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o's reclamos se hallaba detenido Iturbi de en Mégico de simple coronel de mi dicias, sin mando, ni poder, ni consi deracion, ni concepto alguno; vivia solo entregado al juego, que es una de sus favoritas pasiones, y abandonado sus vergonzosos amores.

Motivos de la eleccion de Iturbide.

Parecerá sin duda una imprudencia imperdonable á los serviles, haber pues to por agente suyo á un hombre tan des conceptuado, tan perverso y tan malvado; pero tuviéron presentes las consideraciones poderosas que la esperien cia acreditó, y que en efecto fueron muy eficaces. La primera: que los america-nos son dòciles, faciles à deponer el est píritu de venganza, y á perdonar cual quiera agravio cuando se les hace un beneficio, y ninguno mayor para ellos que el de hacer la independencia. Segunda que nunca Iturbide hacia nada por el interes de la patria y el establecimiento de la libertad que en todo trance seria siempre et firme apoyo del despotismo, único obgeto de sus votos; que visitaria conventos de monjas, be saria la mano á los frailes, y seguiria en todo el plan que se propuso Fernando 7. en el año de 14: la tercera, que la profunda hipocresía de Iturbide, su

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artera política, su conocimiento del terreno, su buena presencia , y sus mo. dales agradables cautivarían á la plebe ignorante, disimulando y aun oscurecien do su conducta pasada con el brillante prestigio de la independencia y libertad, como en efecto así se verificó.

Maniobras de los serviles y miras de Iturbide.

Provistos ya los serviles de agente, tratáron de comenzar á maniobrar y busear prosélitos. Un personage de Mégico á pretesto de asuntos con los manilosj partió á Guadalajara á ponerse de acuerdo con el Sr. Cruz y Negrete, con lo que aseguráron las provincias internas de Mégico. Iturbide que hasta entonces habia llevado una vida privada, sin querer mez clarse en ningun asunto público, y que acaso estaba resentido porque no lo ha bian distinguido como merecian sus criminales servicios; pues él era coronel cuando á otros ménos tiranos los habia premiado la España con cruces de distincion, despachos de brigadieres, mariscales de campo &c., admitió el encargo, proponiéndose yá en su perverso coFazon engañar á los españoles y á los americanos. Consultò este negocio con su rubia Aspasia, de quien hemos hablado.

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Esta le aconsejó que de ninguna mane*, * ra proclamase el plan segun se lo habian dado en la Profesa, sino que le variase todo lo que hablara de reposicion de inquisicion, y de restablecimiento absoluto del sistema de gobierno conforme estaba en el año de 808. La razon en que se apoyaba era la mas exacta que podria darse, pues los criollos y españoles liberales, le decia, no convendrán en un plan en que no se ve otra cosa que las ideas de los serviles. Es preciso contemporizar con unos y otros, y por lo mismo conviene que en el plan ni se exaspere abiertamente á los liberales, ni se les quite toda esperanza a los serviles. Convencido de esta reflexion Iturbide, le propuso al Ldo. Zozaya que variase el plan con arreglo à aquellas ideas. Zozaya por su natural disipacion principalmente en el juego, retardaba el desempeño del encargo de Iturbide, por lo que enfadado éste, le propuse el mismo proyecto al Ldo. D. Juan José Espinosa de los Monteros, quien en efecto lo varió segun corre hoy y se proclamó en Iguala. Verificada la reforma del plan, sin que supieran nada los autores de la Profesa, se dispuso Iturbide a comenzar su obra, y con este obgeto pretendió repentinamente la comandancia de las provincias del Sur, que no podia servir su antiguo comandante Armijo, por enfermedad. Los

serviles pusieron bajo la custodia de Itur bide 700.000 pesos, à pretesto de que los condugera al puerto de Acapulco, perteneciente á su comandancia, para que los entregara á los manilos, y así se puso en camino con este auxilio. La órden circular que espidió el Gobierno de Mé gico cuando supo su levantamiento, da

en substancia una idea de todo lo dicho.*

Obgeto de los serviles para conṣeguir su empresa, y consideraciones que tuviéron para llamar al rey de España.

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El resultado de todo era que Iturbide derrotara á Guerrero, único gefe de patriotas de consideracion que habia quedado en las provincias mismas del Sur. Derrotado éste, hacerse Iturbide cabeza de partido ó un insurgente servil de nuevo cuño y especie. Neutralizadas todas las pequeñas masas de patriotas, ó sofocadas por el partido de Iturbide, y con la voz que diera de independencia, llegar á reunir las opiniones en solo él y sus pla nes. El de Iguala aunque llamaba al Rey de España á serlo en Mégico, no por eso lo consideraban capaz de alarmar los ánimos: lo primero porque Hidalgo, Allen

*Véase la nota 5.

de y los demas héroes que principiáron prácticamente la revolucion, y los conspiradores de Valladolid del año de 808, para dar crédito á su proyecto, esparciéron la voz de que solo trataban de conservar la América integra para Fernando 7.o, cortando toda comunicacion con España, para evitar que se introdugeran emisarios franceses, y por este camino se apoderara su nacion de Nueva-España, así como habia dominado á la Península. El pueblo bajo se alucinaba con estas ideas, y los hombres de luces conocian que aquella voz no era mas que un pretesto, con obgeto de que el pueblo en efecto se alucinara, y aun los españoles, o por lo menos no opusieran tanta resistencia, introduciendo entre ellos mismos la division de opinio nes. Del mismo modo discurriéron los serviles acerca del Plan de Iguala; pues aunque se llamaba al rey creian que los americanos lo atribuirían á un pretesto especioso de que se valia Iturbide para consolidar las opiniones, así como habian usado de él, aunque con poco su ceso los primeros patriotas.

Lo segundo que los animó á llamar al rey, fué el saber que muchos ame ricanos ilustrados, inclusos los diputa dos mas liberales que fuéron á España en las últimas Córtes, estaban íntimamente persuadidos, y no llevaban otras

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