Obras de d. J. García Icazbalceta ..., Volumen20

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Imp. de V. Agüeros, editor, 1899
 

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 120 - Cuando yo navegué de España á las Indias fallo luego en pasando cien leguas á Poniente de los Azores grandísimo mudamiento en el cielo é en las estrellas , y en la temperancia del aire , y en las aguas de la mar , y en esto he tenido mucha diligencia en la experiencia.
Página 162 - El dolor del fijo que yo tenía allí me arrancaba el ánima, y más por verle de tan nueva edad de trece años en tanta fatiga, y durar en ello tanto: Nuestro Señor le dió tal esfuerzo que él avivaba á los otros, y en las obras hacía él como si hubiera navegado ochenta años, y él me consolaba.
Página 165 - Allí se me refrescó del mal la llaga: nueve días anduve perdido sin esperanza de vida: ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma. El viento no era para ir adelante, ni daba lugar para correr hacia algún cabo. Allí me detenía en aquella mar fecha sangre, herviendo como caldera por gran fuego. El cielo jamás fue visto tan espantoso: un día con la noche ardió como forno; y así echaba la llama con los rayos que cada vez miraba yo si me había llevado los másteles y velas; venían...
Página 162 - Gran dolor era el mío, y mayor porque lo truje contra su grado, porque, por mi dicha, poco me han aprovechado veinte años de servicio que yo he servido con tantos trabajos y peligros, que hoy día no tengo en Castilla una teja; si quiero comer ó dormir no tengo, salvo el mesón ó taberna, y las más de las veces falta para pagar el escote.
Página 52 - Jesucristo de mil cuatrocientos é noventa é dos años.- Yo EL REY.- Yo LA REINA - Por mandado del Rey é de la Reina. -Juan de Coloma. -Registrada. - Calcena.
Página 165 - El cielo jamás fue visto tan espantoso: un día con la noche ardió como forno; y así echaba la llama con los rayos, que cada vez miraba yo si me había llevado los mástiles y velas; venían con tanta furia espantables que todos creíamos que me habían de fundir los navios. En todo este tiempo jamás cesó agua del cielo, y no para decir que llovía, salvo que resegundaba otro diluvio. La gente estaba ya tan molida que deseaban la muerte para salir de tantos martirios. Los navios ya habían perdido...
Página 162 - Otras tormentas se han visto, mas no durar tanto ni con tanto espanto. Muchos esmorecieron, harto y hartas veces, que teníamos por esforzados.
Página 161 - Ochenta y ocho días había que no me había dejado espantable tormenta, á tanto que ¡no vide el sol ni estrellas por mar; que á los navios tenía yo abiertos, a las velas rotas, y perdidas anclas y jarcia, Cables, con las barcas y muchos bastimentos, la gente muy enferma, y todos contritos, y muchos con promesa de religión, y no ninguno sin otros votos y romerías. Muchas veces habían llegado á se confesar los unos a los otros.
Página 49 - Las cosas suplicadas é que vuestras Altezas dan y otorgan á D. Cristóbal Colon, en alguna satisfacción de lo que ha de descubrir en la mares Océanas, y del viaje que agora, con el ayuda de Dios, ha de hacer por ellas en servicio de vuestras Altezas...
Página 162 - Castilla una teja; si quiero comer ó dormir no tengo, salvo al mesón ó taberna, y las mas de las veces falta para pagar el escote. Otra lástima me arrancaba el corazón por las espaldas, y era de D. Diego mi hijo, que yo dejé en España tan huérfano y desposesionado de mi honra é hacienda; bien que tenia por cierto que allá como justos y agradecidos Príncipes le restituirían con acrescentamiento en todo.