. Mas no....jamas seris recompensados dignamente: vuestros servicios no tienen precio.

Soldados peruanos:-Vuestra patria os contará siempre entre los primeros salvadores del Perú.

Soldados colombianos.-Centenares de victoria alargan vuestra vida hasta el término del mundo.Cuartel general en Lima, á 25 de Diciembre de 1824. -Bolivar.

En esa proclama todo es elevado, el fondo y la forma: la sublimidad del lenguaje corresponde á la alta idea del merito, contraido por todos los soldados del ejército libertador, sin distincion de nacionalidad Mas en la otra proclama se pretendió ensalzar á los colombianos, rebajando á sus compañeros de armas; y ela in posible, que peruanos chilenos y argentinos

leyeran sin profundo descontento varias de las siguientes apreciaciones:

Peruanos:-El Perú habia sufrido grandes de sastres militares: la tropas, que le quedaban, ocupaban las provincias libres del norte, y hacian la guerra al Congreso: la marina no obedecia al Gobierno: el ex-presidente Riva-Agüero, usurpador, rebelde y traidor á la vez, combatia á su patria y á sus aliados: los auxiliares de Chile, por el abandono lamentable de nuestra causa, nos privaron de sus tropas; y las de Buenos-Aires, sublevándose en el Callao contra sus jefes, entregaron aquella plaza á los enemigos. El presidente Torre Tagle, llamando á los españoles para que ocupasen esta capital, completó la destruccion del Perú.

La discordia, la miseria, el descontento y el egoismo reinaban por todas partes. Ya el Perú no existia: todo estaba disuelto. En estas circunstancias, el Congreso me nombró Dictador para salvar las reliquias de su esperanza.

La lealtad, la constancia y el valor del Ejército de Colombia lo han hecho todo. Las provincias, que estaban por la guerra civil, reconocieron el Gobierno legítimo, y han prestado inmensos servicios á la patria; y las tropas, que la defendian, se han cubierto de. gloria en los campos de Junin y Ayacucho. Las facciones han desaparecido del ámbito del Perú. Esta capital ha recobrado para siempre su hermosa libertad. La plaza del Callao está sitiada, y debe rendirse por capitulacion.

Peruanos:-La paz ha sucedido á la guerra: la union à la discordia: el órden á la anarquia, y la dicha al infortunio; pero no olvideis jamas, os ruego, que á los inclitos guerreros de Ayacucho lo debeis todo.

Peruanos:-El dia, que se reuna vuestro Con

greso, será el dia, de mi gloria: el dia en que se colma rán los mas vehementes deseos de mi arbicion. No mandar mas.Bolivar.

Al terminar la relacion de sus gloriosas operaciona nes, escribió Sucre al ministro de la guerra: "ningu na recomendáciou es bastante para significar el mérit to de estos bravos: segun los estados tomados al enes migo, su fuerza disponible en esta jornada erà 9310 hombres, mientras el ejercito Libertador formaba 9980. Los españoles no han sabido, que admirar mas si la intrepidez de nuestras tropas en la batalla, ó la sangre fria, la constancia y el entusiasmo en la reti. rada desde las inmediaciones del Cuzco hasta Guamanga, al frente siempre del enemigo, corriendo una extension de ochenta leguas y presentando frecuen tes combates. La campaña del Perú está terminada: su independencia y la paz de América se han firma-> do en este campo de batalla. El ejército Unido cree, que sus trofeos en la victoria de Ayacucho sea una oferta digna de la aceptacion del Libertador de Co lombia."

Para recompensar tantos servicios decrétó Bolí var: que todos los cuerpos llevaran el calificativo de benemeritos en grado emiente, gloriosos y libertadores del Perú; los vencedores, que sobrevivieron, Hlevarian una medalla al pecho; los muertos en Ayacucho dejarian montepio integro á las viudas, hijos ó padres; los invalidos percibirian todo el sueldo y serian preferidos en los destinos civiles; en aquel campo debia levantarse una columna; Sucre seria gran Mariscal de Ayacucho; muchos gefes y oficiales ascendian á la clase inmediata. Aunque no estuvo allí el Libertador, su fé y su constancia, alma de los vencedores, le co ñia la corona del heroismo.

CAPITULO II.

PROLONGACION DE LA DICTADURA.

El glorioso nombre de Libertador, su posicion en Colombia, la independencia del Perú, las protestas constantes, las recientes proclamas, la opinion de la América y su propia conciencia, todo obligaba á Bolívar á dejar la dictadura á principios de 1825. Destruido el poder español, la sumision absoluta del Perú á un mandatario extrangero era una amenaza contra la república, la burla de la emanicipacion, y el sacrificio de la libertad. Es cierto, que todavia sostenian la causa del Rey, Olañeta en el Alto Perú, Guruzeta al frente de la escuadra realista, Quintanilla en Chiloé, y Rodil, que no habia querido entregar el Callao, despreciando la capitulacion de Ayacucho. Pero Olañeta, cuyas fuerzas se acercaban al Desaguadero para reparar las derrotas de los realistas, hubo de retroceder precipitadamente, al saber el pronuncia miento de Puno y la aproximacion del ejercito libertador; los pueblos del Alto Perú se declararon tam bien contra él, al acercarse Sucre á la frontera: y defeccionandosele sus mas decididos partidarios, reci bió una herida mortal, á la que sobrevivió pocas horas, en Tumusla el 1 de abril, en un encuentro con Medinaceli, uno de sus antiguos tenientes. Guruceta, sabida la destruccion del ejercito del Virey, dispersó en Chilca un batallon de negros, de los que habian entregado el Callao, y despues de hacer los últimos honores á La Serna, envió parte de sus buques al gobernador de Chiloé, y se dirigió con los demas á las islas Filipinas: en aquellos mares se sublevaron las tripulaciones, y habiendo quemado el trasporte Claring. tor, el Asia y el Constante regresaron á entregarse al Gobierno de Mejico; el Aquiles, despues de permane.

cer algunos dias en la obediencia, se defeccionó tambien, y vino á ponerse á disposicion del Gobierno Chileno. Quintanilla fué depuesto al llegar á Chiloé las naves, que llevaban las noticias del Perú, y aunque logró una reaccion en su favor, no habia de tardar en ser vencido por fuerzas enviadas de Chile al mando de Freire. La resistencia de Rodil en el Callao, sitiado como estaba, por un poderoso ejército de tierra y por las escuadras Colombiana, Peruana y Chilena, si á fuerza de obstinacion podia prolongarse algunos meses, no comprometia en el intervalo de manera alguna el triunfo completo de la emanicipacion.

Los menos previsores conocian desde enero, que no tardarian en desaparecer los miserables restos del poder español por el curso mismo de los sucesos; tampoco habia ningun otro riesgo interior ó exterior, que aconsejara aplazar por mas tiempo el imperio completo de la razon y de la ley. El fantasma de la santa alianza no podia asust ir á ningun hombre de corazon, y ninguna nacion maritima inspiraba serios temores. El almirante frances, estacionado en Valparaiso y pronto á hacer rumbo para el Callao, presentaba algunas quejas sobre presas; pero ofrecia la neutralidad de Francia en las reclamaciones coloniales. El primer consul enviado por Inglaterra habia sido muerto en diciembre último con los disparos de una avanzada, queriendo presenciar de cerca en coche el sitio de aquella plaza; mas tan lamentable desgracia, debida exclusivamente á su imprudencia, no podia dar lugar á ningun conflicto internacional.

En cuanto á la situacion interior, no habia el menor amago de perturbaciones profundas, ni por la exaltacion de los partidos, ni por la exageracion de las doctrinas: los pueblos habrian aceptado sumisos el gobierno nacional, que fuera del benaplácito del Libertador. Bien lo conocia el Presidente de Colom

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