Crónicas de los reyes de Castilla: desde don Alfonso el Sabio, hasta los católicos don Fernando y doña Isabel, Volumen70

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Cayetano Rosell
M. Rivadeneyra, 1878
 

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Página 342 - Juana su madre y el mismo don Carlos, por la gracia de Dios Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorcas...
Página 256 - Reyna su muger, porque conocía su gran suficiencia; desde su niñez fue criado en guerras, do pasó muchos trabajos e peligros de su persona. E porque todas sus rentas gastaba en las cosas de la guerra, y estaba en continas necesidades, no podemos decir que era franco.
Página 354 - En todos sus reinos poco antes habia homes robadores é criminosos que tenían diabólicas osadías, é sin temor de justicia cometían crímenes é feos delitos. E luego en pocos días súpitamente se imprimió en los corazones de todos tan gran miedo, que ninguno osaba sacar armas contra otro, ninguno osaba cometer fuerza, ninguno decía mala palabra ni descortés; todos se amansaron é pacificaron, todos estaban sometidos á la justicia, é todos la tomaban por su defensa.
Página 256 - Esta Reyna era de mediana estatura, bien compuesta en su persona y en la proporción de sus miembros, muy blanca é rubia, los ojos entre verdes é azules, el mirar gracioso é honesto, las facciones del rostro bien puestas, la cara muy fermosa é alegre.
Página 257 - Érale imputado que no era franca; porque no daba vasallos de su patrimonio a los que en aquellos tiempos la sirvieron. Verdad es que con tanta diligencia guardaba lo de la corona real, que pocas mercedes de villas e tierras le vimos en nuestros tiempos facer, porque falló muchas dellas enagenadas.
Página 101 - ... en ellas; los ojos garzos e algo esparcidos, encarnizados los párpados, donde ponía la vista mucho le duraba el mirar ; la cabeza grande y redonda ; la frente ancha ; las cejas altas ; las sienes sumidas; las quixadas luengas...
Página 256 - Amaba mucho al Rey su marido, e celábalo fuera de toda medida. Era muger muy aguda e discreta, lo qual vemos pocas e raras veces concurrir en una persona; fablaba muy bien, y era de tan excelente ingenio, que en común de tantos e tan...
Página 411 - ... é pedreros que facían piedras de canto é pelotas de fierro , é todos los maestros que eran necesarios, é sabían lo que se requería para facer la pólvora, é para todos aquellos oficios , é para todas las cosas que eran menester.
Página 256 - Aborrecía mucho las malas; era muy cortés en sus fablas. Guardaba tanto la continencia del rostro, que aun en los tiempos de sus partos encubría su sentimiento, e forzábase a no mostrar ni decir la pena que en aquella hora sienten e muestran las mugeres.
Página 332 - E los inhabilitaron, ansí a ellos como a sus fijos, de todo oficio público que fuese de confianza, e constituyeron que ellos ni ellas no pudiesen vestir ni traer seda, ni oro, ni chamelote, so pena de muerte.

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