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que necesaria é indispensablemente formarán la república. Los republicanos por su parte decian: ninguna república en sus principios ha tenido la ilustracion y virtudes que cuando ha florecido, ya constituida y consolidada. Pedir por bases de la república aquella ilustracion y virtudés que son fruto de la república misma, es formar un círculo vicioso, queriendo que exista el efecto, y sea el fundamento de la causa que deba producirlo. Conténtese el sensible patriota con encontrar en el pueblo constituido disposicion para sembrar, y que fructifique la semilla de la ilustracion y virtud esto será suficiente, para que se erija una república que á poco tiempo será digna de admiración: el sistema republicano es el que mas conviene á nuestro siglo y á nuestra América, y es el verdadero espíritu del mundo liberal. El profundo Destutt Dutraci, y el político Maddison han combatido victoriosamente el brillante sistema del gran Montesquieu, que presenta al honor como base de la monarquía, y á la virtud como base de la república; este admirable publicista incurrió tambien con Rousseau en el error de su siglo, pretendiendo que las repúblicas solo pueden establecerse y fijar su duracion en países pequeños y virtuosos, error muy anticuado en el sistema politico en Europa, y que quizas

trãe su origen de estas célebres palabras de Tàcito.

Nan cunctas nationes et urbes, populus aut primores, aut singuli regunt delecta ex his, et constituta republica formá, laudari faciliús quam evenire, vel si evenit haud diúturná esse potest.

Si Tácito hubiera conocido el admirable artificio del moderno sistema representativo, si saliendo del templo de la inmortalidad, en compañía de Montesquieu y Rousseau, pudiera sobre las alas de la fama hacer un viage á la ciudad de Washington, esclamaria lleno de entusiasmo: ese es el gobierno, esa es la combinación política, la garantía social, que allá en lejana perspectiva descubrió mi ingenio, y que crei imposible realizar. 45 años de feliz esperiencia prueban mi error; acostumbrado á pintar el crimen y todos los horrores del gobierno imperial, capaz por si solo de corromper toda sociedad, no creí ■unca que llegase la especie humana á tal grado de perfeccion que pudiese gobernarse por principios de razon y de filosofia, adoptados y establecidos bajo los auspicios de Washing ton y de Franklin: La monarquía mode. rada es un verdadero equilibrio entre el despotismo y la libertad. Cualquiera de estos dos estremos que prepondere un poco, varía necesariamente el gobierno. Si prepondera el del despotisma, ó el

del Rey, se convertirá la monarquía em absoluta, y si el de la libertad & del pueblo ise tornará en república. De esto se infiere, que son necesarias tantas ó mayores virtudes é ilustracion en una monarquía realmente moderada, que en una repú blica, porque en ésta solo tiene el individuo que sufocar su ambicion perso nal; pero en aquella tiene que ahogar la suya y contrarrestar la del Rey: y ¿si no hay costumbres en Mégico para sostener en armonía una república, las habrá para mantener el equilibrio debido en la monarquía moderada? Cualquiera que se establezca debe convertirse en absoluta, por lo mismo que el pueblo es ignorante, y todavía la mayor parte de él no acaba de salir, y ni aun de conocer las preocupaciones en que ha vivido el Rey protegiendo aquella ig norancia, y sosteniendo estas preocupaciones, principalmente por medio del estado eclesiástico, que siempre se decla ra á favor del déspota por sus miras particulares, será en breve tiempo un tirano, a pesar de cuantas constituciones liberales se inventen. Pero este mismo pueblo es dòcil, y con las admirables invenciones del dia, que tanto facilitan la civilizacion popular, es muy fácil que prenda en él la verdadera ilustracion, como lo ha manifestado yá la esperienGia; el respeto a la inquisicion pos

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egemplo, parecia que en Mégico acabaria con la série de los siglos; mas luego que se desengañó el pueblo, apènas hay quien no la llene de execraciones. Y si hay algun fanático que desee su reposicion, será ó por una ignorancia crasa, ó por esperar de ella algun bien particular lo mismo sucederá con el sistema monàrquico; lo aborrecerán, como la inquisicion, cuando conozcan las ventajas y preeminencias del sistema republicano. Empero aprovechándose los buenos patriotas de esa docilidad del pueblo, y de su facilidad para ilustrarse, tendrán suficientes elementos para echar los primeros fundamentos de la república. Ilústrese la opinion por medio de la libertad de imprenta, de diarios, de sociedades patrióticas, de cartillas republicanas, y verán cuan pronto se desengañan, y que ràpidos progresos hace el. nuevo sistema fijado y establecido en los Estados Unidos. No obstante estos discursos y los de los borbonistas, cada uno persistia en su opinion, y procuraba hacer prosélitos.

Primera tentativa de Iturbide para proclamarse emperador.

Iturbide conociendo estas distinciones, viendo que los republicanos ganaban terreno, y que el pueblo de Mé

gico es naturalmente adicto al sistema democrático, pues apènas se anunciaba por algun diario público una idea que tuviese relacion con él, á pesar de la prohibicion que habia para no escribir contra las bases del Plan de Iguala, cuan do todo el pueblo la admitia, la apoyaba y la seguia; determinó hacer una tentativa para ver si podia cortar todos estos males, intentando proclamarse emperador. Al efecto promovió, por medio de sus agentes, un movimiento de las tropas capituladas, principalmente de las que estaban en las inmediaciones de Mégico. El movimiento se verificó el dia 2 de abril, y ese mismo dia en la noche tomó Iturbide todas las medidas alarmantes para contenerlo; no parecia sino que toda la nacion en masa se habia sublevado. A las once de la noche corren patrullas por todas partes, se forman los regimientos que debian marchar, y los demas se ponen sobre las armas en sus cuarteles. Estos aparatos llaman la atencion del público. Iturbide manda reunir el Congreso al dia siguiente miércoles santo 3 del mismo abril, a pesar de haber determinado el dia anterior que no hu biese sesion. A media noche mandó avisar al Presidente, que reuniera al otro dia el Congreso á la mayor brevedad, y previno al público por medio de la siguiente proclama.

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