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zon: trato de elevarse inmaturamente, y para ello dicen que no perdonó intriga contra el Sr. García Conde, y el Sr. Llanos; á quienes (dicen tambien) tachò de poco espertos, y se atribuyó las victorias reportadas bajo de su mando. Sea lo que fuere de esto, lo que si vímos fué, que le sucedió al primero eu él mando de esta provincia, y luego al otro en el comando del egército del Norte. Desde este instante se apoderá ron del Sr. Iturbide otros sentimientos, y se propuso otras miras muy contrarias de los que y las que antes le habian hecho operar. ¿Cuál fué entonces su conducta politica? Examinémosla.

,,El arte de bien gobernar los pueblos y hacerlos felices, es lo que llamamos política, y podemos añadir por las circunstancias del dia, el arte de atraer los corazones á la justa causa del rey, y confirmar á los yá adheridos en el amor que tienen à S. M. De esta regla se ha separado el Sr. Iturbide en todas sus partes. Probémoslo con hechos. Sin justicia no hay buen gobierno. El Sr. Iturbide casi no la ha guardado con nadie: ha castigado á muchos sin motivo. Entre otros egemplares citaré por prime ro al capitan Malagon, y al P. Galvan de Celaya los tuvo aquí presos cerca mas de ocho meses, porque el pri mero dijo que venderia sus armas en Que

rétaro; y el segundo que habian herido al Sr. Iturbide, qué sé yo en que accion. Ahí está su causa: y me sugeto a cualquiera pena si resulta otra cosa: al primero le costó la vida y la ruina de su familia. Por segundo egemplo citaré Ja multitud de mugeres que trajo presas de Pénjamo, á las que ni se les ha instruido causa, ni héchoseles cargo alguno las mas son tan inocentes como Abel llevan cerca de dos años de prision. Por tercero citaré á un D. José Marta Camacho, de aquí, á quien tuvo preso sin causa porcion de tiempo. Por cuarto citare la órden que dió, para que las mugeres é hijos de los insurgentes que habitaban los pueblos fieles, se fueran con ellos bajo pena de la vida. Esto me consta, y generalmente he oido decir, que se conduce en todo con despotismo. Ello es, Sr. Escmo., que en la prosecucion de las causas y castigo de los rebeldes, enteramente se apartaba de los reglamentos superiores formados por V. E., y por el Escmo. Sr. Venégas. Por esto, y por lo que luego diré, es tal el terror que el Sr. Iturbide ha infundido à los pueblos fieles, que no hay hombre que no tema su venida. ¡Qué lejos ha estado de guardar aquel humanísimo capítulo II de la instruccion que dió V. E. para esta provincia, en que dice entre otras cosas: "y tratan

do á los soldados y paisanos con dulzura é indulgencia mezclada con decorosa firmeza!"

,,No pueden ser felices los pueblos si ademas de guardarles justicia no se protege su agricultura, comercio y mineria, como dice V. E en el párrafo 21 de su instruccion antedicha. El Sr. Iturbide lejos de proteger ha destruido todos estos ramos: el primero saqueando las haciendas de los vasallos no solamente fieles, sino de distinguidos servicios. Diganlo si nó las haciend as del Copal, Mendoza, el Molino, segun me han dicho, pertenecientes à los Sres. Galvez, Otero y Crespo. Bien sé que se pretestò estenuar à los rebeldes; però en sustancia ha sido acabar con los fieles. Ha quemado haciendas, y dado con esto mal egemplo á los rebeldes. Hase tomado los ganados de ellas, é imposi bilitado el futuro cultivo Habiendo prometido custodiar las heredades con la compañía rústico-volante, no lo ha verificado.

,,Ha destruido el comercio porque como S. Sría. no solamente se hizo comerciante sino monopolista del comercio; poniendo comitentes en todos los lugares, detenia los comboyes: venia el azúcar, la lana, el aceite y cigarros del Sr. Iturbide para conducirlos, dicen generalmente, que fingia espediciones del real servicio

,,Ha coadyuvado à la destruccion de fa minerìa con su compra de platas; pues para comprarlas á bajo pecio adelantaba á sus comitentes sumas considerables, y en el camino á pretesto de las urgencias de la tropa, quitaba el dinero à todos los comboyados, y repartia la tasa como le parecia. Los accionistas diéron en traer su dinero en barriles; y sabiéndolo el Sr. Iturbide ahí en Irapuato, hizo salir el comboy hasta Arandas, y de ahí lo revolviò, registró todo, y to mó el dinero que quiso. El dinero que pedia aquí con urgencia, para cuya colectacion se sacaba á los vecinos el pre ciso para el laborio de sus minas y ha ciendas, muchas veces se revolvia de la calzada, é iba á casa de su comitente, en donde yá los pobres mineros habian malbaratado su plata. A los que le quitaba el dinero les daba libramientos con⚫ tra estas cajas, sabiendo bien que no po dian pagarlo por entonces. Informese V. E. de la plata que se ha introduci do en esa casa de moneda, bajo el nombre del caballero Mosso, y confirmará lo que digo. Es imposible, Sr. Escmo., que yo historie menudamente todos los hechos justificantes de mi proposicion, seria preciso escribir un volúmen: baste lo dicho y lo que rápidamente diré de lo que me falta, para que V. E. forme idea de las cosas.

,,En lo que menos ha pensado el Sr. Iturbide, es en conciliar los ánimos: yo entiendo que mas insurgentes ha hecho con sus manejos, que los que ha destruido con su tropa. No solamente á los individuos, sino á las corporaciones mas distinguidas ha tratado con el mas alto desprecio. Si los pobres cabildos de Leon, Silao y Guanajuato pudieran hablar con libertad, oiria V. E. los desprecios y ultrages que han sufrido. Era muy frecuente en su boca decir, que entraria á degüello en tal ò tal lugar por cualquier cosa.. Aun à los sugetos bene. méritos que servian al rey bajo de sus órdenes, los estropeaba y removia á su antojo, cuando no iban con sus ideas. Pregunte V. E. por qué removió al Sr. conde de Galvez de la comandancia de Leon por què al Sr. Castro de la de Guanajuato; y por qué habria removido, si hubiese podido, à Guizarnotegui de Celaya porque le replicaban; porque no le auxiliaban en sus comercios, y porque no eran esclavos de su voluntad. En fin, ¿para qué me he de cansar en menudencias? Diré solo por conclusion, que no hay un solo hombre en la provincia fuera de sus criaturas, que lo quiera: todo el mundo. se queja amargamente'; de modo que cuando se publicò su remocion, pensáron en hacer una misa de gracias.

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