Este pliego será abierto diez años aproveche á mi familia y tambien á este pueblo ilustre. Se encontraba al pié de éste sobre la firma de su autor, que era: FERNANDO DE ALBA Y AGUILERA. El número considerable de años que habia trascurrido, acreditaba evidentemente que la familia inmediata del depositante de aquel pliego habria desaparecido, y que alcanzando el propósito del señor Alba y Aguilera, no solo á los suyos, sino tambien á este pueblo, creímos muy luego que bien podíamos abrirlo, al solo objeto de conocer su contenido. Mas, ¿ podíamos hacerlo? Teníamos derecho para romper esos sellos é imponernos de un secreto que no nos estaba confiado? No, indudablemente no, y entonces opinámos que nuestro deber era dar cuenta á la autoridad judicial de que dependemos, para que prévias las formalidades, que se creyesen opor tunas, se mandase abrir en nombre de la ley, y solo entonces se diese á su contenido la debida publicidad. Esta era la idea que teníamos, esa, nuestra opinion; pero las personas que se encontraban con nosotros nos observaron, que el asunto de que tratase ese pliego ya no debia tener el carácter de un secreto, y que por otra parte los descendientes de Alba y Aguilera no existirian, y nadie podria alegar derecho á ese pliego, ni considerarse en manera alguna representante del secreto. Decian mas. Que los propósitos del autor eran estensivos, segun el texto de la misma carátula, no solo á su familia, sino tambien á este pueblo de Buenos Aires, y que por todo esto no podíamos tener escrúpulos de conciencia, ni dificultad en abrirlo, procediendo en seguida segun el resultado lo aconsejase. En efecto, cedimos ante tan atinadas y juiciosas observaciones, que vinieron á tranquilizar nuestra conciencia. Procedimos á su apertura con la debida precaucion, para no inferir lesion alguna al pliego; pues todos participábamos de la creencia de que podria contener la revelacion de algun misterio referente á herencia, entierro de dinero ó cosa. por el estilo, pues la imaginacion del hombre se presta fácilmente á estas concepciones fantásticas. Quitámos la carátula. Desdoblámos con cuidado un antiguo manuscristo que se hallaba dentro. Leimos con bastante trabajo, porque la letra era malísima, y su redaccion insoportable, y nos encontrámos, no con entierros de oro y herencias de Monte-Cristo; pues el señor Alba y Aguilera estaba muy distante de ser el abate Farías, prisionero del castillo de If en Marsella, sino con una curiosa relacion escrita manu propria por el referido don Fernando de Alba y Aguilera, uno de los testigos del terremoto que produjo la destruccion completa del Callao de Lima, en el Perú ; y por indicacion de algunos amigos, hemos afrontado la tarea de escribir este libro, con esos diminutos y mal organizados datos, aun cuando nos hemos permitido introducir algunas imágenes y asuntos para imprimirle alguna amenidad é interés; pero, ante todo, deseamos dar una ligera mirada sobre ese hermoso país llamado hoy República peruana. El Perú comprende una gran estension territorial, en la parte occidental de la América Meridional, teniendo al Imperio del Brasil y á la República boliviana al Este, el ardiente y precioso territorio del Ecuador al Norte, y por parte del Sur y del Oeste se encuentra Chile y el Océano Pacífico. la Su territorio tiene hermosas montañas y parte de las elevadas y gigantescas Cordilleras de los Andes; pero posee tambien valles fértiles y selvas vírgenes é impenetrables. Es digno de notarse el fenómeno que allí se observa. Entre las costas del Mar Pacífico y los nevados Andes existe un desierto, donde se encuentran colinas ó médanos de rubia y movediza arena, que, á impulso de los vientos y huracanes que allí reinan con alguna frecuencia, son desalojados de un punto para volverse á formar en otros, de una manera prodigiosa, y así se operan frecuentemente estos cambios, siendo de advertir que en esas regiones desiertas, falta absolutamente el agua, y por todos estos accidentes es peligroso hacer esa travesía. En la mayor parte del territorio peruano, principalmente en Lima, llueve poco, pero muy poco, aun cuando, en cambio, hay frecuentes nieblas y garúas que suplen perfectamente á las abundantes y copiosas lluvias; por lo demás el temperamento ordinario, que se observa en la mayor parte del país, es cálido y uniforme, pues no se sienten los cambios atmosféricos tan rápidos como entre nosotros. En la parte montañosa, reina un frio intenso, á causa de su elevacion; pero allí se encuentran en grande abundancia, metales preciosos, y puede decirse que aquel territorio fué formado por Dios, para codicia de los avaros. Las minas existentes en Pasco, Huantajaya, Muicuipampa, Trujillo, Huancabélica, etc., son muy abundantes en oro, plata, cobre, plomo y azogue. Ademas, hay llanuras, donde se produce el nitrato de soda; islas con abundante huano, |