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paña, que rendir la cerviz al tirano. Nada es mas compatible con su deber que el salvar la patria, ni tiene otra obligacion mas forzosa. No es V. de inferior condicion que Quiroga, ni me persuado que dejará de imitarle, osando emprender como él mismo aconseja. Con cluyo con asegurarle, que la nacion está para hacer una esplosion general, que pronto se esperimentarán sus efectos; y que me será sensible perezcan en ellos los hombres que como V., deben ser sus mejores brazos.

He satisfecho al contenido de la carta de V., porque así lo exige mi crianza; y le repito, que todo lo que no sea concerniente a la total independencia, lo demas lo disputarémos en el cam po de batalla.

Si alguna feliz mudanza me diere el gusto que deseo, nadie me competirá la preferencia en ser su mas fiel amigo y servidor, como le protesta su atento Q S. M. B. Vicente Guerrero. =Rincon de Santo Domingo á 20 de enero de 1821.

Tepecuacuilco 4 de febrero de 1821.

Estimado amigo no dudo darle à V. este título, porque la firmeza y el valor son las cualidades primeras que constituyen el caràcter del hombre de bien, y me lisongeo de darle á V. en breve

un abrazo, que confirme mi espresion Este deseo, que es vehemente, më hace sentir que no haya llegado hasta hoy á mis manos la apreciabilísima de V. de 20 del proximo pasado; y para evitar estas morosidades como necesarias en la gran distancia, y adelantar el bien con la rapidez que debe ser, envio á V. al portador, para que le dè por mí las ideas que seria muy largo de espli car con la pluma; y en este lugar solo aseguraré á V., que dirigiéndonos V. y yo á un mismo fin, nos resta única mente acordar por un plan bien sistemado, los medios que nos deben conducir indubitablemente, y por el camino mas corto. Cuando hablemos V. y yo, é ase gurará de mis verdaderos sentimientos.

Para facilitar nuestra comunicacion me dirigiré luego á Chilpancingo, donde no dudo que V. se servirá acercarse, y que mas harémos sin duda, en media hora de conferencia, que en muchas

cartas.

Aunque estoy seguro de que V. no dudará un momento de la firmeza de mi palabra, porque nunca di motivo para ello, pero el portador de ésta D. Antonio Mier y Villagomez la garantirá á satisfaccion de V., por si hubiese quien intente infundirle la menor desconfianza.

A haber recibido antes la citada de V. á haber estado en comunicacion, se

habria evitado el sensibilísimo encuentro que V. tuvo con el teniente coronel D. Francisco Antonio Berdejo el 27, porque la pérdida de una y otra parte lo ha sido, como V. escribe a otro intento á dicho gefe, pérdida para nuestro pais. Dios permita que haya sido la última.

Si V. ha recibido otra carta que con

fecha de 16 le dirigi desde Cunacanotepec, acompañandole otra de un ame. ricano de Mégico, cuyo testimonio no debe serle sospechoso, no debe dudar que ninguno en la Nueva-España es mas interesado en la felicidad de ella, ni la desea con mas ardor, que su muy afecto amigo que ansia comprobar con obras esta verdad, y S. M. B.-Agustin de Iturbide. Sr. D. Vicente Guerrero.

¿Qué cosa mas sencilla que contestar Iturbide, á no proceder de mala fé: lo mismo quiero yo, ese es el fin que me he propuesto cuando he resuelto proclamar la independencia? Pero sus miras eran muy torcidas y muy contrarias à estos laudables obgetos. Su segunda carta es un juego de voces, que nada concede ni niega en substancia.

Entrevista de Guerrero & Iturbide.

Verificada la entrevista que pidió á Guerrero, le alucinó, asegurandole que

ro que

aquel no era mas que un pretesto para no alarmar á los españoles, y que al fin él en sustancia no queria otra cosa si no la verdadera libertad de América; pe si se trascendia esta intencion, podia frustrarse la empresa, y por lo mismo era preciso dar la voz y llevar adelante las proposiciones del Plan de Iguala. Engañado Guerrero con este ar did, restaba que Iturbide engañara a la tropa suya con ideas enteramente contrarias. Esta tropa era de gente necia y realista hasta lo sumo, como escogida y creada por él para sus espediciones al Bagio; le hizo creer por tanto, que el grito que se iba a dar era el conveniente al Rey de España y á sus intereses; sin embargo, al ver la reunion con Guerrero, muchos soldados y oficiales (lo sabemos de boca de algunos de ellos) va ciláron y trataron de desertarse, creyen◄ do que se les habia engañado para con vertirlos en insurgentes verdaderos. No obstante todos estos inconvenientes, que se procuraban allanar del mejor modo posible, se diò el grito en Iguala, pueblo de la provincia de Mègico en la tiera caliente, el 24 de febrero de 1821. Aquí es necesario hacer la memoria debida á Ja hipocresía de Iturbide, que para congraciarse con el pueblo y con el egér. cito, no admitió la distincion de general que la tropa le ofrecia, antes se ar

rancò él mismo los galones de coronel de la manga del uniforme, ni quiso admitir otro nombre que el primer gefe de las tres garantías, ni mas tratamien to que el de V. S. Así se preparaba á ganarlo todo, aparentando despreciarlo todo. ¡Qué contraste hace este hecho con sus intrigas para coronarse!

Llegada de los emisarios de Itur, bide á Mégico.

Inmediatamente dirigiò sus emisarios Mégico; estos fuéron dos: Mier, hoy dia diputado en Córtes por la provincia de Guanajuato, hombre de pocos alcan ces, presumido de sabio, hechura de Iturbide, y tan adicto á él sin consideracion à su patria ni à su honor, que muchos lo llaman el imbécil esclavo de Iturbide; el otro fué el P. Piedra, de talento, de alguna instruccion; pero sin conocimientos políticos ni de mundo, y por lo mismo engañado por Iturbide, á quien tiene tambien desde entonces una pasion decidida. Uno y otro viniéron é Mégico con pliegos para el virey Apo, daca y para algunos particulares: debian haberlos presentado el dia 5 de abril, pero imprudentemente dejaron evaporar su comision, y fué preso Mier dos dias ántes, y fugado Piedra, cogiendoles to dos los papeles que traian.

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