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biese tenido efecto esta conspiracion, cuán diversa fuera la suerte de los megica Bos! Ellos deberán estar muy agradecidos a D. Ramon Rayon, al teniente D, Juan Garcia, y a otros viles denunciantes que, ó llenos de una infame cobar. día ó procurando medrar á costa de su honor y de su patria, la frustráron revelándola á Iturbide.

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Creyó éste que exagerando y acri, minando los motivos de la conspiracion, llamaba la atencion del pueblo à su fa yor. Dispuso la prision de los conspiradores para una noche, que fué la de 26 de noviembre; se verificó con el mast yor aparato patrullas, refuerzos, guardias dobles, una multitud de tropa en palacio; en fin, tanto alboroto que bien se podia decir con alguna propiedad: hæc facies troja cum caperetur erat. Se soltaban voces por todas partes, diciendo unos que la tropa de Guerrero queria sublevarse, otros que trataba de matar a Iturbide.. Los presos, que fuèron 17 porque solo se prendió á los principales, eran hombres de mèrito y reputacion, que conocian las miras ambiciosas del generalísimo, que solo aspiraba al im perio. Entre ellos estaba comprendido Victoria, aunque no habia tenido parte en nada, los brigadieres Bravo y Barragan; el capitan Borja y otros. Iturbide creyó sin duda que à la mañana siguien

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te no se dirían por las calles mas que execraciones contra los conspiradores; mas ¡cuál fué su sorpresa cuando supo que solo circulaban las murmuraciones de su conducta! Los presos tenian muchos adictos: el escándalo con que los habian arrestado inspiró el temor de que Iturbide hiciese reparecer el antiguo despotismo, al que estaba tan acostumbrado, y este fué el primer golpe con que se disminuyó el concepto de que gozaba por el prestigio de mirarsele como libertador del pais. Con los presos se manejó muy injustamente, pues con los sugetos que tenian á su mando tropa, fué muy indulgente, como con Bravo, á quien puso muy en breve en libertad, y Barragan, á quien diò por cárcel su propia casa; pero con los que no la tenian, como Victoria, usò rigor; pues a pesar de que no le resultò la menor complicidad en la conspiracion, lo mantuvo preso en un calabozo mortifero de un cuartel, hasta que tuvo proporcion de fugarse. A los Ldos. Matoso y Morales, acusados tambien, el segundo de conspirador, y el primero de haber hablado mat de Iturbide, pero preso juntamente con los demas y en la misma noche que ellos, los tuvo en la prision hasta que publicó el soberano Congreso su decreto de amnistía. Dije que á Victoria no le resultó la menor complicidad, has no quise decir

que á los demas les resultase: nada apareciò legalmente comprobado en la cau, sa; en la que no aparecièron sino leves indicios contra los presos; mas ni aun éstos contra Victoria. Continuemos la narracion principal.

Instalacion del Congreso.

Publicada la convocatoria para las Còrtes, se determinó su apertura para el dia 24 de febrero de 822, en memoria de cumplirse ese dia un año de haber da do Iturbide el grito en Iguala. No per. dió tiempo éste en mandar agentes à todas las provincias, con el fin de que intrigasen para que los diputados saliesen conforme á sus ideas. Ellos, en efecto, ayudados de los serviles, que los hay en todas partes, trabajáron mucho; pero al fin no pudiéron evitar que los liberales, que tambien hacian por su par te los mayores esfuerzos, colocasen entre los diputados á muchos patriotas ilustrados. Llegó, por fin, el suspirado dia 24, en que se abrió el Congreso. Iturbide temia que desde entonces echaro por tierra el Plan de Iguala y tratado de Córdoba, Para evitarlo tomó todas las medidas que juzgó oportunas. Forjó un modelo, para que con arreglo á él se estendiesen los poderes de los diputa

dos, y lo. remitió á las provincias. Ep él no se les concedia facultad para variar la forma de gobierno, ni ninguna de las bases del Plan de Iguala. La Junta provisional, por un abuso increible y estraordinario de su autoridad, prescribió la fórmula del juramento, que debian prestar los diputados, con arreglo a lo mismo. ¡Dar la ley una junta provisional, á la legítima y constituyente! ¡Prescribirle las bases y la forma de gobierno que habia de establecer! ¿Adón, de está la libertad de la nacion? ¿Dón de la protesta que Iturbide hizo en S. Juan del Rio á Victoria y Morales, y que con hipocresía ha repetido tantas veces? No contento aun con estas medidas, se valiò tambien de la de inspirar terror. Al efecto poco antes de la instalacion del Congreso, transportó á Chapultepec (castillo situado al poniente de Mégico en una pequeña altura á distancia de una legua) muchos caudales, municiones y tropa y se fué a habitar allí, a pretesto de desempeñar con maş desahogo sus asuntos. El fin que en es, to tuvo, fué acabar de infundir al Congreso un terror pánico por medio de la fuerza, si se resistia á jurar el Plan de Iguala y tratado de Córdoba.

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Medidas que tomó Iturbide para coartar las facultades de los diputados.

Estas medidas surtiéron todo el efecto que deseaba. Las provincias creyendo que si no estendian los poderes á suš representantes, con arreglo al modelo remitido por Iturbide, tal vez no los admitirian en el Congreso, lo verificaron conformè á él. Sin embargo, cuando se juntáron en Mégico tratáron muchos de ellos de que siendo constituyentes y residiendo en ellos la soberanía de la nacion, no estaban en obligacion de obrar conforme a los poderes en la parte que restringian sus facultades para observar únicamente el Plan de Iguala. ¿Quién puede, decian, imponer esta ley al Congreso? o lo que es lo mismo, ¿quién es superior a la nacion para obligarla à seguir la opinion de un particular, como es Iturbide? ¡Es éste superior à la nacion, ó la nacion à él? ¿Acaso la Junta provisional? Si ésta tenia alguua au toridad era por representar al Congreso. ¿Será menos éste que la figura de su imágen? Todos estos discursos eran muy exactos; pero eran argumentos mas concluyentes las bayonetas de Chapultespec. Los diptuados tuvieron que ceder

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