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de que, si aquellos peligros y temores eran fundados, si Iturbide está tan ins teresado en salvar à la patria como ques ria hacer creer, si el egército que pes dia era indispensable para cubrir los pun tos amenazados, ¿por qué no lo hizo Juego que se proclamó emperador? Nada mènos que eso. El egército es el mismo, 6 por hablar con mas exactitud, menos que antes, pues cada dia piden su re. tiro, ó se desertan muchos soldados por falta de prest; como se puede ver por la circular comunicada por el Ministro de guerra y marina, publicada en la Ga ceta del gobierno, del sábado 22 de ju nio;* luego á ser ciertas aquellas ame

* Una triste esperiencia ha convencido á S. M. I. de que tambien entre los bras dos que forman el egército hay perezosos que le abandonan; y que los que se honráron con el hábito de defensores de la patria, se prostituyeron despues envileciéndose con la horrible nota de desertores, vagos, y aun bandidos. La egecus cion de estos delitos, que son los que mas deshonran á un soldado, se propugó con escándalo de aquí el disgustarse de la profesion mas noble los hombres de bien que se avergüenzan de haber tenido com pañeros tan indignos de aquí el mat egemplo precipita a otros; y de aquí ha ber uno a otro en los caminos, ladrones

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nazas, debió Iturbide precaver su efecò es un traidor à la patria; y si no es uno á otro de lo dicho, será preciso confesar que todo fué una patraña. Así es como lo creyó el Congreso ; pero no queriendo romper abiertamente con Iturbide, no se negó del todo à su peticion, sino que condescendió en parte, concediéndole 20.000 hombres de linea, y el esceso hasta 35.000, que lo completase con las milicias provinciales, cuando las hubiese menester. Este golpe le fué muy sensible, y le pronosticaba su ruina; por tanto se propuso aventurarlo todo en un solo golpe, y hacerse proclamar emperador por medio de la fuerza. Comparese esta carta y esta conducta, con su proclama para la convocatoria à Córtes; ¡cuánta altanerìa en la carta! ¡cuánta sumision en la proclama! A haber sido ciertas y de corazon las protestas que hizo en ella de obedecer al Congreso, fuera ahora mas dòdil para sujetarse a sus decretos; pero ¿quién Do ve que este hipócrita habló entonces solo por conformarse con las circunstantancias?

y rateros. Para cortar de raiz tantos desórdenes, S. M. I. se ha dignado deter minar, se lleven á puro y debido efecto por las autoridades á quienes correspon da, los artículos siguientes. &c.

Ardides de que siguió valiéndose" para coronarse emperador.

Para llevar adelante el obgeto de proclamarse, fingió alhagar algun poco los republicanos: sus partidarios hablaban con el mayor entusiasmo en contra de los Borbones, con el obgeto principal de escitar el odio à los reyes de España. Ya se deja entender que pronto lo conseguiria en un pueblo tan bien dispuesto para ello, y bien sabia él que con solo decir á los léperos que los borbonistas querian por fuerza traerles un rey gachupin, era suficiente grito de alarma para acabar con aquel partido. Ya anticipadamente habia dado al público un papel que tituló: ,,Breve manifiesto del ,,que suscribe," contestando al de un adulador que invitaba á que lo coronase la nacion, y dice à la letra lo que sigue.

Breve Manifiesto del que suscribe.

El que por voluntad tácita ô espre sa de algun comitente toma su represen. tacion, no puede prescribirse mejor regla para el acierto de sus operaciones, que la utilidad justa del principal inte resado, porque la presuncion mas nata

tal es que desee vivamente todo aquel bien que no repugne á los principios de justicia. No ha sido otra ciertamente la Dorma que propuse, cuando cerciorado é intimamente convencido de la opinion y espíritu público, de la nacion megicana, pronuncié en Iguala su independencia de la antigua España, y de toda otra potens cia, aun de nuestro continente. Al llegari á este pronunciamiento, la primera idea que se ofrecia y debió presentarseme, fué la de la forma del gobierno mas adap table a una nacion que estaba Hamada á colocarse en el primer òrden de las que habitan el globo,

Esta forma conveniente, y de tani ta estabilidad cuanto permite la caduca suerte de las cosas humanas, quizá habuia sido para algunos un problema de dificil y tardía solucion; pero para mí, ni fué lo uno, ni lo otro: el momento, instaba, y facilmente reconocí en qué punto destell ba la luz de la felicidad del nuevo imperio.

La opinion pública, que anhelaba por la emancipacion de este pais de su antigua metropoli, la apetecia, con los otros dos requisitos que constituyeron tambien las otras dos garantías del egército imperial, y que formaron unidas esta soI divisa: religion, independencia y union, Esta es la que tan felizmente ha condus cido la empresa al térming deseado, y

por ella cuantas discusiones se ven en los publicistas al querer discernir las venta. jas que respectivamente ofrecen las for mas de gobierno conocidas, y sus diver sas combinaciones, no pudiéron hacerme' vacilar en la que convenia mas à la na cion al proclamar su independencia. Su' gobierno, dige en el artículo III def Plan de Iguala,,,será monarquía mode-' ,,rada, con arreglo à la Constitucion pe-' ,,culiar y adaptable del reino;" y luego en el artículo II de los tratados celebrados en la villa de Còrdoba:,,el go,,bierno del imperio será monárquico cons,,titucional moderado." Figé esta base, no porque entendiese que la monarquía sea la forma de gobierno que hace mas honor a una sociedad, sino porque nadie' duda, que moderada constitucionalmente es la que mas conviene, supuestas la imperfección y pasiones del hombre; pues solo así se evita aquella frecuente y ruinosa pugna, en que los pueblos contien den por su libertad', los nobles y grandes por el poder, y los reyes' por el dominio arbitrario.

Sentada esta base, yá fué una consecuencia necesaria designar la persona' y' dinastía que habia de ocupar el trono; porque si conociendo là índole pacífica de la nacion, en cuyo nombre hablaba, no me creí permitido anunciar mas que' la defensa sostenida de sus indisputables"

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