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En fin, le remito mi Lina Montalvan, y si no le es enojoso, sírvase darle un vistazo y dígame, con la franqueza del amigo, si en su opinion merece los honores de que vea la luz. Con placer me repito su muy atento y S. S.

José Victoriano Cabral.

Buenos Aires, Diciembre 4 de 1879.

Sr. D. José Victoriano Cabral.

Estimado amigo:

He recorrido con palpitante emocion y con suma curiosidad su obra titulada "Lina Montalvan ó el Terremoto de Lima, & ".

Ella es, en mi humilde opinion, digna de que vea la luz, pues su lectura ha de despertar gran interés, por los variados cuadros que exhibe, trazados con mucha naturalidad y creciente animacion.

Puedo asegurarle, que, si algun vacío dejara en la ilimitada exigencia del insaciable lector, tendrá éste que inclinarse, no obstante, ante la novedad y elevado mérito con que usted narra esa catástrofe, cuyo colorido es tan vivo que no podrá dejar de embargar la curiosidad del lector, casi siempre ávido de las escenas patéticas.

Ha sabido usted dar vigoroso nervio á las páginas que se relacionan con nuestros primeros ejércitos nacionales, al trepar las empinadas Cordilleras de los Andes, y una conmovedora

animacion al hacer la descripcion de las memorables batallas de Chacabuco y Maipo, que son y serán siempre una gloria para los argentinos. Pocas veces he tenido ocasion de ver descripciones de aquellos acontecimientos, delineados con tanto vigor como fuerza y claridad en la forma y con la maestría como usted lo hace; pues recorriendo esos interesantes episodios, créese uno trasportado á los mismos campos de batalla. Su descripcion aviva el recuerdo del inmortal cuadro de Blanes pintando la Revista de Rancagua, en que se destaca la marcial figura del primer soldado sud-americano, el bravo General San Martin, acompañado de su Estado mayor, el que concibiera la magnánima idea de dar libertad á una de las mas bellas porciones del Mundo de Colon, trasmontando aquellos nevados cerros.

Pero usted, mi amigo, no se ha detenido ahí; engolfado en lo sublime, ha querido ensanchar su campo de accion remontándose á la época en que Francisco Pizarro penetrara el Imperio de los Incas, enriqueciendo la relacion de esos hechos con importantes datos, hasta llegar al alma de su obra-el interesante episodio de

los personages que en esta figuran, bajo los nombres de Coraní y Emil Capúl. Por último, su libro le hace á usted digno de figurar á la par de célebres romancistas, coronándolo con lucimiento la leyenda de Lina Montalvan, que usted traza con novedad é interés, imprimiéndole vivos coloridos en los amores con Enrique, en las cartas de uno y otra y en los tristes fragmentos que aquella escribe poco antes de exhalar el último suspiro, todo lo que, en verdad impresiona el alma y satisface toda exigencia.

Bien, mi amigo; muy bien, reciba mis felicitaciones y la admiracion que le tributa su siempre atento y S. S. y amigo.

Su casa, Córdoba 497 8 de Enero de 1880.

Antonio Zinny.

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