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jantes y en otro antitéticos; posibilidad de descomponerse de infinitas maneras algunos de los efectos que se producen en los cuerpos en dos períodos en determinado modo opuestos, nos descubren realmente los fenómenos de interferencias, en los cuales ha venido á encontrarse la más palmaria demostracion de la hipótesis de las vibraciones. Unidad esencial, en medio de la diversidad de forma de los distintos aspectos de la actividad natural, es lo que, en último resultado, establecen todos esos diversos y separados trabajos agrupados hoy bajo el nombre comun de Teoría mecánica del calor.

Esto es lo único que, á nuestro pobre entender, se halla de real en el fondo de esas explicaciones de hechos y cambios de forma; y téngase en cuenta que el paso, aunque solo, nos parece verdaderamente gigantesco; ¿pero no sentirá cualquiera que este convencimiento llegue á adquirir la necesidad de buscar un más allá y un cimiento más sólido á sus creencias?

De tal modo nos han dominado el fundamento y principios de la llamada doctrina atómica; de tal modo unimos á la representacion real de todo la concepcion de elementos indivisibles de los cuerpos; en tal extension nos hallamos sometidos á esta preocupacion, no diré por el pronto si verdadera ó infundada, que los sabios que han querido huir de ella han tenido que llegar á la vacía concepcion de puntos matemáticos, centros de fuerza sólo virtualmente activos, viéndose, ademas de esto, obligados á dejar en pié lo esencial de la primera, como es esa separacion de elemento á elemento; esa discontinuidad de la sustancia de la Naturaleza, y ese vacío, pequeño ante nuestra vista é infinito ante la razon, donde no se comprende qué puede acontecer ni qué fines en él se realizan.

Tal concepto destruye y separa en pequeños fragmentos la unidad natural para reconstituirla despues, no ciertamente ni áun en un total y armonioso conjunto, sí como en una extraña y discontínua red cuyos nudos se hallasen en cada átomo material. Dada la existencia de éstos y su esparcimiento por el espacio ; dada tambien la forma de entenderse las leyes de la gravitacion universal y las de las acciones moleculares ; teniendo en cuenta los principios sobre que se halla fundada la Mecánica, vemos que, que se caiga ó no en la creencia de considerar á la fuerza como propiedad de la materia, aquélla se rom

pe tambien sin conservar otra unidad que la de la abstraccion; cada uno de sus elementos viene á asentar su centro en un átomo, y extiende desde allí su influjo al infinito, y en tambien infinitas direcciones, apareciendo el universo entero como compenetrado en cada uno de sus puntos por inmutables fuerzas procedentes de los antedichos centros.

Que la doctrina atómica presenta altamente oscuros los más importantes puntos, es cosa que no se atreverán á negar sus más apasionados defensores; que no se halla nada racional en ella para darnos exacta cuenta de las acciones á distancia, es bien manifiesto y evidente; que las leyes fundamentales de la Química, tales como las de las proporciones definidas y múltiples en que se ha cimentado aquella teoría, pueden interpretarse de otras maneras diferentes, es afirmacion de cuya exactitud puede cualquiera convencerse por sí fácilmente. Mas al mismo tiempo las raíces echadas por aquélla en el fondo de estas ciencias son tan hondas, que arrancarla de allí sería arrancarles, no sólo su vigor, sino su vida entera, y no es, por lo tanto, ésta obra de un momento, ni en la que puede hacerse, hoy por hoy, otra cosa que marcar la necesidad de emprenderla.

No es aquel, parece presumirse, el camino que hay que seguir cuando nos conduce á tales resultados: no es el desprecio de consideraciones fundamentales el método apropiado, si se ha de huir de esa oscuridad de los más indispensables principios que llega á ofrecer á nuestra consideracion, como indescriptible enigma, el problema de la constitucion de la materia, y baste por un momento esta sola indicacion, que por sí sola es capaz de agobiar bajo su inmenso peso á espíritus más fuertes que nosotros. Quizá en la concepcion del átomo impenetrable y extenso seamos víctimas de otra nueva doctrina del flogisto si graves eran las dificultades para aclarar la verdad que en aquélla habia, infinitas deben ser, áun relativamente, las que en ésta han de presentarse; porque, como hemos indicado, nomenclatura, teoría, hasta los más abstractos razonamientos están tan infiltrados en este momento de ella, que parece imposible, é insistimos en ello, que al prescindir de tal hipótesis pueda ni siquiera hablarse en esta ciencia. Ello es, sin embargo, que cuanto más se adelanta más se tropieza con insuperables obstáculos, marcándose cada vez con ma

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yor viveza la necesidad de ver algo más que esos sistemas de astros, para nosotros ménos que microscópicos, que en el volúmen de un milímetro cúbico han de reproducir millones de veces los sistemas de las nebulosas.

Mas no es posible realmente que otro sea el estado de estas ciencias.

Cualquiera que las estudie encuentra á cada paso las palabras fuerza, materia, movimiento, que, en lamentable confusion y sin que su sentido se halle fijado, sirven muchas veces de fundamento á las más importantes teorías. Piénsase de todo ello que se da en una esfera á que denominamos Naturaleza, sin que anteceda á tales afirmaciones un concepto de ésta ; ignorase, cuando de todo lo anteriormente indicado se habla, cómo se manifiesta la última; y hé aquí indudablemente, entre otras muchas fatales consecuencias, la razon por la que algunas escuelas, queriendo afirmar que la vida es algo natural, aseguran poco cautamente que todos sus fenómenos son únicamente físico-químicos, y cómo los afiliados á otras diferentes, que pretenden vindicar la modalidad especial de los procesos orgánison llevados en su reaccion hasta buscar fuera de la Naturaleza algo que debe ser uno de los atributos de ésta.

cos,

Este estado de una sola de las ciencias naturales es, por desgracia, al mismo tiempo un reflejo del de las demas (1); y tan poco halagüeño aspecto de desórden y confusion se marca con más vivos colores cuando, considerándolas en su conjunto, se compara lo caprichoso de la informacion de cada rama de los indicados conocimientos; la falta de unidad de plan que todas ellas presentan; el atraso, respecto de los progresos que podria haber hecho cada una si tomase de sus homólogas los últimos resultados en ellas conseguidos y no marcase sus enlaces con períodos relativamente atrasados de las otras, consecuencia esta tercera de las dos en primer término citadas; y últimamente, la falta de comun fundamento hasta en aquellas que se hallan unidas por más estrechas relaciones en alguna parte de sus fines.

(1) Véase, á propósito de este estado de las ciencias particulares, las cortas pero enérgicas y bien pensadas frases que estampa, en su notable folleto Ensayo de una Introduccion al estudio de la Historia Natural, el distinguido é infatigable profesor de la Universidad de Santiago D. Augusto Gonzalez de Linares,

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Nosotros presentimos la realidad como una unidad desde la cual se van manifestando diferencias y oposiciones en rica é infinita variedad estas condiciones, que la abrazan en su totalidad, vuelven á reproducirse una y mil veces dentro de cada sér y en cada hecho; sobre el fondo comun y eterno de cada cosa contemplamos nosotros los diversos estados transitorios que ante nuestra consideracion se van ofreciendo; y si la ciencia ha de ser lo que está destinada á representar; si ha de ofrecer un exacto reflejo del objeto de quien es imágen; si el esfuerzo que nosotros hacemos para poseer la verdad nos ha de acercar cada vez más á la forma en que se presenta intuitivamente en nuestro espíritu, es necesario que la union fundamental entre sus diversas ramas particulares, la que han de ofrecer entre sí los distintos miembros á cada una de éstas componen, y que la que deben mostrar hasta las más pequeñas partes de la más insignificante porcion de tales órganos, se marque clara y definidamente y sea una unidad esencial é indivisible, no una unidad de suma y hacinamiento.

Para ello necesitamos saber adónde vamos y por qué camino llegarémos hasta nuestro fin; cuál es, en una palabra, nuestro objeto, y por qué medios le harémos presente á nuestra consideracion, son, por lo tanto, los dos únicos y totales problemas que podemos proponernos al emprender el estudio de una cosa cualquiera. Así, si circunscribiendo estas generales prescripciones à la rama de que nos ocupamos, tratamos de ver posteriormente en qué se desenvuelve cada una de las dos, notarémos indudablemente que, para responder á la primera, necesitamos conocer lo que es la Física en sí misma, cuál es el sistema de todo lo que contiene, y cuáles los límites que la separan y las relaciones que la enlazan con las demas ciencias particulares: pasando á la segunda, nos fijarémos igualmente en que necesitamos darnos cuenta de los medios que han de emplearse y del modo de aplicarlos, y que éstas son, por lo tanto, las únicas partes y secciones en que podemos dividir la resolucion de los dos problemas antedichos.

Concepto de la Física; plan de la misma; relaciones con las demas ramas del saber y con la vida humana: fuentes de conocimiento en tal objeto; y método para la investigacion de este conocimiento, han

sido llamadas estas cinco partes, y de ellas deberémos ocuparnos sucesivamente si hemos de formar el fundamento necesario de todos los demas detalles contenidos en aquella ciencia.

La unidad de tal rama aparecera así bien marcada, y de esta manera ha de conseguirse indudablemente la aspiracion constante de todos sus cultivadores. Experimentos y medidas; indagaciones de diversos géneros; esfuerzos y perseverancia, todo lo han empleado los físicos persiguiendo este grandioso fin, ántes que buscando el simple detalle. Raro ha sido el gran observador que no ha tratado de crear al mismo tiempo una filosofía completa de la naturaleza; y tal tendencia, tan bien marcada en casi todos los momentos de su desarrollo, la ha alejado siempre en su modo de ser de la Historia natural, porque no cabia en aquélla tomar fines de vida análogos á la recoleccion, por ejemplo, durante todo el curso de una existencia, de los animales pertenecientes á un solo órden.

La Física, por lo tanto, ha reunido sus materiales de una manera más consciente y más ordenada; y aunque su estado adolece en parte de las mismas imperfecciones generales ántes de ahora señaladas, ha de encontrar ménos resistencia, siquiera el trabajo sea bajo otros conceptos más difícil, su constitucion bajo filosóficas y bien cimentadas bases. La metafísica anatematizada por Newton no ha sido nunca la séria y científica; el que aspiraba de tan enérgica manera á dar unidad á la ciencia, no hubiese rechazado jamas fundamentos evidentes y racionales. Lo que el gran físico inglés excluia de su trabajo eran los poco meditados sueños y la falta de amor al análisis y la investigacion: esto mismo es lo que hoy debe separarse completamente de ella, bien se presente con la anterior forma, ó bajo otra cualquiera que á primera vista aparezca como más propia de estas ciencias.

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El camino está trazado: los esfuerzos racionales y de observacion se aunan y se completan levantando entre todos la ciencia actual: no nos mostremos exclusivistas ni dejemos este sendero para seguir el otro: empleemos en cada cosa los medios apropiados para lograr nuestro deseo; tomemos sin preocupacion de donde debamos tomarlos los recursos para adquirir los diversos conocimientos, y así con fe y constancia conseguirémos cumpla este siglo su fin dejando algo sólido sobre lo cual puedan cimentar sus trabajos las posteriores generaciones.

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