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Violencia que hizo Iturbide alu
Congreso.

Al Congreso solamente asistieron 8% diputados, de manera que para comple tar siquiera las dos terceras partes faltá ron 22; pues siendo el total 156, sug dos terceras partes son 104. Ya he dicho en el párrafo anterior la clase de sugetos de que se componia esa peque, na cantidad; se discutió con calor lo que debia hacerse ; y despues de muchas dis putas se mandó una diputacion à la Re gencia, para que tomase las providencias oportunas, á fin de calmar las alteracio nes populares, para que el Congreso pu diese disponer lo conveniente con entera libertad mas en lugar de hacer efecti va esta peticion justísima del Congreso, se dirigió Iturbide a él personalmente. Sa le de su casa al verle, redoblan los viVas ya pagados, y la infame y envilecida plebe comprada para este acto, qui, ta los caballos del coche, y ella misma desempeña la funcion que debian hacer aquellos brutos, y de esta suerte es con, ducido hasta el Congreso, Le acompañas ba una gran comitiva de edecanes y oficiales, y una numerosa escolta de sus granaderos imperiales. Estos quedaron formados fuera del Congreso, y aquella

entró Juntamente con Iturbide, abriendo ella misma paso al populacho para que entrase al salon, como entrò, hasta sentarse muchos leperos, frailes, y toda es pecie de canalla en las mismas sillas de los diputados, alternando con ellos, y representando el escandaloso, ridículo y Bunca visto sainete de la descarada proclamacion ^imperial. Estando el salon en está disposicion, ya se deja suponer el desorden que habria en las galerías. Iturbide aparentaba embarazo, fingia sorpre sa, arremedaba encogimiento, y parecia no estar impuesto de lo que actualmente pasaba; pero no tomaba medida alguna para contener la insolencia del pueblo, y purgar el seno del Congreso de tan inmunda y vergonzosa gavilla de lèperos y facciosos, antes al contrario, con su desentendimiento y su gesto lo apro baba. Comenzó de nuevo la discusion; pe pero la plebe cada vez mas insultante, not dejaba hablar sino á los diputados prosti tuidos y viles aduladores, que comenzaban sus discursos por los elogios de Iturbide, y por la aprobacion de su proclamacion cualquier otro diputado orador que toma→ ba la palabra, para representar algo en contra de ella, apènas comenzaba su dis→ curso, cuando era sofocada su voz por los descompasados y tumultuosos gritos de la plebe, sin abstenerse de decirles las mayores injurias é insolencias. Sin

embargo, se propusiéron algunos medion, como el de que se mantuviese todo en el estado en que habia estado aun antes de la proclamacion, mientras se consul taba la voluntad de las provincias; pues los poderes de los diputados no les da ban facultad para nombrar emperador, si no era conforme al Plan de Iguala: otros añadièron, , que en el entretanto se quedase Iturbide de único regente; es decirà de absoluto dueño del poder egecutivo; pero ni aun con estos partidos tan ventajosos se conformó la insolente plebe, y continuando sus gritos y amenaZas, llegaron a conminar al Congreso com la de que, si á la una del dia no estaba proclamado Iturbide por emperador, serian colgados los diputados del emba→ laustrado de las galerías. Ellos al oir esta sentencia, unos porque eran adictos á Iturbide, y otros por temor, conviniéron en su proclamacion, á escepcion de 15 que votaron en contra de ella: es-> te hecho los harà inmortales en la historia. Gloríense una y mil veces las provincias que han producido tan benemèritos hijos, y todos juntos lloren con lá→ grimas de sangre el atentado del nefando dia 19 de mayo: ¿qué es llorar?.... ¿Por ventura no queda mas recurso que un estèril dolor? ¡Las provincias de Mé→ gico cuando estèn instruidas de estos hechos tendrán tan poco honor y patrio

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fismo, que se dejen atropellar impune. mente en las personas de sus represen tantes por una parte del vil populacho de Mégico? ¿Pio Marcha, y cuatro léperos verán serenamente y sin contradiccion el fruto de su atentado? ¡Iturbide se reirá á sus solas de haber esclavizado á Mégico con una ridicula faccion? No, yo preveo á las provincias alarmadas, yo estoy viendo transmitirse de generacion en generacion el odio contra el indigno usurpador. Su trono está vacilante, solo está apoyado sobre crímenes que horrorizan á todo buen americano; el grito de venganza, como rayo de muerte, va á caer sobre el vil tirano, y quizas muy pronto: ¡oh genio de libertad reproducido en Bolívar! declara eterna ê implacable guerra al monstruo imperial de Mégico, y á todos los renovadores de las góticas instituciones de Europa.

Nulidad de la eleccion de emperador.

Quedo, pues, nombrado ese dia por emperador con 67 votos; es decir, con poco mas de la tercera parte del Congreso; pues si a los 15 que espresamente votáron en contra, se añaden los 74 que en el mismo hecho de no querer asistir al Congreso se opusiéron tácitamente al nombramiento, componen en

la suma 69. Con solo este alculo sen cillo se prueba la nulidad de la eleccion de Iturbide, en razon del número de diputados que lo nombraron. Se ha visto por la narracion anterior, la nulidad por razon del modo y de las circunstancias en que fué nombrado. ¿Qué apoyo legal ni aun remotamente racional podrá alegar para hacer valido su nombramiento delante de su nacion, ni de las demas del mundo? Su escesiva ambicion lo ha precipitado; no ha sabido siquiera revestir su titulo de las formulas legales que exige la Constitucion. Se ha proclamado en medio del tumulto, sin el voto de un suficiente número de diputados, sin proporcion, ni discusion, ni conexion, ni deliberacion, ni aprobacion, ni tiempo fijado para formar la ley mènes impor tante. El, no obstante, ha procurado que cuanto hace vaya escudado con el nombre del Congreso, para que se crea que la nacion es quien lo ha elevado al trono, y por lo mismo pronunció un discurso en él, despues de haber prestado juramento de obedecerle, é imprimió una proclama para el egército.

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