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berales de Paris; Iturbide puede inscribir su nombre en los anales de los, eg clavos rusos y los estúpidos austriacos imperiales; tambien puede entrar en la asamblea apóstata de la razon, en la SantaAlianza europea: aquel será colmado de las bendiciones de sus felices conciuda danos, éste cubierto de las execraciones de sus miserables esclavos. Aquel vivirâ eternamente; este otro caerá pronto al impulso de la justa venganza. No pueden ya existir tiranos en el Nuevo-Mundo; se ahogó el servilismo al atravesar el atlantico. Confundanse de horror y vergüenza todos los usurpadores, reyes, emperadores y serviles de la tierra al ver á Ja joven y brillante América fijar en la par

cia en los egércitos dos azotes destructores de todas los garantías sociales: la codicia y la violencia. Los soldados que habian comenzado por vender la libertad, acabaron por poner el trono en pública subhasta. Despues de haber matado los ciudadanos para apoderarse de sus heredades asesináron sus emperadores para dividir sus tesoros y vender la corona.

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Considerar únicamente la conservacion del Estado y del príncipe, preferirla á la de sus bienes, de su muger, de sus hijos y de su propia vida; reprimir las fallas y castigar los crímenes de sus subordinados; tener para los venci

te equinoccial de su opulento suelo el verdadero culto de la virtud, de la razon y de la filosofia. El genio de la independencia està yà levantando una estatua al inmortal Bolívar sobre el mismo teatro de sus glorias, sobre la empinada cima del ambicioso Chimborazo, que esconde en las nubes su soberbia cumbre. Sobre esta portentosa altura, la libertad política corona con inmarcesible laurel al Washington del Sur, quien pisando con noble desprecio cetros, coronas, toisones de oro, placas y demas góticas insignias del servilismo, inventadas en la apolilla da Europa, anuncia un nuevo òrden político, una nueva época tan brillante como el triunfo de los principios libera

dos el respeto debido á la desgracia, tratar los pueblos conquistados con dulzura, con equidad; mostrarse sufrido y constante en los trabajos y fatigas; modesto en la prosperidad, animoso en la adversidad, no tener otro fin, otro obgeto que el bien, la gloria, la libertad de su pais; pero negarse á procurárselos, si estos bienes solo pueden ser adquiridos ó conservados á costa de un crímen ó de una injusticia; tal debe ser un general: la historia antigua nos ofrece cinco ó seis egem plares, los tiempos modernos solo presentan dos, Washington y Bolívar.-(Mr. de Jouy, La moral aplicada á la política. Cap. xi.)

les. A sus pies está gravado el retrato del primero y último usurpador megica. no; el execrable Iturbide está rodeado de farias serviles, víveras venenosas le están royendo de envidia su bajo, mezquino é imperial corazon; el benemérito hijo de Anahuac indignado de tanta degradacion esclama.

Oh, megicanos! ¡no habrá en el cielo una maldicion secreta, no despedirá la bóveda etérea algun rayo de muerte que con implacable furor aniquile el malvado que labra su fortuna sobre las ruinas de su patria?

Oh Portius, is there not some chosen curse Some hidden thunder in the stores of hear'n Red with uncommon wrath, to blast the man. ADDISON EN CATON.

FIN.

NOTAS QUE SE CITAN.

Número 1.-Mi general instruido de que en Salvatierra se hallaban los Ra yones con muchas gavillas reunidas, concebí que proyectaban alguna empresa de tamaño, y me pareció por lo mismo necesario dirigirme con preferencia á atacarlos: sucedió asi en efecto la mañana de ayer, y el éxito ha tenido la felicidad de que solo le hacia susceptible ta proteccion que dispensa el Dios de los "egércitos a los que defienden su causa.....

.......Por la vereda indicada y el puente, & la boca de los fusiles y cañones que estaban como de continuo inflamados por el fuego incesante que hacian, sin que le detuviesen los parapetos, é irritándose con la sangre que vertian algunos, y otros veian derramar á sus compañeros, verificaron gloriosos la entrada en SalTatierra despues "de mucho tiempo de vi"vísimo fuego, remarcando en la histo"ria de este triste lugar con abundante "sangre, el viernes santo de 1813."

Despues de haber reconocido en la mañana a tiro de pistola (asi lo exigia el terreno) la línea contraria, pensé situarme una legua distante para egecutar en la noche algunas medidas que asegurasen mas el golpe, y evitaran alguna efusion de sangre; pero los bandidos que estaban

llenos de orgullo, quisieron anticipar la gloria á esta tropa, y proporcionárnos el mejor medio de santificar el dia; pues en el momento que notaron nuestro movimiento retrogrado, salieron de aquí los miserables preocupados como furias desatadas sobre nosotros, y lo mismo practicaron en el momento por un flanco las gavillas que estaban destinadas para sorprendernos por la retaguardia al tiempo que atacásemos el puente.. Su atrevimiento, que me irritó un poco, me hizo variar algo del plan, y decidirme á dar ayer el golpe que meditaba para hoy, pues derrotados los mas ciegos de los que fueron á atacarme, y casi en persecucion de los que escaparon, se concluyó la empresa.

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No es facil calcular el número de los miserables escomulgados que de resul tas de la accion descendieron ayer á los profundos abismos; pero por la relacion de los comandantes de las partidas en diversos rumbos, y los cadáveres que vi, infiero que serán como trescientos y cincuenta. Se hicieron ademas veinte y cinco prisioneros, y se tomaron las armas y municiones que acompañaré á este. Pero no ha sido muy barato el cambio, no mi general, ¡nos ha costado la pérdida del cabo José Climaco Camacho, de san Carlos, que murió en el campo del honor, y la sangre de catorce va

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