El mundo literario americano: escritores contemporáneos, semblanzas, poesías, apreciaciones, pinceladas ...

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Página 175 - Filomela, y el ebúrneo cisne, sobre el quieto estanque, como blanca góndola imprima su estela, •• la marquesa alegre llegará al boscaje, boscaje que cubre la amable glorieta donde han de estrecharla los brazos de un paje que, siendo su paje, será su poeta. Al compás de un canto de artista de Italia que en la brisa errante la orquesta deslíe, junto a los rivales, la divina Eulalia, la divina Eulalia ríe, ríe, ríe.
Página 331 - Tú das la caña hermosa, de do la miel se acendra, por quien desdeña el mundo los panales. Tú en urnas de coral cuajas la almendra que en la espumante jicara rebosa; bulle carmín viviente en tus nopales, que afrenta fuera al múrice de Tiro; y de tu añil la tinta generosa émula es de la lumbre del zafiro.
Página 174 - Término barbudo, Y, como un efebo que fuese una niña, Mostraba una Diana su mármol desnudo. Y bajo un boscaje, del amor palestra, Sobre rico zócalo al modo de Jonia, Con un candelabro prendido en la diestra Volaba el Mercurio de Juan de Bolonia. La orquesta perlaba sus mágicas notas; Un coro de sones alados se oía; Galantes pavanas, fugaces gavotas Cantaban los dulces violines de Hungría.
Página 171 - ¡Pobrecita princesa de los ojos azules! Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real; el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
Página 170 - La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro; está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso olvidada se desmaya una flor.
Página 171 - ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe (la princesa está pálida; la princesa está triste), : más brillante que el alba, más hermosa que abril!
Página 96 - Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba, como en tu rostro y tus acciones vía que con palabras no te persuadía, que el corazón me vieses deseaba. Y amor, que mis intentos ayudaba, venció lo que imposible parecía; pues entre el llanto que el dolor vertía el corazón deshecho destilaba. Baste ya de rigores, mi bien, baste, no te atormenten más celos tiranos, ni el vil...
Página 16 - Rey de los Andes, la ardua frente inclina, Que pasa el Vencedor. A nuestras playas Dirige el paso victorioso, en tanto Que el himno sacro la amistad entona, Y fausta la victoria le destina Triunfales pompas en su caro Guayas, Y en este canto espléndida corona.
Página 171 - ¡Ay! la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el Cielo volar; ir al Sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno del Mar.
Página 174 - ERA UN AIRE SUAVE... Era un aire suave, de pausados giros: el hada Harmonía ritmaba sus vuelos, e iban frases vagas y tenues suspiros entre los sollozos de los violoncelos. Sobre la terraza, junto a los ramajes, diríase un trémolo de liras eolias cuando acariciaban los sedosos trajes, sobre el tallo erguidas, las blancas magnolias. La marquesa Eulalia risas y desvíos daba a un tiempo mismo para dos rivales: el vizconde rubio de los desafíos y el abate joven de los madrigales.

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