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clítos guerreros me animaron á aceptarla. Ellos han cumplido la celeste mision, que ies confió el Congreso: en Junin y Ayacucho han derramado la libertad por todo el ámbito del Imperio, que fué de Manco-Capac: han roto el yugo y las cadenas, que le imponian los representantes del Proconsul de la Santa Alianza en España. Ellos marchan al Alto Perú; pues sean cuales fueren las miras del que allí manda, al fin es un español. Yo volaré con ellos; y la plaza del Callao será tomada al asalto por los bravos del Perú y Colombia.

Despues, señores, nada me queda, que hacer en esta República: mi permanencia en ella es un fenomeno absurdo y monstruoso: es el oprobio del Perú.

Yo soy un extrangero: he venido á auxiliar, como guerrero, y no á mandar como politico. Los legisladores de Colombia, mis propios compañeros de armas, increparian un servicio, que no debo consagrar sino á mi patria, pues unos y otros no han tenido otro desig nio, que el de dar la independencia á este gran pue blo. Pero, si yo aceptase su mando, el Perú vendria á ser una nacion parásita, ligada hacia Colombia, cuya presidencia obtengo, y en cuyo suelo nací. Yo no pue do, señores, admitir un poder, que repugna mi conciencia: tampoco los lejisladores pueden conceder una autoridad, que el pueblo les ha confiado, solo para representar su soberanía. Las generaciones futuras del Pe rú os cargarian de execracion: vosotros no teneis fa cultad de librar un derecho, de que no estais investi dos. No siendo la soberanía del pueblo enajenable, apenas puede ser representada por aquellos, que son los órganos de su voluntad; mas un forastero, señores, no puede ser el órgano de la Representacion Nacional. Es un intruso en esta naciente República.

Yo no abandonaré, sin embargo, el Perú: le serviré con mi espada y con mi corazon, mientras un 30

lo enemigo holle su suelo. Luego, ligando por la mano las Repúblicas del Perú y de Colombia, daremos el ejemplo de la grande confederacion, que debe fijar los destinos futuros de este Nuevo Universo."

Las últimas palabras de esta réplica ponian de manifiesto, que Bolivar en vez de renunciar decididamente al poder, solo aspiraba á ensanchar su esfera de accion para realizar proyectos mas grandiosos. Larrea, sabiendo bien, cuales eran las intenciones secretas del ilustre orador, apoyó las ideas de Galdeano con este discurso:

"Señor:

¡Quien podria creer, que despues de sucesos tan prodijiosos, despues de tantos triunfos, y de tanta gloria, se nos reservaba aun un dia, acaso el mas fatal de cuantos componen la lista de nnestros pasados infortunios! Hoy que la república peruana, elevada al rango y dignidad de los pueblos libres de ambos mundos, debiera manifestarse á la faz de ellos gozosa y satis fecha del recobro de su libertad civil al salir del tremendo yugo de la dictadura, es cuando por otra prodijiosa combinacion de circunstancias, de que no hay ejemplo en la historia, se cubre de luto y de dolor, porque cree perder en ella un bien, que no podran reemplazar sus mismas instituciones, ni todo el celo y sabiduria juntas de sus mas ilustres hijos.

Estaba reservado á la edad presente dar una leccion del todo nueva á las jeneraciones venideras, que este monstruoso poder era capaz de ser ejercido con tantas ó mayores ventajas, que bajo el imperio de las sabias leyes. Dejo á la consideracion de esta augusta asamblea, y de cuantos me escuchan, el recuerdo de las virtudes políticas, relijiosas y guerreras, que han formado esta administracion. Yo no pretendo herir la moderacion, ni la delicadeza con la narracion de unos hechos, cuya evidencia ajita en este momento á todos

los corazones sensibles. Diré solamente, que en la épo ca dictatorial, en este año para siempre memorable, combinados, como por encantos el gobierno paternal de nuestros Incas, con la severidad espartana, y la dul zura y liberalidad del sistema norte-americano, han hecho ver al Perú y al mundo entero, que ni los grandes principios, ni las instituciones mas bien meditadas, son las que pueden obrar este prodijio, sino únicamente las altas concepciones de una alma extraordina ria, sostenida por un corazon eminentemente sensible y virtuoso.

¿Y habiendo nacido el Perú por virtud de estos esfuerzos á una nueva vida política, podrá ser abandonado en la misma cuna á los peligros interiores de su propia debilidad; y esteriores de sus enemigos, que auuque distantes, aun combaten su existencia? No, señor: el autor de ella, el hombre, que nos ha dado nna patria, que ya no teniamos, no es ya dueño de si mismo. El pertenece todo entero á la República peruana, al nuevo mundo y á todo el genero humano. El interés de este exije imperiosamente, que dé la última mano á su obra; que colocado entre nosotros, que formamos el centro de los Estados Sud-Américanos, estienda hacia ellos la influencia de su opinion y altos recursos, para que, formando todos una asociacion, una sola familia, se afiance en cada uno de ellos la estabilidad de sus instituciones, se confunda á los novadores, que no cesaran de atacar el órden social y la tranquili dad interior, y se centralicen aun sus esfuerzos, medios y recursos de una manera capaz de rechazar en todo tiempo las pretensiones ambiciosas de algunos gabinetes europeos.

Esta gran empresa no puede ser ejecutada, sino por el genio, que hoy arrebata la admiracion de ambos mundos. A él solo pertenece dar á los nuevos es-. tados una verdadera y solida existencia, de que aun no

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pueden lisonjearse. Si le es tan glorioso haber roto en ellos el cetro de los tiranos, ¿cuanta celebridad, cuantas bendiciones no debe prometerse de la jeneracion presente y de las venideras, por la ejecucion de una obra, acaso la mayor y mas benéfica de cuantos pue dan salir de las manos de los hombres? Quedese pues entre nosotros nuestro amigo, nuestro padre y nues tro compatriota: haga nuestra dicha y la de todo este continente meridional; y este dia, que debió sernos tan aciago y funesto, sea consignado en nuestros anales como el mas grande y glorioso, pues que comienzan en él la opulencia y grandeza, á que nos llaman nuestros destinos."

Habiendose retirado el Libertador á palacio entre aclamaciones entusiastas, principió á difundirse en la asamblea un asombro doloroso por la horfandad, de que parecia amenazado el Perú independiente con la ausencia de su padre; pronunciaronse acalorados discursos, en los que á competencia se ensalzaba al heroe de la libertad, y por unanimidad se votó la prolongacion de la dictadura en la siguiente forma.

Considerando:

1.° Que la República queda espuesta á grandes peligros por la resignacion que acaba de hacer el Li bertador Presidente de Colombia, Simon Bolivar, del poder dictatorial, que por decreto de 10 de Febrero anterior se le encargó para salvarla.

2.° Que solo este poder depositado en el Libertador, puede dar consistencia á la República.

3. Que el Libertador lo ha ejercido conforme á las leyes, en contraposicion de las facultades, que le ha franqueado la dictadura, dando un singular ejemplo en los anales del mando absoluto.

4.° Que el Libertador se ha resistido á continuar en el ejercicio de este mismo poder, á pesar de habersele conferido por el Congreso, tanto por la razon, que

espresa el fundamento 3, como por la estraordina ria confianza, que del Libertador tiene la nacion.

5.° Que nunca ha sido observada la ley fundamental, sino bajo la administracion del Libertador, á pesar de que ha estado en sus facultades suspender el cumplimiento de sus artículos

6. Que el Libertador ha dado los testimonios mas ilustres de su profundo amor por la libertad, ór den y prosperidad de la República, y de su absoluta resistencia al mando;

Ha venido en decretar y decreta:

1.° El Libertador queda, bajo de este título, encargado del supremo mando político y militar de la República, hasta la reunion del Congreso, que prescribe el art. 191 de la Constitucion.

2. Este Congreso se reunirá en el año 25, den tro del periodo, que señala la Constitucion, en conformidad del art. 53 de la misma.

3.o No podrá reunirse antes, atendida la modera cion del Libertador en procurar siempre la convoca toria de los Representantes del pueblo; pero sí podrá diferirla por esta misma razon, si lo exijieren la libertad interior y exterior de la República,

4. El Libertador podrá suspender los artículos constitucionales, leyes y decretos, que esten en oposi cion con la exijencia del bien público en las presentes circunstancias, y en las que pudieran sobrevenir; como tambien decretar en uso de la autoridad, que ejerce, todo lo concerniente á la organizacion de la República.

5. El Libertador puede delegar sus facultades en una ó mas personas del modo, que lo tuviere por conveniente para el rejimen de la República, reservandose las que considere necesarias.

6. Puede igualmente nombrar quien lo sustituya en algun caso inesperado.

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