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la misma opinion, cual era la utilidad del plan ? ¿ La única que podia haber surtido, era que el gobierno admitiese las ventajas propuestas que en ét se hacian á la España, y abandonase enteramente las hostilidades y la guerra; pero si esto no se conseguia, será necesario confesar que el plan era enteramente inútil. Iturbide nada ha hecho por la independencia: cualquiera otro que hubiera dado el grito, hubiera tenido el mismo resultado, porque estaba tan generalizada yá la opinion de ella, que á manera de torrente llevaba en su curso á todas las fuerzas del gobierno Español. No se necesitaba ni genio ni talento para seguir la favorable corriente. Cuando se necesitaba una cabeza superior y un hombre de superior genio, fué cuando dió el grito Hidalgo; entonces fué necesario crear todo, y hasta la misma opinion: el que hubiera entonces conseguido la independencia, hubiera merecido el puro homenage de la posteridad. Ni se diga que la opinion del pueblo estaba generalizada en cuanto al plan, y que por lo mismo era necesario sostenerlo. Esta es una impostura manifiesta. Ya he dicho las diversas consideraciones que esparciéron los serviles, ó que tuviéron los liberales para sobrellevar el plan en sus principios. Todo Mégico viendo el pésimo porte del gobierno, estaba esperando de momento á momen

to que Iturbide se valiese de cualquiera oportunidad de las muchas que aquel le proporcionaba en su conducta para revocar el plan. En una palabra, este cra soportado á mas no poder. Daré una prueba convincentísima de ello. La llegada de O-Donojú alarmó á todos los Megicanos: SHponian que por medio de él intentaria España usar de sus mas finas intrigas para volver á la América los grillos de que ya estaba libre. Juzgaban que esta era la ocasion mas oportuna que se podia presentar á Iturbide pára echar por tierra el plan de Iguala, sin comprometer su honor ni su palabra, haciéndole ver al nuevo virey la conducta del gobierno: por lo mismo esperaban con ansia en Puebla, que tornase Iturbide de la entrevista con O-Donojú, creyendo que el resultado seria el rompimiento absoluto de todo vinculo con España. Es de advertir que el pueblo de aquella ciudad es el mas fanático que hay en el imperio dominado por el estado eclesiástico despoticamente, y por su obispo Perez, que tanto por las adulaciones que este prelado tributó á Iturbide, como por el prestigio que ya este habia adquirido, estaba idolatrado de aquel pueblo con el mayor entusiasmo. Pues este mismo tan adicto suyo se juntó delante del palacio episcopal, luego que llegó Iturbide de tratar con O-Donojú, en la noche del 28 de Agosto del año pasado, y como

yá se habia sabido la amistad y union de este con aquel, y la sustancia de los tratados, comenzáron á gritar con la mayor exaltacion: viva el Señor Iturbide.

Ctra de las razones que da Iturbide y sus partidarios, para sostener la necesidad del tratado de Córdoba, es el haber evitado por este medio el derramamiento de sangre en Mégico, caso que no capitulara, sino que hiciera resistencia. aquí una especiosidad: léase el manifiesto de O-Donojú, y se verá en él las tristes circunstancias en que se hallaba el gobierno Español, al que le era imposible fisica y aun moralmente resistir.* En él se verá que el espiritu público estaba pronunciado y decidido que todas las provincias habian proclamado la independencia: que todas las plazas habian abierto sus puertas: que el egército constaba de 30,000 hombres de todas armas, regimentados y disciplinados; y para no cansarme, que la independencia ya era indefectible, sin que hubiese fuerza en el mundo capaz de contrastarla. Consideraciones todas que hicieron que O-Donojú jamas pensase en que podria sacar de la entrevista con Iturbide partido ventajoso para España, y aun todavia se querrá persuadir á los Americanos la necesidad de sostener el plan de Iguala, para no malograr la independen* Véase la nota 9.

cia? Hablen sin preocupacion los alucinados, y digan si la rendicion de Mégico fué mas bien obra de la imposibilidad de resistir, que de las persuaciones de O-Donojú. El gobierno hizo cuanto pudo para sostenerse, hasta que ya no pudo mas. Es verdad que las persuaciones de O-Donojú evitáron acaso que algunos realistas entusiasmados hubieran intentado resistir á toda costa ; pero tambien era de esperar que estos, por mas entusiasmados que se supongan, hubieran cedido á la ruina evidente que les amenazaba sin ninguna esperanza, á no ser por milagro de evitarla. Digan los mas ciegos preocupados á favor de Iturbide si creen de buena fé, á tener el gobierno fuerza suficiente para resistirle, hubiera cedido á las instancias y consejos de O-Donojú? A mas de que aun cuando hubiera sido necesario derramar alguna sangre para tomar á Mégico, revocado el plan de Iguala, debia haberse preferido este medio, si se deseaba la completa felicidad de América; pues se la proporcionaba en un todo, y no á medias, con la capitulacion de Megico, sog> tenicudo la validez del plan.

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Llegada de Iturbide á Azcapotzalco, y medidas que empezó á tomar para su proclamacion.

Despues de los tratados de Córdoba partió Iturbide al sitio de Mégico, que ya se puso en toda forma. Se situó en el pueblo de Azcapotzalco, y desde allí comenzó á maniobrar en la toma de la capital por medios suaves y de política, y no de hostilidad. Aquí es donde comienza la época de la ambición de Iturbide, ó por mejor decir, donde comenzó á declararse con las ideas de ser emperador. Algunos politicos fijan desde entónces esa época otros la fijan en Puebla, estimulado con los inciensos y las bagezas del obispo Perez y del pueblo otros la hacen mas antigua; y en efecto, en la hacienda de S. Martinito, cerca de Puebla, donde hizo una corta mansion Iturbide, antes de entrar á dicha ciudad, dijo un amigo suyo á un sugeto verídico: hé aqui la emperatriz de América, señalando á su muger; y añadió, porque qué hará la Nueva-España con hacer emperador á quien tanto ha trabajado por ella ? Todo puede ser ; pero lo cierto es, que en el referido pueblo de Azcapotzalco fué donde se comenzó á desplegar con claridad. Los intrigantes

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