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Proclama del llamado emperador.

MEGICANOS: me dirijo ʼn vosotros soTo como un ciudadano que anhela el òrden y ansia vuestra felicidad infinitamente mas que la suya propia. Las vicisitudes políticas no son males cuando hay por parte de los pueblos, la prudencia y la moderacion de que siempre disteis pruebas.

El egército y el pueblo de esta capital acaban de tomar un partido: al res to de la nacion corresponde aprobarle 5 reprobarle: yo en estos momentos no pue do mas que agradercer su resolucion, y ro garles, sí, mis conciudadanos, rogaros, pues los megicanos no necesitan que yo tes mande, que no se dé lugar a la exaltacion de las pasiones, que se olviden resentimientos, que respetemos las autoridades, porque un pueblo que no las tiene ó las atropella, es un monstruo; (jah, no merezcan nunca mis amigos este nombre!) que degemos para momentos de tranquilidad la decision de nuestro sistema y de nuestra suerte ; van suceder luego luego. La nacion es la patria: la representan hoy sus diputa dos: oigámosles: no demos un escándalo al mundo; y no temais errar siguiendo mi consejo. La ley es la volun

tad del pueblo: nada hay sobre ella: entendedme, y dadme la última prueba, de amor, que es cuanto deseo, y lo que colma mi ambicion: Dicto estas palabras con el corazon en los labios; hacedme la justicia de creerme sincero y vuesestro mejor amigo. — Iturbide. Megico 18 de mayo de 1822.

Esta proclama, este tegido de imposturas hará por siempre el oprobio de Iturbide. Examinémoslo atentamente. Megicanos: me dirijo á vosotros solo como un ciudadano que anhela el orden y un sia vuestra felicidad. En estas circunstancias se presenta Iturbide como un ciudadano, cuando debia aparecer como un magistrado para sofocar una faccion que arbitrariamente, y sin consultar la voz de la nacion en sus representantes, trata de hacer lo que ellos jamas han pen sado? ¿Una faccion perjura, pues mièntras la nacion no revoque el Plan de Igua la que juró aquella, de lo que se jac ta Marcha al fin de su párrafo 3.9, no tiene arbitrio para obrar en contra de lo que ha jurado? Y ¿cuál es la felici dad que anhela y ansia para la nacion Iturbide? ¿Es por ventura que sea él emperador? No puede ser otra cosa, segun se echa de ver en su vergonzosa proclama. Es necesario un fondo de soberbia, de insolencia y maldad insonda ble, para creer que la felicidad de Mé

gico està vinculada à Iturbide. Las vici situdes políticas no son males cuando hay por parte de los pueblos la prudencia y moderacion de que siempre disteis pruebas... ¿Qué entenderá este imperial charJatan por vicisitudes políticas? La variacion de la opinion general, la invasion de una potencia estrangera, las diversas relaciones que adquiere una dinastia por medio de sus enlaces; en fin, aquellas grandes causas que influyen directa y ne, cesariamente en la variacion de un gobierno, estas son vicisitudes políticas; pero vicisitud política una asonada, una faccion de revoltosos, los descompasados gritos de cuatro léperos! Para aquellas verdaderas vicisitudes se requiere la prudencia de los pueblos; pero para una asonada como la de los proclamadores de Iturbide, basta el egercicio simple de la justicia, con arreglo á las leyes del reino. Si Iturbide hubiera sido un verdade, ro patriota, habria diezmado ó quintado el regimiento número 1, conforme su mayor o menor delito, que segun él mismo es de lesa nacion, conforme á su proclama de 12 de enero, de que yà hemos hablado, por ser el atentado con, tra una de las bases del Plan de Iguala, y hé aquí acabada la vicisitud polí tica, sin necesidad de que interviniera ta prudencia y moderacion de la nacion megicana para saberse conducir. Yo le

pregunto a Iturbide, si como su faccion otra semejante lo proclamó á él por emperador hubiera proclamado á Victoria, Bravo, Guerrero, ó á quien se te hubiera antojado, habria reclamado la prudencia y moderacion del pueblo para que corrigieran esta vicisitud, ó habria él tomado todas las medidas para hacer. lo, calificandola de una revolucion_facciosa, de faltar á los tratados de Córdoba y á la santidad de los juramentos? ¿Cómo se portó en la conspiracion el 26 de noviembre? Segun el plan de los conspiradores, su obgeto era mas sublime que el de coronar á un hombre ; solo aspiraban & tener una buena convocatoria para conseguir una ilustrada representacion nacional, y evitar al imperio me gicano la vergüenza de tan criminal proclamacion. Contaban con 2.637 hombres de tropa, con buenos gefes y sugetos de principios, no con un vil populacho: ¿y por ventura la calificó de vicisitud? ¿No tomó todas las medidas necesarias para castigarla como una atroz conspiracion? Cuando el regimiento número 11 presentó al Congreso su esposicion, en que le manifestaba su adhesion al gobier no republicano, conociendo tambien que esta era la opinion general, lo que en efecto podia producir una verdadera vi cisitud, la consideró como tal? ¡No to mó despues la providencia de echar fue

ra de la capital al referido regimiento *Sus partidarios no declamaron contra es te hecho del número 11 en los papeles públicos, en las conversaciones y aun dentro del mismo Congreso, á pretes to de que trataba de prevenir su opi, nion, y de amedrentarla con la fuerza? Pues ¿cómo ahora se maneja indolente, dejando obrar a sus facciosos, y auto, rizándolos con su apatia para que con, tinúen su empresa? ¡No manifiesta esta conducta hasta la evidencia, que él es el principal motor de ella? El egército y el pueblo de esta capital acaban de tomar un partido. ¡Impostor! vil charlatan! ¿Cual es el egército y el pueblo de esta ca pital? ¿Lo son por ventura unos cuantos sargentos y los lèperos de un barrio? Y ¿cual es el partido que han tomado? ¿Por qué no lo declara? La enormidad del atentado quiza cerró sus labios, horro, riz ndose él mismo al pronunciarlo, contentándose con indicar solamente que ha bian tomado un partido. A la nacion toca aprobarle ó reprobarle. Castigarlo severamente debia decir, lo propio que el debia haber hecho si hubiera estado, animado de un verdadero patriotismo. ¡La nacion podia en algun caso aprobar un crímen de tanta trascendencia!!!

Yo ent

estos momentos no puedo mas que agradecer su resolucion. Agradecer un he. cho. que lo deshonra, suponiéndola ca

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