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Chacabuco y Maipo, no descansa un solo momento, y antes bien, empieza sus nuevas tareas, preparando y organizando fuerzas para la gran campaña del Perú, la que iba á emprender bajo la poderosa proteccion del gobierno de Chile y del director supremo de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, jeneral don Juan Martin de Pueyrredon.

En mayo 6, recibió el ínclito San Martin, el honroso nombramiento de jeneral en jefe de mar y tierra del ejército espedicionario que iba á dar libertad al Perú, auxiliado, como se ha dicho, con elementos de las Provincias Unidas del Rio de la Plata y de la República de Chile; debiendo segundar los esfuerzos del gran capitan la escuadra chilena, al mando de Lord Tomas Cockrane, marino esperimentado, de gran mérito, talento y reconocido valor, con quien San Martin tuvo varias conferencias sobre asuntos de la campaña que iban á emprender.

El 20 de agosto de 1820 salió la espedicion del puerto de Valparaiso, con veinte buques perfectamente tripulados y armados y el 9 de setiembre mas de 4500 hombres de las tres armas desembarcaban en Pisco, dispuestos á

batir al déspota virey Pezuela, hasta en su regio trono de Lima.

El bravo general Arenales era el hombre indicado para prestar grandes servicios á las ideas de la emancipacion peruana.

El ejército español se componia de mas de ocho mil hombres, comandados por jefes valientes y espertos en los azares de la guerra, como Canterac, La Serna, Velazquez y otros; pero en todas partes las armas liberales se cubrian de gloria, sembrando el desaliento en el enemigo.

El país se asociaba y se pronunciaba visiblemente en favor de la independencia y hasta los batallones de línea se adherian al movimiento regenerador; al estremo que, viéndose acosados

por todas partes, los españoles tuvieron que abandonar la ciudad de Lima, que fué en seguida ocupada por los independientes, declarándose por el general victorioso que la capital del Perú acababa de entrar en el número de los pueblos libres de América.

El dia 29 de julio, se juraba por los legítimos representantes del pueblo, la independencia del Perú en las salas capitulares, con toda la solemnidad debida.

El mando provisorio del gobierno fué confiado con aplauso de los pueblos al victorioso jeneral don José de San Martin, con el título de protector del Perú. Recibió las felicitaciones de los principales personajes del pueblo, de las mas distinguidas damas, del alto clero y del cuerpo diplomático y consular, que se presentó en traje de gala.

La fiesta religiosa con Te-Deum, que se hizo por órden del general, en accion de gracia por el triunfo de las armas y de la causa de la República, fué lo mas grandioso que se habia visto hasta entonces en Lima.

CAPITULO VIII

Simon Bolivar y la carta del jeneral San Martin.

Simon Bolivar, el génio predestinado para terminar el afianzamiento de la libertad é independencia del Perú, favorecido por la fortuna y acariciado por lá gloria, se presenta en aquella época memorable con un ejército vencedor, coronado de frescos y verdes laureles.

El esforzado é inteligente guerrero colombiano, venia, segun la espresion del mismo San Martin, á completar su obra de dar libertad y sellar la independencia del Perú, poniendo al servicio de esta idea todos los nuevos y poderosos elementos de que disponia entónces aquel general.

San Martin jamás vió en Bolivar un rival de su gloria y crédito militar, sino al contrario, lo consideró como el único hombre capaz y digno de segundarlo en sus ideas, así es que cuanya pensó abandonar, como abandonó el Perú, abrigaba la confianza de que la independencia de aquel pais tan querido para su corazon, no

do

solo la dejaba afianzada, sino tambien constituidas sus autoridades y establecido el soberano Congreso.

Confiaba en que la espada y el nombre prestigioso de Simon Bolivar daria cima á la obra de espulsar del suelo fecundo de la América los últimos restos de los ejércitos españoles, que aun quedaban en armas; todo lo cual lo revela el héroe argentino en su notable carta al guerrero colombiano, escrita en los momentos de abandonar el Perú. Esa carta, que es altamente curiosa para demostrar el carácter elevado, digno, patriota y abnegado de aquel gran hombre, vamos á transcribirla en este lugar, para que el lector conozca aun mas á fondo los sentimientos nobles de aquella alma grandiosa:

"Exmo. señor libertador de Colombia, don Simon

Bolivar.

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"Querido jeneral:

"Lima, 29 de agosto de 1822.

Dije á Vd. en mi última del 23 del corriente, que habiendo reasumido el mando supremo de esta República, con el fin de separar

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